Conocí a un compañero hace aproximadamente un año y 3 meses. El primer día que trabajamos juntos con otros compañeros, comenzó a hablar de Dios, y yo, que siempre he sido creyente aunque no practicante, le comenté que quería confesarme pues llevaba 20 años sin hacerlo y sentía la necesidad. Él desde el primer momento me dijo que era del Opus Dei, pero no me importó. Me dijo que me llevaría a un sacerdote con el que él se confesaba y acepté sin demora. Llegó el día de la cita, entramos en la Iglesia, él se acercó al sacerdote a confesarse, y tras él, me dirigí hacia el confesonario. El sacerdote me dijo que mi compañero le había dicho que me quería confesar, y me preguntó mi edad y si estaba casado. Le respondí afirmativamente, y le dije que mi matrimonio era civil...

El sacerdote me dijo que empezábamos mal, puesto que yo no estaba casado, que el matrimonio civil no es un matrimonio legal, y me emplazó a casarme inmediatamente, dejar a mi mujer o coger otro camino que a lo mejor Dios me ponía delante. El sacerdote no me dio la absolución aunque me dijo que me encomendaría para casarme pronto. Salimos de la Iglesia y le comenté a mi compañero lo sucedido, y me dijo que eso se le debía haber dicho antes, y nos fuimos a tomar un café. Ya allí le comenté que le diría a mi mujer de casarme, y que regularizaría mi situación. En ese primer encuentro no disponíamos de la suficiente confianza por lo que poco más hablamos.

Un día, me comentó de la importancia de la Dirección Espiritual, y como tenía un desconocimiento teológico bastante grande, pues le dije que me gustaría asistir a una sesión con un Director, y obviamente me llevo a un centro de la obra. Allí hablé con uno de los Directores, un señor muy amable, que me hablaba dócilmente y me transmitía tranquilidad, pero al tratar el tema de mi matrimonio comenzó a hacerme hincapié en que debía hablar con mi mujer sobre eso y que tenía que casarme. Cuando llegué a casa le comenté a mi mujer que por qué no nos casábamos por la Iglesia, que tenía un compañero del Opus (en fin, le expliqué todo), y ella se echo las manos a la cabeza porque ella estudió en un centro del Opus Dei y lo pasó muy mal por la maldad de las profesoras y hacía referencia a que eso es una secta. Yo la verdad que me enojé porque no veía indicios de eso, solo lo que escuchaba de la gente, y comenzamos a estar de peleas todo el día porque yo la presionaba para casarnos al tiempo que lo hacía mi compañero y el director.

Un día, fui a un retiro invitado por mi compañero y el director, me encontré bastante bien, y a la salida el director me preguntó que qué había sentido, y le contesté que fue muy gratificante para mí. Mi compañero me llamaba constantemente, y mi mujer cada día estaba peor, con ansiedades y ataques de pánico porque decía que me quería meter en ese secta. Yo le decía que no, y me veía a escondidas con mi compañero y mi director. Me instaban constantemente a hablar con mi mujer, que la llevase a convivencias y a reuniones del centro para que ella viera lo que allí había y que no pasaba nada. Mi compañero constantemente quería que quedásemos su mujer y él junto a mi mujer y yo, pero mi mujer era totalmente reticente a él. Un día, se encontró con mi mujer mientras yo estaba con él, y de primeras empezó a hablarle de Dios, y del matrimonio, y cuando llegamos a casa, mi mujer pues entró en cólera conmigo, me acusó de hacerle una encerrona.

La tónica habitual era esa. Un día le comenté a mi compañero que ella había tenido una mala experiencia con el Opus Dei, investigó y llamó al director para conocer sobre el centro en el que estudió mi mujer, y me decía que no sabía si era del Opus, y que si lo era, no todo el mundo en el Opus era igual. En la siguiente sesión con el director (aquí comienza mi apertura de ojos), comenzó a hablar, y como el que no quiere la cosa, me preguntó que no sabía por qué mi mujer tenía esa percepción del Opus, me preguntó si había tenido alguna relación ella con el Opus (como si él no lo supiese ya, porque mi compañero se lo comentó a él), y le comenté su experiencia. Su respuesta fue la misma que la de mi compañero. Esa última visita con el director me hizo ver que jugaban con la información, que iban un paso por delante, y no me pareció nada moral.

Dejé de ir a actividades del Opus, y a mi compañero le comenté que yo no podía echar por tierra mi matrimonio civil sí, pero matrimonio, con mi mujer por salir de uno de los tantos caminos que llevan a Dios, y fue cuando el acoso fue en aumento. Intenta ponerme en contra de mi mujer diciéndome que yo cedo a ella, que no puedo ceder tanto, que ella me niega mi santificación...

Hace poco, trabajamos solos un día, y conforme pasó la noche, comenzó a hablarme otra vez de cuando me iba a casar, y hacerme el mismo discurso de mi mujer, que cuando nos íbamos a ver, que ella no quería verlo, que no quería casarse...

Comencé a tener contactos con la congregación de los Dominicos, y me parecen personas cabales, católicas y respetuosas. Le comenté mi situación y me hablaban de Dios, de su bendición y me decían que Dios no presiona a nadie, y que si Dios no presiona, nadie puede presionar. Les conté mi experiencia con el Opus, y sin llegar a decirme nada encontré en sus miradas que no compartían con ellos muchas cosas.

Le comenté a mi compañero la semana pasada mis encuentros con ellos, y noté que no le hizo gracia, y me preguntaba que qué poder se creen que tienen ellos sobre otros caminos cristianos y católicos? Ayer mismo estuve con él (porque al margen de todo esto nos une una amistad, aunque no sé si convenida por su parte), y haciendo juntos la oración, le propuse tratar el tema de la "alegría" que aprovechó para decirme que como yo estaba triste, donde más alegría conoce él es en el Opus Dei, y más adelante me comentó que me encontraba "disperso", yo pensé que iba a hacer referencia a un período temporal de unos días que he pasado un poco peor de moral pero no, me dijo que andaba buscando a Dios en unos y otros lados, y que no me había dado cuenta de que yo ya había encontrado mi sitio en el Opus. Todo esto junto con más hechos que olvidaré, como por ejemplo colocarme en la lista de San José de futuros pitables, hablarle a su director de mí, etc., han hecho que hoy mismo le diga que no quiero ni voy a estar en el Opus Dei, pero el acoso al que me veo sometido, hace que os escriba contándoos mi experiencia y pidiendo consejo.

Muchas gracias de antemano

Josepepe