Realmente, los "documentos internos" que Sperpento nos ha recordado el otro día bastarían por sí solos para tachar de sectaria la pastoral predicada y practicada por Monseñor y sus discípulos. Él era el único buen pastor para los suyos; bueno, él y cualquier mindundi delegado por él, no se sabe en qué grado, para recibir confidencias; aparte sus curas, dispuestos para que los pecados de casa no se lavaran fuera. Es decir, pensando ahora en grandes guías de almas, como san Francisco de Sales, san Alfonso M. de Ligorio o el santo Cura de Ars, todos ellos, si se permitieran aconsejar a un miembro del Opus Dei con problemas de conciencia, serían simples cuatreros; pues el buen pastor era el mindundi ya dicho. ¡Hace falta caradura!

Pepito.