Me he alegrado mucho de ver que Arturo Hernández Vega (29.06.2015) haya respondido bien a fondo a la pregunta que le planteé el 13.06.2012. Es de agradecer su esfuerzo por encontrar precedentes o fuentes literarias que inspiraron al autor de Camino, fuentes que no constan o que tal vez se ocultan adrede en la versión oficial de Pedro Rodríguez. Ahora bien, para ser justos, hay que advertir que Arturo sólo aporta una hipótesis –bien fundamentada, eso sí– de que Sellmair influyera en Escrivá. Que Francisco Botella leyera alemán, como también leían esa lengua otros numerarios intelectuales de entonces (José María González Barredo, José María Albareda), no prueba con rotundidad que las ideas de un libro de moda como era el de Sellmair llegaran a Escrivá. Arturo sí ha tenido en cuenta que Botella estaba siempre al lado de Escrivá en las pensiones de Burgos justo en los momentos en que, según dice Pedro Rodríguez, a Escrivá le entró mucha prisa por acabar y publicar su libro. Falta, pues, la prueba irrefutable de que Botella o Escrivá leyeran ese libro mientras Escrivá redactaba Camino. En cualquier caso, la línea de investigación de Arturo es la que hay que seguir.

También aprovecho para insistir una vez más en que la tesis de Fletcher Christian sobre Los orígenes ideológicos del Opus Dei (20.02.2012) me parece muy acertada. El trabajo de investigación de Arturo corrobora la tesis de F. Christian, que encuadra muy bien el trasfondo ideológico de Camino y del Opus naciente. Como bien sabemos, la versión oficial de la Obra de Escriva, a la que el editor Pedro Rodríguez se atiene al cien por cien, tiende a presentar a Escrivá como un fundador y escritor tremendamente original a raíz de la supuesta inspiración divina del 2 de octubre de 1928. Pero la realidad no fue así: Escrivá fue muy poco original en su espiritualidad y en su praxis de actuación.

Josef Knecht