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 Tus escritos: Quiero pedirte perdón.- Pinsapo

040. Después de marcharse
Pinsapo :

Fernando Ocáriz con ocasión del 90 cumpleaños del Opus Dei “pide perdón por nuestras faltas y pecados” en una entrevista para Vatican insider. Es un paso más tras la anterior petición de perdón efectuada en la entrevista a ABC de septiembre de 2017, por el daño a ex miembros de la obra, aunque achacándolos a errores personales, pero a la postre reconociendo “errores, omisiones, descuidos y malentendidos. A mí me gustaría pedir perdón por cada uno de ellos.” En coherencia con ello, el documento oficial de 2018 sobre la salida de la Obra en la web oficial, admite la falta de vocación como una de las causas de salida de la obra: “tampoco faltan en algunos casos errores en el discernimiento vocacional.” ...



Juan Pablo II, rompiendo una tradición de siglos, pidió perdón en 94 ocasiones por graves faltas de laicos y de la jerarquía, desde el tráfico de esclavos hasta la condena de Galileo. Benedicto XVI pidió perdón en nombre de la Iglesia y en el suyo propio, por un comentario ofensivo sobre Mahoma y por levantar la excomunión a un obispo lefreviano que negaba el holocausto. Francisco pide perdón de modo natural y de forma continua, como las navidades pasadas en un encuentro con empleados laicos del Vaticano: “la fauna clerical no siempre damos buen ejemplo. Yo también pido perdón porque a veces pierdo los papeles.” En su carta de abril a los obispos de Chile: “reconozco que he incurrido en graves equivocaciones de valoración y percepción de la situación, especialmente por falta de información veraz y equilibrada.” Dos semanas después invitó a tres víctimas de abusos un fin de semana a su residencia de Casa Santa Marta para pedirles perdón por haberlos ofendido él, y para hablar con ellos de sus heridas sin límite de tiempo.

El Rey Emérito de España pidió perdón tras un “affaire” en una cacería en África: “lo siento mucho, me he equivocado, no volverá a ocurrir”. El vicepresidente Rato pide perdón a la sociedad al entrar en prisión: “Acepto mis obligaciones con la sociedad y asumo los errores que haya cometido. Pido perdón a la sociedad y a aquellas personas que se hayan podido sentir decepcionadas." La condena fue por el uso de las tarjetas “black”, a través de las que muchos directivos se apropiaron de fondos de una entidad bancaria. En este caso fue también condenado un diputado conservador, numerario, que la usó para comprar objetos litúrgicos, entre otros gastos.

Gil Tamayo, portavoz de la conferencia episcopal y agregado del Opus Dei, reitera que la Iglesia debe pedir perdón por los abusos y que es culpable de un silencio. Igualmente afirma que está bien que los terroristas de ETA pidan perdón por sus crímenes, pero que también se necesita reparación. Que la Iglesia muestra cercanía con todas las víctimas, cuyo sufrimiento no acaba con la mera petición de perdón. Los obispos vascos piden también perdón por sus “complicidades y ambigüedades con ETA.” Un guardia de Auswich pidió perdón a sus víctimas en el juicio “por haber dejado que ocurrieran tantas injusticias a sabiendas y no haberse opuesto a ellas.”

La Obra no podía ser ajena a esta revolución de peticiones públicas de perdón y de reconocimiento de errores. La elección de Francisco en marzo de 2013 supuso un terremoto que hizo tambalearse la pétrea e inmutable Prelatura: las cosas ya nunca podrían volver a ser como antes. Un Papa jesuita, un Papa humilde, un Papa pobre: siendo arzobispo vivía humildemente en un piso de barrio, iba a la compra, cocinaba, limpiaba y planchaba su ropa. Era amigo de mendigos (cartoneros). Y al mismo tiempo, un Papa que habla de Jesucristo, de su ternura, del perdón, del infierno, del crimen del aborto, de la gracia de Dios, de la necesidad de confesarse. La tormenta perfecta: Evangelium gaudium. (¡Alegría y Evangelio juntos!).

Irremisiblemente el Opus Dei decidió cambiar de rumbo: el prelado Echevarría delega su potestad en un vicario por verse incapaz de asumir el cambio histórico, pero asumiendo que otros tienen que implementar ese cambio necesario. Los curas numerarios entrenados a base de escritos del Fundador y demás prelados, deben ponerse a estudiar el Evangelio, descubrir a Jesús sin ningún absurdo conducto reglamentario. Evitar el voluntarismo. Priorizar el magisterio del Papa por encima de los escritos del Fundador. Fomentar la libertad interior, renunciar a crear personas dependientes, sin criterio ni autonomía. Olvidar los estereotipos y la vida autorreferencial. (Anexo 2, cr 8/16, de la Comisión de España). Para entender que el cambio en la Obra es lento de implementar, pero es real, debemos afirmar que una de las causas que lo pueden explicar es el deseo del Prelado de dejar a un lado el perfil de líder religioso narcisista.

La crisis de liderazgo en la Iglesia se manifiesta por pastores incapaces de proteger a las ovejas de los depredadores; pastores que son meros gestores de la decadencia, incapaces de atraer a las nuevas generaciones. Estudios que analizan sus causas dictaminan que un tercio del clero padece un narcisismo patológico: cree que nunca se equivoca, que merece toda la gloria y atención. Lo que hace es para autoalimentar su imagen de grandeza y a quien no se someta dócilmente para eso, tratara de apartarlo y destruirlo. Se cree muy bueno, pero es destructivo. A base de gritos y maniobras el líder religioso narcisista expulsa a las personas más independientes y se rodea de esbirros dóciles y sin personalidad. Con seguridad infinita en sí mismo y gran decisión. Carece de empatía y de humor autocrítico. Tiene arrebatos de furia por nimiedades. Les gusta hablar de sí mismo, su tema preferido.

Citando a Pablo Ginés en su artículo sobre pastores narcisistas, vemos que no pueden entender que Dios es amor, solo entienden que es grande y poderoso: “El narcisista usa a Dios para llamar la atención sobre sí mismo e insiste en presentarse a sí mismo como el canal de Dios por el que los feligreses deben circular.” “No tiene empatía, pero continuamente recoge datos que puede usar para dañar a los demás.” “Las víctimas del narcisista –a las que acosa con gritos, maniobras maquiavélicas, revelando sus secretos y conspirando contra ellas, se van de la congregación, pero de una en una. Ninguna víctima sabe que hay otras víctimas. No ven lo que ha pasado con otros. Cada una está sola ante el narcisista tiránico y su círculo de esbirros dóciles y amedrentados. Las víctimas del narcisista, heridas, suelen dejar no solo la comunidad, sino la Iglesia y la práctica religiosa, e incluso la fe. Quizá el narcisista les convence de que nadie te aguantará ni nadie te puede querer, ni siquiera Dios.”

Bisbal ha triunfado en las listas musicales con su tema a dúo con Greicy. La Obra nos dice: “Quiero pedirte perdón, quiero pedirte perdón. ¿Qué tengo que hacer para que vuelvas?” Y muchos que nos fuimos decimos como Greicy: “No te diste cuenta, pero yo me cansé de tus mentiras, de todo lo que te aguanté. Ahora no preguntes por qué. No quiero recordarte cosas que tú sabes. Tomate tu tiempo para que me olvides como yo no te recuerdo. No tienes perdón, me dañaste el corazón.” Y gritamos a coro: “Me duele tanto recordar, me duele tanto el corazón. Tengo una herida que cerrar.”

Pinsapo.




Publicado el Monday, 19 November 2018



 
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