Jan, te doy mi opinión. Podríamos abordar la cuestión de la comida de coco de tu hijo en el Colegio del Opus Dei, desde dos perspectivas.

a)    Partiendo de la premisa, que el Opus Dei, es una secta interesada y destructiva que se dedica a comer el coco a los adolescentes para conseguir que se hagan numerarios del Opus Dei.

b)    Desde un punto de vista católico de la pastoral vocacional. Del que partirá mi consejo a mi manera, y deseo de corazón que de alguna manera te ayuden en algo y te den aunque sea un poco de luz a la hora de entender lo que está pasando en tu familia...

Entendiendo que consejos desde la premisa a) El Opus Dei como secta interesada y destructiva, no te van a faltar.

Para empezar, yo creo que no eres el primer padre en el mundo mundial, al que se le convierte un hijo, o al llegar a la adolescencia manifiesta una especial inclinación hacia lo religioso, o hacia la Iglesia, o hacia el Opus Dei, o hacia una orden religiosa. Habiendo de reconocer que hoy en día este tipo de hijos están en vías de extinción. Son ave raris.

En segundo lugar JAN, en una cosa tienes razón, cuando comentas que estabas equivocado, cuando te creías más listo que el Opus Dei. Te creías  más listo que Dios. JAN eres un infeliz.

Empecemos por el principio

¿Para qué llevaste a tu hijo a un colegio del Opus Dei? Por un mero exclusivismo social, para que no fuera a clase con extranjeros, para que recibiera una formación intelectual superior a la del resto de jóvenes de su edad.

Esos fines los podías haber conseguido, llevando a tus hijos a otros colegios, donde también hubieran recibido una educación intelectual inmejorable, con exclusivismo social incluido, y ausencia de extranjeros en las aulas.

Además, tu mujer nos dices que es supernumeraria, y ahora se te hace extraño el Opus Dei, eso es como casarse a sabiendas  con una catequista y luego escandalizarse porque va a dar catequesis.

En resumidas cuentas JAN, creías que lo tenías todo calculado, todo menos dos cosas, la conversión o llamada de Dios al hombre. Y lo santos y pillos que son en el Opus Dei para reclutar en sus filas a los que Dios llama y a los que no llama.

Hablemos de la conversión a Dios.

La conversión es un cambio a mejor. Se reserva el termino, para significar una transformación, amplia, profunda y permanente del propio ser; implica una reestructuración de la vida en torno a un nuevo núcleo; supone la radical transformación en la totalidad del ser. Una conversión efímera, se manifestaría  con inconsistencia y falta de raíces profundas, podría calificarse entre las conversiones falsas o menos auténticas, y desde luego, superficiales.

Tal vez la transformación de la conversión a Dios afecta en profundidad a una sola facultad del hombre, por ejemplo a la inteligencia, con los nuevos principios de una fe antes no conocida o ahora rejuvenecida.

Tal vez afecta a la voluntad con nuevas tendencias o aspiraciones fuertes hacia el bien, que antes no se sentía; pero aún en estos casos de transformaciones en una determinada facultad, el cambio de la conversión repercute en todo el ser y en toda la personalidad psicológica.

Tipos de conversiones:

-       Conversiones de la inteligencia

-       Conversiones de la voluntad

-       Conversiones del sentimiento.

-       Conversiones a la vida de perfección o santidad.

-       Conversiones comunes u ordinarias.

-       Conversiones místicas y extraordinarias.

-       Conversiones intelectuales discursivas.

-       Conversiones intuitivas.

-       Conversiones exógenas cuando el elemento determinante sea un acontecimiento exterior.

-       Conversiones endógenas, cuando el elemento determinante sea un acontecimiento interior del individuo.

-       Conversiones lentas.

-       Conversiones bruscas.

-       Conversiones profundas.

-       Conversiones superficiales

-       Conversiones patológicas.

En las conversiones auténticas, no se puede olvidar, que  cada conversión, está determinada por el influjo, de la gracia sobrenatural, secreto pero real en el hombre.

Frente a las conversiones auténticas,  estarían las conversiones patológicas, que serían las motivadas por enfermedades psíquicas, o deseos insatisfechos, tal vez no confesables, que quieren hallar su satisfacción en la religión.

Estas conversiones patológicas, serán siempre, casos individuales y aislados que no cumplirán las condiciones de permanencia y profundidad, que se requieren para las conversiones auténticas.

Como ves JAN el tema de la conversión del hombre a Dios,  o llamada de Dios al hombre da mucho juego.

Veamos las distintas posibilidades de conversión que ha podido tener tu hijo.

a)    Si la conversión de tu hijo es auténtica, poco vas a poder hacer, ya que cuando tu hijo sea mayor de edad, hará con su vida lo que quiera como cada hijo de vecino. Y tú serás un mero espectador que podrás poner buena cara, o mala cara y el sufrimiento moral correspondiente, a lo que haga con su vida.

