El mayor choque que recibe un miembro de la Obra según se va adentrando en sus estructuras de pensamiento, al poco de pedir la incorporación y comenzar su intensa etapa de “formación”, es advertir que hay una fractura creciente entre la teoría: no somos como los demás, somos los demás, vivimos en medio del mundo, libertad absoluta para encaramar a Cristo en todas las actividades humanas, santificar el trabajo, ser levadura en medio de la sociedad (es decir aquello que le llevó a plantearse su vocación) y la praxis real en la que ahora se sumerge: vida “de familia”, consulta de hasta el más nimio detalle de tu vida cotidiana, ser, en la práctica, un religioso “disfrazado” de laico, desapego de tu familia, creciente pérdida de la realidad cotidiana del mundo y abducción progresiva en una coordenadas meticulosas, arbitrarias y asfixiantes, conservadurismo en todos los órdenes de la vida, censuras, un carisma fundacional baturro que se introyecta más allá de lo teológico…

Así se inicia eso que Orwell llama “doblepensar” en su novela 1984, que retrata la eficacia siniestra de una sociedad totalitaria en el control de sus súbditos, y que consiste en que tú ves una cosa, pero como en la teoría sabes otra (que además es la que se explica a los demás) vives en la práctica una doble vida de amargura e hipocresía, no siempre consciente, que le lleva, por ejemplo, a decir a Pilar Urbano, cuando en una entrevista le preguntan qué va a hacer con el dineral del último libro: “gastármelo en lo que me dé la real gana”.

Ese convertir constantemente tu real gana hacia fuera en la obligación interna para “aparecer” como un laico normal siendo, en realidad, un pseudoreligioso frustrado (el religioso de verdad vive con naturalidad su voto de pobreza, etc., y no necesita esta laica mascarada del aparentar para no se sabe ya bien qué) lleva a muchos de la Obra a vivir en sordina, robótica y maquinalmente, con un halo de tristeza y de estar siempre “protegiéndose” que solo genera estupor y pena en quienes los tratan.

Feliz Pascua a todos.

ramana