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010. Testimonios
unonuevo :

Queridos Ramón y todos (orejas e infiltrados).

Leí tu texto en agosto, publicado el 12 de febrero de 2014, y no me resisto a hacer algunos comentarios sobre tus críticas a algunas decisiones vaticanas.

1.- Refiriéndote a la triste situación de los Legionarios de Cristo y al comentar lo adoptado por la Iglesia dices que no entiendes que “la institución quede en pie”. No conozco en profundidad el caso, pero no creo que sea justo que le exijas a la Iglesia que borre del mapa a esa institución por el comportamiento de su fundador, el P. Maciel. Si el espíritu, la praxis, etc. de los Legionarios son incorrectos, que la Iglesia los fulmine, pero si es por las “peculiares actuaciones” de su fundador, creo que la Iglesia ha hecho bien en no suprimir esa Orden (o lo que sea)...



   

2.- Después de comentar el tema de los Legionarios, afirmas “¿qué podemos esperar de otros casos menos graves como es el Opus Dei?”. Perdona, pero discrepo total y absolutamente. Reitero que el asunto de los Legionarios, hasta donde yo sé, radica en las “andanzas” del citado P. Maciel. Lo del OD me parece que es un caso mucho, infinitamente, más grave, porque tiene que ver con multitud de graves irregularidades de tipo institucional, contrarias nada menos que al Evangelio, la tradición de la Iglesia, las normas del Código de Derecho Canónico…, miles de veces detalladas con ejemplos concretos y vividos en estas páginas de libertad.

3.- A continuación intentas meter prisa a las actuaciones del Vaticano. La Iglesia siempre, pero mucho más en los dos últimos siglos, gracias a Dios, ha sido muy lenta. Y digo gracias a Dios porque se enfrenta a tantos y a tan graves problemas, dentro y fuera, que es aconsejable que sea lenta, y prudente, para no meter la pata. Pero en contraposición a esa lentitud que criticas, afirmas:

Encima, no es verdad que Roma "tenga paciencia" con nadie. Pedro Arrupe dijo esto en la congregación de los jesuitas en 1974:

·         «Nuestra Compañía no puede responder a las graves urgencias del apostolado de nuestro tiempo si no modifica su práctica de la pobreza. Los compañeros de Jesús no podrán oír “el clamor de los pobres”, si no adquieren una experiencia personal más directa de las miserias y estrecheces de los pobres»

·         «Es absolutamente impensable que la Compañía pueda promover eficazmente en todas partes la justicia y la dignidad humana, si la mejor parte de su apostolado se identifica con los ricos y poderosos o se funda en la seguridad de la propiedad, de la ciencia o del poder»

·         Sentimos inquietud a causa de las diferencias en la pobreza efectiva de personas, comunidades y obras.

·         En este mundo en que tantos mueren de hambre, no podemos apropiarnos con ligereza el título de pobres. Debemos hacer un serio esfuerzo por reducir el consumismo; sentir efectos reales de la pobreza, tener un tenor de vida como el de las familias de condición modesta… examinar capítulos de comidas, bebidas, vestuario, habitación, viajes, vacaciones…

Siete años más tarde sus desencuentros con la Santa Sede le habían provocado un ictus y Juan Pablo II había nombrado un prepósito saltándose las normas de la Orden”.

Comentarios:

3.1.-  En contra de lo que tú afirmas, creo que Roma tuvo una enorme paciencia con el Padre Arrupe y con la crisis de los jesuitas, que arrancó inmediatamente después de la clausura del concilio Vaticano II (1965). Algunos datos históricos, cronológicamente expuestos. Audiencia de Juan Pablo II con el P. Arrupe; 11 de diciembre de 1978. Intervención de Juan Pablo II en la Asamblea de Presidentes de la Conferencia Jesuita, en la que después de enumerar todo lo positivo de la Compañía, no se cortó un pelo y soltó: “Deseo deciros que habéis sido motivo de preocupación para mis predecesores (Juan Pablo II había enviado al P. Arrupe un texto crítico redactado por Juan Pablo I, pero su posible actuación quedó truncada por su inesperada muerte), y que lo sois para el Papa que os habla”; octubre de 1979. Nuevas audiencias del Papa al P. Arrupe el 3 de enero de 1980, el 18 de abril de 1980, el 13 de abril de 1981; etc., etc. Después de muchos “acercamientos” y seguro, segurísimo, que después de mucha oración, el santo Papa adoptó la decisión de nombrar “delegado personal” al P. Dezza el 5 de octubre de 1981. Muchos jesuitas aplaudieron con las orejas (expresión española que quiere decir que se alegraron mucho, muchísimo, pero no tiene nada que ver con los orejas de esta web, no nos liemos) por los motivos que expongo en 3.4.-