Un paréntesis, hace poco estuve en el ingreso de un chico de 19 años en el noviciado de una orden religiosa. Se hizo una pequeña ceremonia religiosa y una vez acabada la ceremonia religiosa, fuimos a tomar el piscolabis.

 Me llamaba la atención que un joven a los 19 años, hoy en día, se hiciera novicio, y le pregunte a la madre del novicio, si ellos habían tenido algo que ver en la vocación de su hijo. La madre me contestó, que ella y su marido, aunque eran católicos, no eran especialmente religiosos, y que sólo tenían ese hijo. La madre me manifestó riéndose, (las mujeres son muy listas JAN) que ella ya se lo veía venir, pues a su hijo desde pequeño, sólo le gustaba la Iglesia, estar en La Iglesia y las cosas de La Iglesia, por lo que no les extraño, que a los 18 años les dijera que se iba a hacer religioso. Y que si su hijo era feliz así, ellos también eran felices.

b)    El otro caso, vamos a suponer que la conversión de tu hijo, en vez de ser una  conversión autentica,  fuera una conversión  patológica que sería las motivadas por neurosis o por deseos insatisfechos tal vez no confesables, que quieren hallar su satisfacción en la religión.

Estas conversiones patológicas serán siempre casos individuales y aislados que no cumplirán las condiciones de permanencia y profundidad que se requieren para las conversiones auténticas.

Este caso es harina de otro costal y peligrosísimo en un entorno Opus Dei, por los siguientes motivos.

De toda la vida, en La Iglesia, y las Órdenes Religiosas, han buscado entre aquellas personas que habían sufrido un proceso de conversión, para que se hicieran sacerdotes o religiosos, y como  no iba a ser menos, también el Opus Dei para hacerlos numerarios.

Esos semilleros de conversiones y vocaciones, eran los seminarios menores, los monaguillos, los colegios religiosos, los colegios del Opus Dei los clubs del Opus Dei, las asociaciones juveniles en la Iglesia.

Y los encargados de la pastoral vocacional estaban muy santos y muy pillos, para descubrir esas conversiones personales (la vocación) y aunque haya habido circunstancias abusos y errores, también  está demostrado que no todos los monaguillos se hicieron sacerdotes.

De esta práctica de búsqueda de  vocaciones en la actualidad por supuestísimo en los colegios religiosos ya ni se acuerdan, por lo que la media de edad de sus miembros suele estar en los 70 años.

Sin embargo el Opus Dei sigue practicándola y procurando el ambiente espiritual más propicio en sus clubs y colegios  para que se produzcan esas conversiones que ellos pescaran. Aunque la sociedad actual con su ambiente se lo ha puesto difícil.

Esta sería la diferencia esencial entre un colegio del Opus Dei y cualquier otro colegio religioso hoy en día. En el Opus Dei siguen buscando vocaciones consagradas entre sus alumnos.

Entonces si la conversión a Dios parece ser algo natural al hombre, ¿Dónde está el peligro de convertirse en un colegio o en un club del Opus Dei? El peligro está en que el Opus Dei, tiene planes quinquenales de  numero de vocaciones producidas, lo cual para alcanzar el número, provoca que se considere vocación cualquier conversión del tipo que sea, que lleve a escribir la carta de petición de admisión al Opus Dei.

Con una gravísima circunstancia añadida a lo anterior, y es que el primer proselitismo del Opus Dei, es que ninguna vocación se pierda, o sea que el que entra en el Opus Dei no sale por las buenas.

Esto  implica que si la conversión no era autentica a la vida de santidad o era una conversión patológica fruto de una neurosis o era una conversión dudosa, el converso  y pitado en la minoría de edad, lo tiene negro o muy negro en su vida,  y aquí sí que el Opus Dei, Santo y Pillo, da miedo, y mucho miedo, porque las consecuencias para el que no tiene vocación y para su entorno son imprevisibles, y a día de hoy también para el Opus Dei, si no que se lo digan a Don Rogelio Livieres sacerdote numerario del Opus Dei y Ex Obispo de la Diócesis de la Ciudad del Este en Paraguay, ya que entre los motivos de intervención de la diócesis, está el de  si entre los seminaristas y los sacerdotes ordenados, en la Diócesis de Don Rogelio, los métodos del  Opus Dei han hecho de las suyas.

Y casos de abusos vocacionales en el Opus Dei, hay para escribir una enciclopedia.

JAN desde luego no se puede prever todo en la vida, pero no te vas a cargar tu familia, por tener un hijo religioso y una mujer supernumeraria, como dice Ramón, a otro perro con ese hueso.

En conclusión todos sueñan lo que son aunque nadie lo comprende.

Si la conversión de tu hijo es auténtica no podrás hacer nada. Lourdes, la alegría de la conversión.

Si la conversión de tu hijo es patológica o el Opus Dei  manipula una conversión falsa o superficial o una vocación, te darás de bruces con las buenas intenciones  del Opus Dei.

JAN, Espero que te haya servido de algo mi opinión.

El Dios Trinitario  nos cuide.

Ruta de Aragón.