Quiero dejar constancia en primer lugar de la importante labor que realizan los notarios en diversos ámbitos de nuestras relaciones sociales y el buen hacer aconsejando y aportando su conocimiento en temas que no son de dominio público ya que son operaciones que no se realizan todos los días y es difícil por lo tanto que un ciudadano de a pie esté al tanto del contenido real de las obligaciones y derechos que asume al firmar por ejemplo una hipoteca o un préstamo bancario… 

También es encomiable su buen hacer profesional en la gran mayoría de los casos y su buena y generosa disposición a servir a los ciudadanos como demuestra por ejemplo la buena acogida que tenido entre los mismos la reciente disposición que trata de evitar los abusos – generados normalmente por falta de conocimiento y exceso de confianza- que se producen en algunos contratos, por ejemplo las tan de moda cláusulas abusivas e ilegales de algunos productos bancarios. 

Dicha nueva disposición por lo que he entendido obliga a que el notario informe de forma gratuita en una primera visita del contenido del contrato que se va a firmar y se asegure de que la persona que lo va a firmar comprende las condiciones y los riegos que en su caso asume, dándole tiempo así a meditar la conveniencia o no de aceptar las condiciones que normalmente antes se firmaban en una única visita - aquí te pillo aquí te mato -en presencia de las dos partes del negocio, lo que hacía que muchas veces se obviasen necesarias aclaraciones y se firmase sin tener verdadero conocimiento de los compromisos o riesgos que se asumían.

Dicho esto también hay otra realidad que creo que es necesario sacar a la luz para procurar de alguna manera conseguir que dejen de producirse hechos que rayando en la ilegalidad son el pan nuestro de cada día y que por su modus operandi suelen quedar en total impunidad.

Creo que no sería exagerando decir que todos conocemos directamente o a través de terceros algún caso en el que una persona de avanzada edad, con sus capacidades intelectuales lógicamente disminuidas cuando no directamente deterioradas, e incluso , con diagnósticos y tratamientos contrastados en servicios médicos, (normalmente demencia senil, parkinson y depresión en diversos estados y fases) resulta que a su fallecimiento se descubre que en los últimos años de su vida, y cuando en muchos casos era conocido y evidente que ya no tenían plena capacidad para regir sus intereses, acudieron a un notario y cambiaron su testamento, hecho años antes en plena forma física y mental, modificando sus estipulaciones de forma, en algunos casos,  muy radical.

Son casos de personas que mantuvieron durante muchos años un testamento previo y que habían siempre manifestado a sus familiares cercanos su voluntad (por ejemplo la de dejar todos sus bienes a sus descendientes a partes iguales), y después resulta que esto se cambia de forma semisecreta estando en el ajo solo las personas a las que sorpresivamente se beneficia y que en muchos de los casos son las mismas personas que redactando el nuevo testamento, e incluso acompañan a estos ancianos al notario. Creo que no es necesario explicitar las condiciones de estos nuevos testamentos: nombramiento de albaceas y apoderamiento a partes interesadas que no aparecían en anteriores testamentos , nuevos legados, etc...).

Estas prácticas son recurrentes por parte de organizaciones en las que todos estamos pensando, organizaciones donde también se sugiere a sus miembros que realicen testamento a favor de entidades pantalla de esas que no son pero si son, y cuyos bienes no pertenecen legalmente a estas organizaciones pero – santa pillería – se disfruta de ellos con total libertad y liberalidad.

Organizaciones que dedican muchos esfuerzos para acceder a este segmento de personas mayores adineradas, dedicándoles mucho personal y recursos y que incluso cuentan con la complicidad de determinados centros médicos.

Por ejemplo a un supernumerario que ya ha sido exprimido como un limón casi en su totalidad, en sus últimos días se le atiende sobre mínimos, no se envía a un sacerdote sino a una monja a darle la comunión diaria, las visitas de sus hermanos son más bien escasas (salvo la recaudación de la aportación que no se despista ni un mes mientras es posible obtenerla). Sin embargo, otra persona que haya colaborado esporádicamente y que sin estar en contra tampoco esté muy a favor de la Obra, porque no la acaba de “entender “es abrumada tanto ella como su familia con atenciones de todo tipo cuando es hospitalizada y pasa a ser un objetivo “premium” en el plan de acción de la provincia. Incluso se accede a atenciones especiales de las altas instancias garantizándole una línea directa con el más allá, pero con la suite presidencial del más allá, no el cielo de los comunes y por supuesto ni hablar de purgatorio si la aportación es lo suficientemente generosa. (Esto lo he vivido y quizás cuando pase un poco de tiempo pueda contarlo con detalle ).

Lo que sí me ha tocado a mí de cerca es el caso de un numerario que se salió después de 30 años en buen plan, (para salir en buen plan casi es preferible que se queden, a veces sospecho que son salidas “amañadas” para conseguir determinados fines, como cuando se permite a un socio mentir sobre su pertenencia a la Obra si esto “conviene” en ese momento), volvió al hogar paterno y en dos años de convivencia con sus ancianos padres estos “milagrosamente” cambiaron su testamento nombrándolo albacea y heredero favorecido, y como esto no se supo hasta el fallecimiento del primero de sus progenitores y además fueron fallecimiento muy seguidos, sus hermanos de “ sangre” se quedaron con un palmo de narices y una cara de idiotas de aquí a Roma. Uno de ellos con gran sentido de humor, y persona conocida en el mundo de la televisión, solo suele comentar que siempre había dicho “piensa mal del Opus y acertarás” pero que como la realidad superó a la ficción ahora ha cambiado y lo que dice es “piensa mal del Opus y te quedaras corto”.

Dicho todo esto y volviendo a los notarios (hay un sobrino de un anterior prelado que ejerce la profesión y es utilizado para casos “delicados”) desde aquí - modestamente y sin ánimo de faltar a nadie ni de generalizar- quiero llamar la atención a estos profesionales para que extremen la vigilancia, para que sean conscientes de que se cometen estás tropelías e incluso rogarles que abran un debate interno que propicie la regulación (así como se ha hecho con las hipotecas que exigen una primera visita informativa) para poder evitar estos casos donde se manipula interesadamente a un anciano. Muchas veces bastaría con que el notario (un notario que no debiera obediencia a sus directores, claro) efectuara a solas un breve reconocimiento y unas preguntas para ver si la persona es consciente de lo que está haciendo. Incluso pudiera ser que se pidiera un certificado médico a las personas de edad avanzada o simplemente un informe de qué enfermedades padecen y qué tipo de medicación están tomando.

Comprendo que esto sin una normativa que lo ampare es complicado ya que aunque el notario se dé cuenta de la posible situación de incapacidad o manipulación del testador, lo único que sacaría mencionando sus dudas sobre el acto que se va a realizar es enfrentarse con el cliente y las personas que han preparado los cambios. O sea perder un cliente y ganarse una seria enemistad en algunos casos con los futuros herederos y en otros con poderosas organizaciones con mucha "mano" en el mundo judicial. Sin embargo, si hubiera una regulación detrás se harían de oficio ciertas comprobaciones que podrían evitar estas prácticas indignas de gente de bien y más aún de organizaciones que supuestamente son obra de Dios.

Por un mundo mejor para tod@s

JoséyLuis