3.2.- Los textos del P. Arrupe de 1974 que citas y yo recojo textualmente entrecomillados no chocan, antes al contrario, con las docenas y docenas de manifestaciones, orales y escritas, de mi queridísimo Juan Pablo II, pero parece que tú las presentas como detonante o motivo de la decisión de Juan Pablo II de “intervenir” a los jesuitas. Juan Pablo II, en esos temas concretos, fue mucho más radical y exigente que el P. Arrupe. Como es conocido, se granjeó a pulso una profundidad enemistad del capitalismo salvaje y sus poderosos lobbies  (Yanquilandia es el paradigma, pero, evidentemente, no son los únicos) porque quemó su lengua y su pluma en arrear auténticos estacazos al hablar de salario justo, libertad sindical (“Solidaridad” polaca), dignidad humana, dignidad laboral, repulsa brutal a la explotación laboral, derecho al descanso y a la formación, fuerte críticas al trabajo infantil, justicia… en el mundo “desarrollado”, “subdesarrollado” y “superputeado” (esta última categoría es mía, de “cosecha propia”).

3.3.- Otrosí, cursi modo de hablar propio del lenguaje jurídico, Juan Pablo II no destituyó al P. Arrupe por las bravas como pareces insinuar. En junio de 1979, el P. Arrupe comenzó a elucubrar sobre la posibilidad o conveniencia de dimitir y lo comentó con los cuatro asistentes generales de la Compañía. En febrero de 1980 informó a esos cuatro barandas que ya no tenía dudas de que lo mejor era dimitir. Acorto la historia que esto parece un culebrón y no os quiero cansar. Si la queréis conocer en profundidad, cfr. “Biografía de Juan Pablo II. Testigo de Esperanza. George Weigel. Plaza & Janes Editores S.A. 1999. Páginas 573 – 580 y 627 – 630. Interesantísimo libraco de 1.311 páginas, en letra más bien pequeña, denso, a veces demasiado denso para mí, que muestra la inmensa talla espiritual y humana de San Juan Pablo II, amén -aleluya- de importantes aspectos históricos de todo tipo del último tercio del siglo XX y principios del actual. Concluyo: a la delicadísima condición física del P. Arrupe y a su posibilidad de dimitir por su avanzada edad, se suma que la obligada consulta a los 85 provinciales, realizada en marzo de 1980, arroja un “sí” mayoritario a la dimisión. A mayor abundamiento -otra vez el lenguaje jurídico-, Juan Pablo II, el 1 de mayo de 1980, envía una carta al P. Arrupe en el que le pide que no dimita ni convoque una congregación general, “por el bien de la Compañía y de la Iglesia”, hasta que vuelva de su viaje por tierras africanas.

