Luego de tratar la patología de la “familia feliz” Goleman analiza, por su estrecha vinculación, lo que denomina “pensamiento colectivo”. Cabe precisar que Goleman sigue los trabajos de Irving Janis.

Las líneas que integran esta modalidad de autoengaño de las organizaciones son las siguientes: 1) La ilusión de invulnerabilidad; 2) La ilusión de unanimidad; 3) La supresión de dudas personales; 4) Los “guardaespaldas mentales”; 5) Las racionalizaciones; 6) La  Ceguera moral; 7) Los Estereotipos...

Estos vicios, en mayor o menor medida, configuraban al Opus en la época de Escrivá. Lo que es innegable que a Del Portillo le cabe la grave responsabilidad histórica de haber reforzado los mismos mediante un normativismo casuista, agobiante y secreto.

Volvamos a Goleman  para exponer como describe las pautas señaladas.

1. Ilusión de invulnerabilidad

En esta primera pauta, el autor señala que el colectivo social goza de una sensación de pertenencia a un grupo protector y poderoso en el que hay una admiración desmedida a su líder.

Del Portillo desplegó todos sus esfuerzos para consolidar la imagen de Escrivá como un nuevo “profeta” al que apuntaba en la lista de los grandes fundadores que aparecieron en la historia de la Iglesia.

Tanto antes como después de su muerte, Del Portillo fue responsable de un culto irracional a la personalidad del Fundador.

2. Ilusión de unanimidad

El autor apunta que “Una vez que el grupo adopta una creencia o toma una decisión, es muy probable que sus miembros sientan que tienen razón. ¿Cómo podrían equivocarse personas tan importantes?”.

Asentado el Opus en la suprema santidad del fundador, en el Opus no hay lugar para la diversidad de voces, para el disenso ni para la espontaneidad del corazón.

Si a ello se le suma el aislamiento en que viven tanto los numerarios como las numerarias, se encuentra varios elementos que permiten que la “familia” se muestre “compacta”.

3. Supresión de las dudas personales

En el Opus las dudas terminan cuando se advierte que los directores están asistidos por un particular favor divino. Si el consejo que dan las autoridades viene del mismo Dios ¿quién puede dudar?

4. “Los guardaespaldas mentales”

Para Goldman el “guardaespaldas mental” es descrito en los siguientes términos: “…Es una persona que asume la función de eliminar la información que no se ajusta a los esquemas en curso”.

Desde el ocultamiento de las normas vigentes hasta el prolijo recorte de imágenes del periódico siguiendo por las lecturas, las películas, etc., todo es motivo de control de modo que la ficción del modo vida opusino se mantenga.

Los directores, como funcionarios de facto tanto en el ámbito interno como externo, tienen todos los elementos necesarios para desempeñar el cargo de “guardaespaldas mentales” con perfecta eficacia.

5. Las racionalizaciones

La racionalización es un mecanismo defensivo que consiste en lo siguiente: “Gran parte de lo que los miembros se dicen para justificar un dudoso curso de acción son meras racionalizaciones, narraciones urdidas con el único objetivo de justificar un conjunto de creencias. Las racionalizaciones sirven para fomentar la confianza y tranquilizar el grupo con respecto a la ética”.

¿Es que acaso el Opus como institución se ha equivocado alguna vez? ¿No parecen la mayoría de las veces cuentos de niños las explicaciones que dan cuando se les señala algún error?

6. La ceguera moral:

Para Goleman consiste “… en la creencia implícita en su sentido de la justicia y la moral, una falsa suposición que permite que sus miembros tiendan a ignorar las consecuencias morales de sus decisiones. Estas creencias son el fruto de un credo grupal que afirma “somos justos y buenos”, que no es sino otro aspecto de la imagen de invulnerabilidad que el grupo de ha formado de sí mismo” (Op.cit. p. 265).

Este es un tema particularmente delicado; está vinculado con las acciones de Del Portillo dirigidas a convalidar el fraude vocacional.

7. Estereotipos

El autor afirma que “Un estereotipo es la lente desenfocada con que un grupo considera a otro” (Op.cit., p. 265-66).

La Obra se considera original, única, perfecta. La Iglesia, los Papas, los  obispos, los sacerdotes, las órdenes religiosas, nada escapa a la crítica resentida que está instalada en el Opus.

El “modelaje” institucional que estableció Escrivá y que convalidó Del Portillo ha sido fuente de daños a innumerables personas, enfermedades psicológicas, psicosomáticas, suicidios. Más aún, hay quienes alejados ya de la institución continúan aún sometidos, inconscientemente, al “modelaje”.

Finalmente, cabe una comparación con los Legionarios de Cristo. Los daños causados por el presbítero Maciel fueron aberrantes, escandalosos pero felizmente tuvieron  transcendencia pública. Las víctimas adquirieron visibilidad ante el Vaticano y la opinión pública.

Por el contrario, el Opus tiene la suerte moral de que los daños que ha provocado, por el momento, son “imperceptibles” de allí que, conjuntamente con el poder del dinero, la “familia feliz” evita la intervención de la Santa Sede.

Segundo

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