La página está muy entretenida, y cómo estoy de vacaciones -"tú trabajas menos que el viejito pascuero", me dijo el Venerable Anciano-. Me puse a reflexionar un poco sobre lo que han escrito algunos. Resumí todo en tres puntos, y hasta puse algunas citas de autor, cuando me acordé que la idea no era mía.

1. Sobre que terminaremos todos los EX en IN, a falta de vocaciones recientes.

Creo entender a que se refiere Heart, y me gustaría tranquilizarla/lo. Nadie va a re-ingresar al Opus porque le hayan ofrecido volver, combo beatificación portillana mediante...  

Nadie por lo menos que yo conozca. Pasa una cosa que tiene que ver con los matices del lenguaje, los procesos internos y el hecho de que no nos conocemos personalmente los que acá escribimos, dando lugar a malos entendidos. Yo, por ejemplo, si me lees hablando de hijos, te voy a parecer -de primera- una supernumeraria fanática, en plan familia luminosa y alegre, y nada que ver: soy una mujer normal y corriente que quiere tener hijos por un sano instinto de supervivencia. Uso palabras como "alegría", "amor" y otras que también en el Opus Dei se utilizan mucho, y no veo porqué tenga que dejar de emplearlas. Sería como regalárselas al opus, reconocerles a ellos cierta potestad en su aplicación, y no. Perdón, pero yo las empleaba de antes. Son mías, tuyas y del que las quiera usar. Lo mismo con "ciertas formas de pensamiento" que a lo mejor tiene mucho más que ver con la persona en particular, que con el opus. Pero como a veces estamos tan molestos con el opus, se nos dificulta hacer la diferencia.

2. Sobre tener HH (hijos y hemorroides)

Ramón describe, a propósito del acoso moral para tener más hijos, lo que nos pasa a las que hemos estado embarazadas: "Incluso si todo va bien, las mujeres lo pagan caro en varices, incontinencia urinaria, hemorroides, anemia y déficits vitamínicos, dolor de espalda..." y crisis de llanto, flatulencia, sensibilidad extrema, sobrepeso y edemas, agregaría yo. Pues claro que no es ninguna gracia el tema psico-físico durante el embarazo, que uno queda hecha bolsa por el desgaste, la incomodidad y la falta de sueño. Yo he tenido a mis tres retoños por parto normal -que no natural, ¿eh?, que ya en el nivel 7 me estaba subiendo por las paredes, ANESTESIA POR FAVORGGGGG!!!-, y mis recuperaciones post parto han sido rápidas, lo que no quita que mi amiga, enfermera, y que me fuera a ver no más después del primer parto, saliera arrancando. Y es que no entendía como yo había hecho aquello con mi bello cuerpo. Y es que estaba, después de parir 3.5 kilos de guagua (bebé), que no había en mi parecer ni hermosura.

Después del parto, viene la lactancia. Duele todo. Cremitas por aquí y por allá, y te sigue doliendo. Encima, no duermes nada, que cada una hora y media, hay que estar ahí, al pie de la guagua. Y si tienes más hijos pequeños, que también te requieren. Y encima marido... Toda esta pesadilla, dura hasta que se regulariza el sueño de tu bebé -verdadera terapia que hay que hacerle- como a los tres meses. Ahí recién te puedes fijar un poco en ti misma, y resulta que a duras penas sales de la ropa deportiva holgada, que nada te queda bien. Y empieza el esfffffuerzzzzzoooo, por salir a caminar, primero, por hacer dieta -que estabas "comiendo por dos"(mentira, ¡glotona!)- después, hasta que finalmente llegas a los MALDITOS abdominales, todo para tratar de volver a parecerte algo a ti misma antes del embarazo.

¿Qué si lo haría de nuevo? Probablemente sí. Ya nos miran feo en el barrio, y ya llamamos la atención en cualquier parte cuando entramos con el choclón, pero nos queda la alegría de que nuestros genes se están quedando acá en la tierra otra generación más. No es heroísmo de ninguna clase: es puro y simple instinto de sobrevivencia mamífero, que se traduce en un sofisticado amor a los nuestros y ganas de que haya más nuestros a quienes amar. Yo puedo -porque tengo buenos embarazos y aún hay agua para echarle a la olla- tener más hijos. No se trata de generosidad, sino de ganas y oportunidad. Sorry, pero nadie se puede meter en las motivaciones sobre si me quiero reproducir o no. De la misma manera que no debieran mirarnos feo por tener muchos hijos, tampoco debiéramos mirar feo a aquellos que prefieren tener pocos o no tener. (¿Será necesario explicar, que en caso de embarazo y atendiendo a los contextos específicos -y sobre todo a la persona de la madre-, asesinar a la guagua como solución a un problema, siempre me parece algo malo?)