3.4.- Segundo otrosí (y último; lo prometo). ¿Qué o quiénes provocaron el ictus al P. Arrupe? ¡Vaya Vd. a saber! En tu escrito aseguras que fueron “sus desencuentros con la Santa Sede”. Yo no me atrevería a lanzar una afirmación tan grave y, menos aún, con tanta rotundidad. Ahí van algunos datos. Los miembros de la Compañía, magnífico ariete de la Iglesia durante siglos por su profunda preparación intelectual, su pureza doctrinal, su amor y obediencia a Roma, su entrega y sacrificio para ir a lugares que nadie se atrevía a pisar (China, Japón…), etc. devino (confirmado, hoy estoy un poco cursi), en algunos sectores influyentes de la propia Orden, en una digestión -o indigestión- de las conclusiones del concilio Vaticano II, muy especialmente en el capítulo de la llamada “doctrina social de la Iglesia”. Así, muchos jesuitas -y muchísimos gachós practicantes y preocupados por lo que sucedía en la Iglesia, yo entre ellos- se alarmaron más que un pelín con las actuaciones de algunos jesuitas. A título de ejemplo, el jesuita Fernando Cardenal –no tengo la menor duda de que creía actuar de buena fe- accedió al cargo de ministro de Educación en un gobierno, el de Nicaragua, absolutamente contrario, por marxista-leninista, a las enseñanzas de la Iglesia. Creo que muchos tenemos grabada en la retina esa impactante escena: por un lado, la imagen de Cardenal, en el aeropuerto de Managua, de rodillas en el suelo y con su boina bien calada -menos cachondeo con la boina que todavía se usa en muchas partes de España- , con cara de buena persona porque esperaba un buen chorreo, ya que creo que era consciente de que se había pasado cuatro pueblos (absoluta y gratuita interpretación mía) y, por otro, la imagen del Papa, con gesto de firmeza, diría que no exenta de cariño, que yo interpreto (de nuevo, gratuitamente, perdonad) como “campeón, sí, te has pasado cuatro pueblos, pero tranqui, que todo tiene remedio”. O las manifestaciones públicas pro-aborto -en este tema, a diferencia de la actuación de Cardenal, no puedo admitir la buena fe- realizadas por el jesuita Robert Drinan, a la sazón diputado por Massachussets  (Yanquilandia). O la decidida apuesta y trabajo de muchos de la Orden para implantar y extender la “teología de la liberación” por todos los queridos países de Latinoamérica, hasta partir en dos la Iglesia de aquellas tierras. O la contumacia de los mejores teólogos de la Compañía por criticar, desde sus importantes cátedras en universidades de prestigio, todas las enseñanzas de la Iglesia. O… ¿Qué o quién le provocó el ictus al P. Arrupe? Pues sigo sin saberlo a ciencia cierta, pero intuyo que su ictus nada tuvo que ver con la Santa Sede.

3.5.- Sobre tu afirmación de que Juan Pablo II “nombró un prepósito -¡vaya palabro! aunque es absolutamente correcto- saltándose las normas de la Orden”, opino que no es cierto, y algo he apuntado antes de la delicadeza -también firmeza- con que Juan Pablo II abordó este espinoso tema, pero, para no alargar más este escrito, remito a los interesados al libro antes citado.

4.- Y entro en la recta final y en el tema que más me interesa de todo tu escrito. Dices: “Sólo así se entiende que con el Opus Dei no se haga nada, puesto que se abriría otra vía de agua donde de momento no la hay…”.

Es evidente que Juan Pablo II ha sido “agua de mayo” para el OD. Ahí es n’a: concede la Prelatura -la intención especialísimaaaaaaaa y supersecretísimaaaaaa desde hace tropecientos años, por la que miles y miles de gachós y de gachís, de todas las partes del mundo, hemos rezado mucho, hemos ofrecido millones de horas de trabajo o de estudio y nos hemos mortificado a tope y a lo bestia-, y no menos importante, la declaración del P. Escrivá como santo. Por analogía o asociación de ideas, Jacinto Choza cuenta aquí  -un abrazo, eran muy buenas tus clases en el bienio, allá en Pamplona, pero me aburrían soberanamente porque era y soy bastante tarugo- que según profundizaba en los escritos del Vaticano II, más se distanciaba de la doctrina del OD. A mí me pasó algo parecido a lo de Jacinto, aunque mi “comparativa” es distinta a la suya. Me explico. Yo nunca tuve ese fervor enfermizo por el P. Escrivá, tampoco por el P. del Portillo (nunca lo entendí, nunca consiguieron contagiarme mis hemmmanos numeratas, y me parecía fuera de toda lógica), pero reconozco que, siendo numerata, según fui conociendo y profundizando en la vida y magisterio de Juan Pablo II -ahora, santo- comencé a leer sus textos mucho más que los textos del P. Escrivá y me hice mucho más “wojtyniano” que “escrivariano”-¡otros dos bonitos palabros!-. Nunca lo conté en la charla/confidencia porque no se me ocurrió que era algo malo, me parecía algo normal; pero años después de mi salida me di cuenta que si lo hubiera contado me habrían metido un gran broncazo.

