Conrad :
Quería casarme y no encontraba cura. Al final, contacté con uno muy apañado y con buena fama en mi ambiente profesional de entonces. Incluso había coincidido con él en algún acto en centros en los que viví. No era, pero se llevaba bien con ellos.
En principio, aceptó encantado y ajustó su intensa agenda. Incluso me dio recomendaciones para que en mi viaje de novios a Roma "asaltara" al Papa en su audiencia como recién casados (te ponen en primera fila). Bueno, pensé, asunto resuelto como un católico practicante más, un verdadero "cristiano corriente", sin apellidos.
No obstante, a pocos días de la boda el cura en cuestión me interpeló ciertamente molesto. El problema era que no le había dicho que había sido numerario y que eso tenía que haberlo sabido antes de aceptar el encargo. Le contesté que me disculpara, pero que ciertamente no lo vi relevante. Afortunadamente, no faltó a la cita, no tenía plan B.
Hoy, más de veinte años después (y ya desde hace muchos), el cura que me casó es obispo. Y será arzobispo y cardenal, seguro. ¿Cabe esperar algo de comprensión y de aliento de jerarcas eclesiásticos como éste para quienes, por nuestra experiencia, queremos ayudar a que el Opus Dei no siga cometiendo desmanes "a su aire" y a las personas que los sufren o han sufrido?
Un abrazo.
Conrad
Publicado el Wednesday, 02 July 2014
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