Hola a todos,

El último post de Dionisio sobre Monseñor Romero y la tragedia de El Salvador me ha dejado bastante acongojado.

Quisiera hacer unas reflexiones sobre lo que dice Dionisio, porque vienen bastante al pelo de lo que creo que es y en mi opinión debiera ser Opuslibros: un lugar para la memoria histórica, como elemento básico para la sanación de todos los dañados por el Opus Dei, y también de los que se dejen sanar dentro de esa organización...

Del post de Dionisio se deduce una cosa: que la verdad de las víctimas es desconocida. Dionisio conoce a esa persona desde hace años, pero no le había preguntado nunca por su historia personal. Y lo que es también interesante, una persona con tal historia de violencia en su vida tampoco se lo había contado. Esa es la historia de las víctimas: a casi nadie le interesa conocer su desgracia, y ellas mismas tampoco tienen ganas de rememorar lo que sucedió, parte por miedo, parte por vergüenza, incluso por haber sobrevivido cuando otros han caído por el camino.

Y esa misma historia se repite con el Opus Dei: los que se salen, por muy heridos que estén, no lo cuentan, no lo elaboran, hasta que un día deciden sacarlo todo fuera... y se lo cuentan a la oreja de guardia, a Agustina. No es que no haya víctimas, o gente dañada. Es que están en el margen. Evidentemente, el horror vivido por unos y otros no tiene parangón, pero constatemos que el esquema de funcionamiento es igual.

Frente a ello, las instituciones, en este caso el Opus Dei, siguen con su campaña propagandística: son buenas, triunfantes.... reina la paz y la armonía. Si hay alguno que se ha salido, es porque no lo había entendido, o porque era un producto defectuoso. En el Salvador, se trataba de "comunista" "guerrillero" o simplemente "agitador social". En el Opus, los consabidos "no quiso perseverar" "tenía X o Y o Z problemas"... y así, a un daño personal se junta un estigma social que justifique incluso a posteriori el daño a la persona o que lo minimice.

La memoria histórica exige recuperar la memoria del dolor de las víctimas, para hacerles justicia, para que puedan llegar a sanar, para que no se repita el horror. 

En Sudáfrica, en Liberia, en El Salvador, en Guatemala, en el Sur de USA.... No era igual ser indio o negro que blanco, no era igual ser díscolo que sumiso. Se pagaba con frecuencia con la vida. En algunos de esos países se constituyeron comisiones de la verdad para recoger lo que de verdad sucedió, más allá del discurso oficial. En España se siga recurriendo a "no remover las heridas" "no sacar a la luz viejos enfrentamientos"... siendo los descendientes de los victimarios quienes sostienen ese discurso tan pacífico y caritativo. No tienen en cuenta la gente que perdió a alguien y no lo volvió a ver, que simplemente quieren enterrar dignamente los huesos de sus padres y abuelos. Como la amiga de Dionisio, cuya hermana fue torturada y "desaparecida". ¿Tendrá ella que escuchar también esos argumentos tan "pacíficos" de la gente de ARENA? 

Frente a ello, tenemos un Evangelio que rememora la muerte y resurrección de Jesús, un subversivo teológico y político, ajusticiado como un malhechor. Sus amigos, aun a riesgo de su vida, no se callaron, no pudieron hacerlo. Y eso cambió la historia y nuestro modo de ver el mundo.

OpusLibros, desde su origen, recoge libremente la historia de la gente, gente pequeña, pero que dio mucho al Opus Dei y lo perdió: vida, tiempo, incluso salud. Esa es la grandeza de Opuslibros, el recoger lo que nadie ha querido ver durante muchos años.

Que Dios os guarde

Ramón