Al grano. Tengo la total y absoluta seguridad de que si Wujek, Lolek, Karol… hubiera conocido la praxis real del OD, nunca, absolutamente nunca, hubiera accedido a la aprobación como Prelatura. Ídem de ídem con la “elevación a los altares” del P. Escrivá. Nunca le tembló la mano cuando veía claro que tenía que intervenir en algo y ha sido el Papa que se ha metido en más “charcos” en la historia de la Iglesia. Respeto a los que penséis de otro modo pero, creo, que hay que entender varias cosas. ¿Qué opinión va a tener un Papa si se dan las circunstancias que expongo a continuación? Miles y miles y más miles de  miembros (ahora en España también hay que decir “miembras”) del OD -en Boston, Manila, Viena, Nairobi y, porsu, en los Madriles- le decían, en voz bajita, habitualmente rodeados de palizas que, durante cienes y cienes de horas cantaban y bailaban salmos extraños -Satur, no me seas mamón y vuelve a escribir aquí-, eso de “Santidad, soy del Opus Dei y rezo mucho por Vd. y por sus intenciones” (yo tuve la oportunidad de decírselo en bastantes ocasiones y lo digo con orgullo; la última vez que se lo dije me contestó con una afable sonrisa: “ya lo sé”, que traduje como “chaval, no seas pesao que ya me lo dijiste ayer”). Aparecían, como por arte de magia, en todos sus viajes y en los sitios más recónditos, tropecientos mil carteles con el famoso Totus Tuus. Decenas de miembros del OD se volcaron en colaborar con el pontificado (¡felicidades por tu trabajo, Navarro Valls, qué bien lo hiciste como director de Comunicación! y de eso entiendo un poco). Etc., etc. Hay orejas que han escrito aquí que el OD también ha soltado pasta gansa para solventar apuros económicos del Vaticano. Me cuesta mucho creerlo, porque el OD soltando pasta gansa no me cuadra… pero como decía el spot de TV del Trivial: “vale, aceptamos pulpo como animal de compañía”.

Lo que creo es que el OD engañó, literalmente, a Juan Pablo II, y a los anteriores Papas, porque les ocultó su praxis real y les presentó una documentación totalmente amañada y falsa, tanto en cuanto a su “iter jurídico” para conseguir ser una Prelatura como, después, para la declaración de santidad del P. Escrivá. Aquí han escrito muchos sobre la manipulación en esos dos temas: Prelatura y canonización. (Abro paréntesis: tenemos que ser conscientes de que nosotros somos unos privilegiados porque conocemos, con todo lujo de detalles, estos asuntos gracias a opuslibros. Cierro paréntesis). Coño, hay que reconocer que el OD es una auténtica máquina de poder porque tienen mucha gente extremadamente lista y hábil, disponen de abundantes medios humanos y económicos, visten muy bien la burra, se trabajaron bien a los colaboradores cercanos al Papa (san Juan Pablo II delegaba mucho), etc., etc. ¿Alguien puede dudar de que si Juan Pablo II hubiera conocido la verdad sobre la comedura de tarro a menores de edad, su adopción de compromisos para toda la vida sin tener la edad reglamentaria, la violación continua y sistematizada de las conciencias, las prácticas prohibidas, taxativamente, por la propia Iglesia en relación al sigilo sacramental, las graves faltas no sólo de caridad (p’a que poner ejemplos), sino también las prácticas ilegales (explotación miserable de la gente del OD, sin sueldo, sin cobertura de la Seguridad Social), o sobre la vida y actuaciones del P. Escrivá, hubiera aprobado la Prelatura y nombrado santo al susodicho? Como es lógico, entiendo y acepto, perfectamente, si alguno lo ve de otro modo y me gustaría que lo escribiera porque me parece un asunto de enorme interés.   

Yo también confío en que este Papa haga algo. Pero hay que reconocer que lo tiene muy difícil por las dos decisiones -Prelatura y canonización- adoptadas por el Papa anterior, porque es muy difícil que le llegue información real sobre el OD y porque si quisiera adoptar medidas debería contar con un mínimo apoyo de la Curia o de parte de ella, que ahora no parece que exista. Pero tranquilidad y mucha paciencia. Antes he defendido la conveniencia de que los tempus de la Iglesia sean lentos, pero no dudo de que, como le oí decir cienes y cienes de veces a mi padre, “no hay mal que cien años dure, ni cuerpo que lo resista”. El refranero español es muy sabio.

Además, este Papa -por cierto, jesuita- ha dado muchas muestras de que es “atípico” -santamente atípico- y entra dentro de lo posible que nos dé alguna alegría. Y si no, pues el Papa que le suceda… Tengo la convicción, no sólo el deseo, de que pronto o tarde, algo pasará. Y sobre esto me gustaría escribir aquí (si encuentro tiempo) para suscitar y conocer vuestra opinión sobre posibles escenarios de futuro, aunque algo ya he leído.

Un fuerte abrazo para ti y para todos (orejas e infiltrados).

unonuevo




Publicado el Friday, 12 September 2014



 
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