Bulos y desimulaciones acerca de Monseñor Echevarría

Gervasio, 16/12/2016

El diario madrileño ABC proporcionaba el pasado martes trece la noticia del fallecimiento de Mons. Echevarría  con estas palabras: El obispo madrileño Javier Echevarría, prelado del Opus Dei desde su elección en 1994, falleció este lunes en el policlínico Campus Bio-Médico de Roma a causa de una insuficiencia respiratoria y otros problemas de salud que habían obligado a hospitalizarle el pasado 5 de diciembre.

Me extrañó eso de “obispo madrileño”. Busqué por episcopologios, por Google, por todas partes y en ninguna fuente de información Javier Echevarría Rodríguez aparece enumerado entre los obispos madrileños. Lo que encontré es que fue obispo titular de Cilibia. El gentilicio de Cilibia es cilibio. El diario madrileño a fuer de correcto informador debiera haber comenzado así la noticia: El obispo cilibio Javier Echevarría, prelado del Opus Dei desde su elección en 1994, etc. O mejor aún, El madrileño Javier Echevarría, fue obispo de Cilibia y también prelado del Opus Dei desde su elección en 1994, y también, etc.

La noticia del ABC, por el tono y estilo en que está redactada, rezuma ese “aire de familia”, que hace reconocer a kilómetros de distancia si una mujer es numeraria o si un artículo aparecido en la prensa proviene de la oficina de información del Opus de Dei. Echevarría era obispo de Cilibia, pero se avergonzaba de serlo. He ahí el quid de la cuestión. Era obispo vergonzante de Cilibia y por eso los suyos ocultan de dónde era obispo. Ni que hubiese sido obispo de Cacas, o de otro nombre parecido. Si se dice de alguien que es obispo, resulta ridículo ocultar de dónde es obispo. Los obispos siempre lo son de algún sitio. El Derecho canónico prohíbe las ordenaciones absolutas de obispos. Lo más que consiente es que el título de ordenación episcopal sea meramente honorífico. En este caso el título fue el de obispo de Cilibia. En el caso de don Álvaro obispo de Vita. En el caso Escrivá se lo ofrecieron pero lo rechazó. No quiso ser obispo titular, sino obispo con mando en plaza. Lo que les hubiese gustado a las gentes del Opus Dei que Escrivá, Portillo y Echevarría se hubiesen ordenado a título de obispos del Opus Dei. Eso era la esencia de la intención especial. Pero la Santa Sede se guardó muy mucho de ordenar obispos a Escrivá, Portillo y Echevarría a título de prelados del Opus Dei.

¿Qué es eso de ser obispo cilibio? Como la mayoría de los lectores de ABC no conocen  que Cilibia es una ciudad, no hubiesen dado mayor importancia a eso de que Mons Echevarría fuese un obispo cilibio. En la Iglesia católica hay tanta riqueza en tema de símbolos, títulos, tratamientos, dignidades y cosas de este tenor, que la mayoría de los lectores de ABC no le hubiesen dado mayor importancia. Yo mismo, aunque procuro hcerlo bien, no me muevo demasiado bien en este terreno. He escrito Monseñor Echevarría, pero quizá hubiese sido más procedente haber escrito Ilustrísimo Monseñor Echevarría. Quién sabe.

Con lo de obispo cilibio una minoría de lectores, entre los que me cuento, hubiese recordado algo que ya conocía: que ser obispo de Cilibia es un título puramente honorífico. Cilibia es una dócesis, donde Echevarría nunca puso los pies. Se trata una diócesis extinguida. Algo así como ser marqués de Vitigudino. El marqués de Vitigudino —si es que hay o hubo tal marquesado— mandaría en Vitigudino en Edad Media y en la Edad Moderna, pero al día de hoy carece de mando alguno sobre tal lugar. Echevarría nunca fue prelado de Cilibia. Del Opus era prelado, pero no obispo. De Cilibia era obispo pero no prelado. En fin que se pretende engañar al lector de ABC haciéndole creer que era obispo y prelado del Opus Dei. Pero no es así era obispo de Cilibia y prelado del Opus Dei. ¿Por qué engañarse y engañar?