Por último, con mi marido (que no es católico, ni creyente), no adherimos a las teorías malthusianas (Malthus, 1798), que hablan de las catástrofes que nos esperan si nos seguimos reproduciendo, pues se nos acabarían las reservas del planeta. (Traducción al 2014: que no habrá pan ni trabajo para todos). Y es que han pasado siglos desde que apareció esta teoría, la siguen reciclando, y todavía las reservas de la tierra no se han agotado, sino que al revés: tenemos un planeta cada vez más próspero y rico. Como especie, siempre estamos inventando cosas nuevas, innovando que le dicen. Las poblaciones que se mueren de hambre en África hoy, por ejemplo, no lo hacen por falta de comida, sino por la falta de interés económico en construir la logística necesaria para que la comida les llegue. Por otra parte, en occidente nos sobra comida y nos estamos muriendo por enfermedades asociadas al sobrepeso. Es decir, que es sano tener miedo al futuro, pero tampoco hay que pasarse. Que los estudios, que el trabajo, que qué será de ellos... pues QUÉ SE LAS ARREGLEN. Llevamos un millón de años sobre la tierra, debemos seguir varios millones más, antes de extinguirnos como especie. Si es que no evolucionamos en algo distinto y colonizamos la galaxia. Tengo una férrea esperanza en que algo inventaremos -inventaran nuestros hijos, como antes nuestros padres-, como siempre.

3. Sobre Juan Pablo II, si es no responsable de haberse dejado engañar con respecto al Opus Dei y por el Opus Dei.

Estoy de acuerdo con Dionisio, que la Iglesia sabe todo lo que debe saberse sobre el Opus Dei y más. Hoy y siempre. Por lo tanto, no puede decirse que la ignorancia de JPII fuera invencible, visto su cargo de gobierno. Es responsable, entonces, de sus grandes metidas de pata.

Yo a Lolek, lo sigo desde que era chiquillo. He leído sus poemas de juventud, por ejemplo. Mi foto en mi opus-libreta de él, no era de él como Papa, sino que de él como actor (!). Sus datos biográficos explican un poco porque se hizo ciego, sordo y mudo para diálogos que debieron haberse hecho en su largo pontificado: perdió a su madre antes de llegar a conocerla, luego a su padre, y todo lo que aprendió en su juventud, era que el comunismo era la más grandísima caca. En contraposición, la fe y la Iglesia. Encontró su sentido de vida en vivir según los ideales de una fe combatiente y perseguida. Por eso las tintas tan cargadas a conservar, porque se formó en una cultura necesariamente defensiva. Y ya sabemos que esas culturas -que hay tres: las constructivas, las pasivas/defensivas y las agresivas/defensivas (Ashkanasy, 2000)- no salen a explorar lo que otros puedan tener de buenos, sino que se atrincheran, por temor a perder lo que son. De alguna triste manera, los guía más el miedo que el amor, aunque haya amor y mucho.

Si a lo anterior sumamos una persona muy volcada en lo afectivo (no tuvo madre, pues), no había por donde que él dudara de aquellos que le profesaban cariño (los Opus Dei), creo que hasta cuando iba a hacer pipí. Grandes cargos: grandes bienes y grandes males, independientes de la calidad de la persona. Porque JPII era una persona, y como persona quiso a los que quiso (Al Opus Dei y a Alvarito), y no alcanzó a ver en su cariño nada más. Aunque fuera Papa y un Papa con recursos que duró chorromil años.

La historia es un juicio permanente, una re-construcción continua del pasado, una búsqueda inquisidora de respuestas, cuyo objeto es establecer algo tan poco alcanzable como la "verdad", verdad que nos ayuda -sobre todo y principalmente- a explicarnos HOY a nosotros mismos. JPII es responsable como gobernante, sí. Gracias a él tenemos Prelatura con callos pútridos y uñas encarnadas; gracias a él tenemos de santo a San Chema; gracias a él -y esto es lo "mas pior"-se ha retrasado y entorpecido la tan necesaria reforma de la Iglesia, por lo menos unos 30 años (revisen a Josef Knecht y también a ramón)... y todavía se me ocurren más cosas, pero creo que ya expliqué el punto. Sin embargo, no olvidemos que las personas somos eso puro no más. Yo, por lo menos, no conozco a nadie que pueda volar o que no requiera comer o tomar agua a diario. No conozco a nadie que sea inmortal e infalible. No conozco a nadie que no necesite cariño.

Juan Pablo II dejó la cagá, cierto, pero está muerto y no puede seguir operando en la historia. Nosotros no. Aún si nos sentimos parte de la Iglesia como si no, la realidad hoy depende de los que estamos vivos. Desde luego, su memoria no la podemos dejar en paz, porque es necesario ahondar en las cagadas, para poder contemplarlas en toda su extensión y ver cómo hacer para mejorar este Hospital de Guerra, como alguien dijo por ahí. Pero al hombre que fue, a la memoria de ese hombre, sí la podemos querer. Que hay que ser constructivos para tener una cultura constructiva, y así aprovechar de mejorar y aprender de todos.

Lizzy Babieca