Con motivo del 90 aniversario, el Padre fue invitado al Campus Bio Medico para celebrar el 25 aniversario de la institución.

Ha sido la habitual o clásica visita, más de imagen que de sustancia. El contenido de sus palabras, tanto en público como en privado, privado de profundidad real, si no pleno de clichés repetidos; mucho menos ha habido una efectividad comunicativa. A veces resultaba ridículo comprobar cómo las personas de casa, así como los miembros de la Comisión / Delegación, iban emperifollados y se mostraban afectadamente cordiales con todos. Y todos demasiado dispuestos a aplaudir, o mostrar su "afecto" por la Obra ante el "Padre", como si verdaderamente lo sintieran así, pero en realidad casi sin saber quién era. Todo el Campus vibraba [estaba en fibrilación] por una personalidad conocida por pocos pero divinizada por muchos...

Una dramaturgia típica de la comedia italiana.

Es que la Obra ha invertido gente y dinero en esta realidad. Pero desafortunadamente no estaba madura para hacerlo.

Los resultados son realmente desastrosos, en términos de apostolado e imagen. Sobre esto desafío a cualquiera a decir lo contrario. La selección de estudiantes ciertamente no se hace por méritos. Hace algunos años se cometió el error de no admitir al hijo de un conocido político y esto se instrumentaliza para convencer a los más ingenuos de la buena fe en la selección. Para aumentar los ingresos, la tarifa es de más de 10.000 € por año, sin tramos de ingresos, lo cual necesariamente selecciona no siempre a los meritorios, sino a los más ricos. Aquellos que pueden pagarlo podrán ser buenos, pero deben tener en todo caso la oportunidad. No hay discusión sobre esto. Se ha convertido en una universidad de ricos "hijos de papá". De ello se sigue que el apostolado con los más jóvenes está en bancarrota, las pocas personas que "pitan" después de un corto tiempo se van.

Como ya mencioné en un escrito anterior, se ha contratado a personas que, también por no haber trabajado nunca, no tienen la menor idea de lo que hacen.

Otras personas de los comienzos, quizás las más espontáneas y movidas por intereses más nobles, se encuentran ahora fuera de juego por la política interna. Algunos incluso cambiaron de ciudad o país porque no se alinearon con el nuevo perfil.

Algunas personas incompetentes, sin sentido práctico y sin vida en el mundo real del trabajo, tienen poder de decisión como "padres de familia numerosa y pobre" sobre las personas contratadas en la institución. El problema es que, como ya he dicho anteriormente, aunque quizá estén movidas por buenas intenciones no tienen idea de lo que hacen, porque – será su bondad [loro bontá]– ni siquiera han trabajado en el mundo real, ni han intentado o han tenido que preocuparse de llevar dinero a casa: habrían encontrado un plato caliente de todos modos. Esta dicotomía interna es profunda y real.

A esto se agrega el hecho de que se han acercado a la Obra personas de dudosa moralidad, pero sobre todo movidas por intereses cuestionables. Muchos numerarios, en un intento de "traer vocaciones a casa", han apoyado estas admisiones. Y esto se aplica tanto a los supernumerarios como a los numerarios.

Muchos jóvenes se mueven por intereses que van mucho más allá de lo estrictamente apostólico, y aunque este no sea el lugar adecuado para juzgar las intenciones, lo cierto es que sus comportamientos son muy evidentes.

La política ha entrado con total libertad en la dinámica de la estructura y se han hecho mil favorazos, y se siguen haciendo, porque son fundamentales para la supervivencia de la institución. Y sin la menor discreción. Esto es aceptado como un hecho de la vida y necesario para garantizar el futuro.

Trigoria 2018

 Texto original en italiano