“Decir que entre los monjes y religiosos no hay sólo uno que deplore tales vicios, sería adelantar mucho; ¿qué podemos aducir para justificarlos? Por sus votos deben de ser los hijos más perfectos de la Iglesia; no ocuparse de cosa alguna que roce con el mundo, y entregarse totalmente a la contemplación; sin embargo, hacen todo lo contrario, pues son los hombres más avaros y ambiciosos; andan en pos del mundo en vez de huir de él; y lo que más aborrecen es la celda, el claustro, la lectura, la oración, la regla y la religión. (Nicolás de Clemengis)” Historia Universal de La Iglesia por Juan Alzog.

“Porque el amor es libre y eleva el espíritu”, solía decirle el cabecilla, para justificar todo tipo de prácticas sexuales. Con exhibicionismo incluido.” (Publicado en El País)...

Ante hechos de abusos sexuales, como los que se acaban de conocer en la Diócesis de Granada, personalmente me quedo abochornado y avergonzado de pertenecer a La Iglesia y tener estos compañeros de viaje.

Pero lamentablemente esa es solo la primera parte del bochorno y la vergüenza, pues el bochorno y la vergüenza suelen aumentar a cotas inimaginables al ver la segunda parte de la película; ¿Quién y dónde se ha hurtado la carta secreta que el denunciante mando al Papa Francisco? Y leer los comentarios de “los católicos” en los blogs “católicos”, de este caso, es de aurora boreal.

No tengo nada en contra de que el Arzobispo de Granada se postre ante el altar de la Catedral de Granada, en manifestación pública de petición de perdón; y en manifestación de la miseria y pequeñez del hombre ante Dios. Pero lo que debería hacer La Iglesia, además de postrarse ante el altar, es procurar saber que pasa en La Iglesia y que hace el personal, en la medida de lo posible, y tomar las decisiones y medidas adecuadas para que estas cosas no ocurran y estas gentes estén bien lejos de La Iglesia.

Es auténticamente patético, leer los comentarios, especialmente en Blogs “católicos”, donde abundan las opiniones, en las que se hacen reproches y culpabiliza en parte al denunciante por todo lo ocurrido. Donde se le culpa, al denunciante, si no del todo, sí en parte por denunciar, pues ahora se ha enterado todo el mundo de lo que pasa en La Iglesia española. Donde se juzga al denunciante con mentalidad racionalista, como si el culpable fuera el denunciante por denunciar; o se le atribuye cierta responsabilidad por no pensar en la reputación de  La Iglesia.

Donde se hacen comentarios sobre el denunciante de:

-¿Por qué se quedó con los romanones?, o ¿Por qué no se quedó?

-¿Por qué no  reaccionó antes y reacciona ahora?

-¿Por qué se amparó  en el Opus Dei?, y ¿Por qué no se amparó en los Franciscanos?

-¿Si el Opus Dei utiliza y manipula, o no utiliza y manipula al denunciante?

Auténticamente demencial, la falta de respeto y sensibilidad, por parte de los católicos, al chico y a su familia,  a su dolor, a su vergüenza y a lo que sufrió.

Algunos de los que hemos estado en el Opus Dei, y hemos sufrido abusos espirituales y vocacionales, sabemos lo que es entablar relaciones personales sectarias en el Opus Dei con los directores, de admiración y dependencia cuando éramos adolescentes. Por lo que no nos es muy difícil entender lo que le ha podido pasar psicológicamente y afectivamente al denunciante con ese grupo de sacerdotes.

Los años que se puede tardar en reaccionar a determinadas situaciones de abuso espiritual, y de dependencia de determinadas personas; el tremendo poder de sugestión e influencia sectaria, que tienen muchos directores, auténticos encantadores de serpientes sobre adolescentes.

Lo difícil que es romper esas relaciones personales sectarias.

Lo difícil que es encontrar a alguien a quien pedir ayuda y explicar nuestra situación, y más en ambientes eclesiales; y la desorientación más absoluta en la que se puede vivir durante años.

Por todo esto  veo lamentable, que se critique a la víctima porque acabó encontrando apoyo y ayuda en el Opus Dei, en momentos en los que estaba perdido en el bosque, y menudo bosque.

Una cosa es que el Opus Dei practique abusos espirituales y vocacionales; y la aparición de rebote del Opus Dei en este caso de abusos sexuales, al ser el denunciante supernumerario del Opus Dei, pueda hacer pensar que es como poner a la zorra a cuidar el gallinero. Pero recriminarle algo al denunciante o al Opus Dei, como si ellos tuvieran la culpa de los abusos sexuales sufridos por el denunciante, es para volverse loco.

El que está por ir a postrarse en cruz ante el altar, de La Catedral de mi pueblo, soy yo.

¡Menuda tropa! ¡Señor, ven pronto, y llévatelos a todos! El Dios trinitario nos cuide

Ruta de Aragón.