Merece comentarse la preocupación manifestada por JaraySedal (28.11.2014) de que la página web Opuslibros no debería sacar a relucir los prejuicios sectarios de los ex miembros del Opus que aquí escribimos. Hago tres comentarios a su escrito.

1. No creo que se trate de prejuicios, sino de experiencia. El prejuicio puede surgir cuando algo no se conoce bien del todo; en cambio, cuando se ha vivido y experimentado a fondo una realidad largos años, el prejuicio no tiene cabida, sino sencillamente la experiencia. En nuestro caso, sabemos por experiencia que en la vida interna del Opus, sobre todo de los numerarios/as, se funciona como en un régimen totalitario, en el que se controla lo más posible la vida íntima y la vida exterior de los miembros de la Obra de Escrivá. Por eso, a primera vista, resulta muy extraño que los directores no hayan intervenido en la redacción de la carta de denuncia que el supernumerario granadino dirigió al Papa...

2. Tampoco debería olvidar JaraySedal lo que apunté en mi escrito del 1.09.2014 sobre La doble vara de medir en el Opus Dei, tema que seguí desarrollando en dos colaboraciones del 8.09.2014 y 10.09.2014, centradas en el conocido político Rafael Larreina. La psicología de tipo “Jano”, que distingue el “fuera” del “dentro” en la actuación de una persona, es esencial para entender el comportamiento de muchos miembros del Opus y especialmente la labor de gobierno de los directores.

Aunque comparto la afirmación de JaraySedal, según la cual muchos miembros del Opus “son gente digna”, sigue siendo cierto que la psicología de tipo “Jano” predomina por desgracia en el seno de esa institución, sobre todo en los dirigentes. Sólo se puede llevar un comportamiento moral verdaderamente digno cuando, suprimido Jano, brillan la sinceridad y la transparencia que Jesús exigía en su anuncio del Reino de los cielos: la limpieza de corazón, que se sitúa en las antípodas de la psicología hipócrita y rebuscada de estilo “Jano” (comportarse de manera diferente “dentro” y “fuera”). Esta psicología, por cierto, también se ha practicado en la Iglesia hasta hace pocos años a la hora de encubrir los casos de pedofilia clerical, y el Papa Francisco la combate ejemplarmente.

Conviene a JaraySedal no olvidar esta exigencia del Evangelio para juzgar la supuesta dignidad moral de quienes pertenecen a la Obra de Escrivá y, sobre todo, la gobiernan, caracterizados por la psicología de tipo “Jano”: doble vara de medir la realidad (“dentro” se comportan de una manera distinta a como lo hacen “fuera”, esto es, cuando se relacionan con los que no pertenecen al Opus y con la opinión pública). Es por esto por lo que, vista desde “fuera”, la actuación de los escrivarianos parece propia de “gente digna”.

Así las cosas, los directores del Opus se esfuerzan ahora, en el pontificado del Papa Francisco, por no suscitar la más mínima sospecha de que encubren casos de pederastia clerical. Si el Papa se pone duro y exigente en este punto, los directores del Opus han de actuar “fuera” de su vida interna como el Papa establece. No tienen otra opción, pero recuerdo a JaraySedal que la psicología de tipo “Jano” es esencial a la vida interna del Opus.

3. Una vez dicho todo lo anterior, comparto con JaraySedal su acertada advertencia de que, por el momento, aún se está estudiando judicialmente el caso de Granada y que algunos no hemos hecho bien en Opuslibros lanzando suposiciones o especulaciones antes de saber los resultados de la investigación. Y es que, contrariamente a lo que yo mismo he escrito líneas más arriba (número 1.), cabría la remota posibilidad de que el supernumerario granadino hubiera escrito la carta al Papa sin haber consultado su iniciativa a los directores del Opus; en este supuesto caso, el supernumerario hubiera actuado por su cuenta y riesgo desmarcándose de la dirección espiritual que él recibe en el Opus (por ejemplo –y ahora también especulo– siguiendo los consejos de un psiquiatra no perteneciente al Opus). Ya sé que esta posibilidad es difícil que suceda a consecuencia de los controles con que se vive ahí dentro, pero, mientras el asunto esté bajo sumario judicial, también es arriesgado por parte nuestra lanzarnos a especular sin pruebas.

De ser cierta mi segunda suposición, se entendería que el supernumerario, no siendo experto en Derecho Canónico, haya empleado en su carta el lenguaje corriente presentándose ante el Papa como “miembro del Opus Dei”, en vez de “fiel del Opus Dei”, expresión esta última que, como recordé en mi escrito del 26.11.2014, es la que a día de hoy sólo emplea la versión oficial de la propia prelatura personal. Esperemos, pues, a los resultados de la investigación policial y judicial para salir de dudas.

Josef Knecht