Ser obispo de Cilibia tiene, para los del Opus, una ventaja y una desventaja. La ventaja consiste en que ese título honorífico puede inducir a algunos incautos a no clasificar el Opus dentro de los institutos de vida consagrada, aunque los institutos de vida consagrada con sede central en Roma tienen la misma estructura de mando que el Opus. A los jefes supremos de los institutos de vida consagrada no se les otorgan títulos honoríficos episcopales, más que nada porque no desean tenerlos, como tampoco desean tener títulos nobiliarios. La desventaja consiste en que con tal título se resalta que el Opus no es una diócesis personal y que Mons. Echevarría fue obispo, pero no del Opus Dei. A los obispos de cualquier diócesis actualmente existente —ya personal ya territorial— no se los hace, además de obispos de la diócesis que les corresponda, obispos honoríficos de una diócesis antigua ya extinguida. 

¿Cómo quedarse con la ventaja y evitar la desventaja? Al afirmar que Echevarría fue obispo madrileño, más que pretender que alguien se trague que fue obispo residencial o auxiliar de Madrid, lo que se pretende es ocultar que fue obispo de Cilibia. Pocos creerán que fue obispo de Madrid. A poco que reflexionen, entenderán que, en el caso de Echevarría, lo de obispo madrileño se refiere a que nació en Madrid. Pero esa falsa atribución sirve para ocultar que fue obispo de Cilibia. El engaño consiste en afirmar que fue obispo y ocultar que fue obispo de Cilibia. Se oculta de dónde fue obispo, para, a continuación afirmar que fue Prelado del Opus Dei. No se llega a aseverar que fue obispo del Opus Dei, pero se induce a que el lector llegue a esa errónea conclusión.

La carta Invanescit Ecclesia de la Congregación de la Doctrina de la Fe denuncia tal error.  Como afecta a la naturaleza misma de la jerarquía eclesiástica, tal error es de naturaleza herética, como señalé en Ya era hora. El Opus no parece tener en cuenta tal llamada a la ortodoxia, a la hora de dar noticia del fallecimiento de su anciano prelado. Qué mala es la pertinacia en el error, especialmente si se mueve en el terreno de la herejía. Usar un título que a uno no le pertenece —ser usurpador de títulos— es un delito tanto para el Derecho canónico como para el Derecho estatal.

Hay otra falsificación de títulos, en la noticia de ABC sobre el fallecimiento de Echevarría. Se oculta que su principal título fue ser presidente de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz. Los componentes de esa sociedad son clérigos: sacerdotes y diáconos. En puridad debería llamarse Sociedad clerical de la Santa Cruz. Es precisamente esa presencia de clérigos lo que permite que la institución fundada por Escrivá haya podido ser erigida en prelatura personal. Las prelaturas personales son y están pensadas para organizar actividades peculiares de presbíteros y diáconos. En la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz hay muchos presbíteros que no tienen por prelado al Echevarría de turno. Tienen su propio prelado que es el obispo diocesano. Por eso a la sss+ no se le atribuye la condición de prelatura, sino la de sociedad.

En los sucesivos Catecismos de la Obra y en muchos otros documentos provenientes del Opus se dice que en aras de la brevedad en vez de Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz y Opus Dei, suele y puede decirse simplemente Opus Dei. Con esa designación, más que brevedad, lo que se pretende es ocultar la naturaleza asociativa de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz y Opus Dei. A mi entender, en aras de la brevedad lo que se suele decir es el Opus, omitiendo el Dei. Esa denominación es propia de quienes no pertenecen al Opus. Los del Opus, en aras de la brevedad, acostumbran a decir la Obra, the Work o lo que proceda  en cada lengua vernácula.

Hay quienes, sin ser religiosos, imitan su modo de vida. De ellos se dice que viven ad instar religiosorum. Los del Opus viven ad instar ecclesiastica  hierarchiae (eso daría para otro artículo. A ver si algún día me animo.). Se lo toman tan a pecho que de vez en cuando la Santa Sede tiene que llamarles la atención, porque en ocasiones se pasan siete pueblos. En esta noticia del ABC se han pasado sólo tres.

Gervasio