Reconozco que la carta del prelado, refiriéndose al drama de los refugiados me ha dolido. Lo primero que se me ocurre es darle gracias a Dios, por haberme ido de un lugar tan gélido y deshumanizado. Pasado el primer efecto me pregunto…

1. ¿Alguien piensa que el prelado, su séquito, los directores de comisión, de asesoría o de delegación, van a hacer algo a título personal?

2. Si a los numerarios/as que trabajan, en trabajos internos o externos, se les ocurre entregar parte de su sueldo o hacer un donativo o hacerse socio de alguna ONG ¿la obra les dejaría?

3. Si una agregada con sitio en casa decide acoger a una familia y las de su grupo le quisieran apoyar económicamente ¿la obra les dejaría?

4. Si un numerario decide ceder sitio ensu casa / centro a la parroquia para guardar comida o ropa ¿la obra le dejaría?

5. Si auxiliares de una administración se propusieran hacer bizcochos para los refugiados ¿la obra les dejaría?

6. Si los supernumerarios quisieran ceder la aportación de un mes para esta causa ¿la obra les dejaría?

7. Si en un colegio de la obra se planteasen escolarizar gratis a algún niño sirio ¿la obra les dejaría?

8. Si… Suma y sigue….

A ti, que estás dentro, te digo que no intentes cambiar la obra, es tarea arduo complicada, pero si te animo a que luches para que la obra no te cambie a ti. Lucha por poner en práctica esos buenos sentimientos que están en tu corazón y que te propone Jesucristo.

Sé tú mismo, por una vez en tu vida, y sentirás, aunque solo sea también, por una vez en tu vida, una felicidad que no cambiarás por nada.

Y con respecto al prelado, como soy de las que me esfuerzo en perdonar aunque no me pidan perdón, porque me encuentro mucho más a gusto conmigo misma, solo me sale hacer mías las palabras de Cristo en la cruz: Padre, perdónale, porque no sabe lo que hace.

A. Plaza