Estimado Jorge:

Lo que te voy a decir me hubiera gustado hacerlo en privado, pero como me eres inaccesible por tu cargo de ministro del Interior, te haré la corrección fraterna en público. Y no una, sino dos, y de las gordas: aunque las dos versen sobre el octavo mandamiento (no mentirás ni levantaras falso testimonio)...

Artur Mas se presentaba con un programa soberanista y aspiraba a una mayoría absoluta.

El 16 de noviembre de 2012, en plena campaña electoral catalana, el diario El Mundo publicaba unas “informaciones” relativas a un informe atribuido a la Unidad Central de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) con motivo de la investigación del caso Palau. En él se acusa a dirigentes de CDC de recibir en cuentas personales comisiones pagadas por las empresas en la trama del Palau de la Música. Se denuncia la existencia de depósitos bancarios en Suiza y Liechtestein controlados por el presidente de la Generalitat, Artur Mas, y su padre, así como por Jordi Pujol, su esposa, Marta Ferrusola, y su primogénito, Jordi Pujol Ferrusola.  La “información” era el nuevo formato de lo que durante siglos se ha llamado “levantar un falso testimonio”; una modalidad de  mentir.

Tu respuesta al soberanismo catalán, desde que llegaste al cargo en 2012, ha sido coherente: es un problema de política criminal. Es decir: desactivar los apoyos del soberanismo requiere criminalizar a sus dirigentes. Tú hiciste posible la elaboración y publicación del informe “atribuido  a la UDEF” que difundió el Mundo.

Reconozco que ese proceder era un patrón propio de sanjosemaría y que, en la Obra, es algo arraigado. Basta recordar el testimonio de Miguel Fisac: “ y cuando un infeliz como yo se empeñó en irse de la Obra, como el Padre no quería que me fuera, le escribió una carta a mi confesor, Francisco Botella, para que él me la leyera, en la que decía: "Siento mucho que Miguel quiera marcharse porque va a sufrir mucho y va a ser un desgraciado". El camino estaba inexorablemente trazado: Miguel sufriría mucho y sería un desgraciado.  (…) Escrivá nunca quiso darse por enterado de mi felicidad y, aunque me escribía cartas muy amables, nunca quiso enterarse de mi matrimonio ni de que existían mis hijos. Porque yo, según sus predicciones, no podía ser más que un desgraciado. Y los seguidores de Escrivá, como buenos seguidores, eso sí, hicieron todo lo posible para que la profecía se cumpliera; como luego diré”.

El partido de Artur Mas perdió 12 escaños, en unas elecciones que cualquier demócrata considera alterada por la falsa información. “Quién nos iba a decir que en la redacción de EL MUNDO tendríamos la sensación de haber ganado unas elecciones autonómicas en Cataluña!” escribía Pedro J. Ramírez, director de El Mundo.

Tú montaste una estructura secreta dentro de la policía de todos para atacar a aquellos políticos que consideras atacaban “lo fundamental”. Sí, montaste una pequeña Stasi, una policía política para acosar a tus rivales. Primero fuiste a por los independentistas, siendo el primer falso testimonio el de las elecciones citadas; después, a por los de Podemos.

-No, Jorge, no me interrumpas. Eso que dices que la unidad de España lo exigía! no sirve.  Los fines no justifican los medios, como deberías saber. Eso de haber puesto en marcha una pequeña KGB, para propalar falsos testimonios y mentir entra de lleno en el octavo mandamiento, tio!!!!.

De tu Stasi nacionalista (o patriótica si te suena mejor)  salían esos informes sin firma ni sello que después publicaba “el periodista gacetillero que está siempre por ahí”, en tus propias palabras. Los dos más notables fueron contra Artur Mas y contra el alcalde Trias al que se le atribuyó una millonaria cuenta en Suiza que no existía.

La segunda corrección es tu misma reacción al publicarse las grabaciones de tus conversaciones con el jefe director de la Oficina Antifraude de Catalunya. Exclamas: “soy la víctima”, “quieren destruirme políticamente",  “es el mundo al revés que se pida mi dimisión. Soy la víctima", porque significa que no reconoces nada.

Sí, ya sé que eso también era un patrón de sanjosemaría, que cuando lo enganchaban por algo exclamaba “no nos entienden”, “nos persiguen”, etc etc.

Saludos.

Salvador