Bienvenido a Opuslibros
Inicio - Buscar - Envíos - Temas - Enlaces - Tu cuenta - Libros silenciados - Documentos Internos

     Opuslibros
¡Gracias a Dios, nos fuimos
Ir a la web 'clásica'

· FAQ
· Quienes somos
· La trampa de la vocación
· Contacta con nosotros si...
· Si quieres ayudar económicamente...
· Política de cookies

     Ayuda a Opuslibros

Si quieres colaborar económicamente para el mantenimiento de Opuslibros, puedes hacerlo

desde aquí


     Cookies
Utilizamos cookies propias y de terceros para obtener datos estadísticos de la navegación de nuestros usuarios y mejorar nuestros servicios. Si continúa navegando, consideramos que acepta su uso. Puede obtener más información aquí

     Principal
· Home
· Archivo por fecha
· Buscar
· Enlaces Web
· Envíos (para publicar)
· Login/Logout
· Ver por Temas

     Login
Nickname

Password

Registrate aquí. De forma anónima puedes leerlo todo. Para enviar escritos o correos para publicar, debes registrarte con un apodo, con tus iniciales o con tu nombre.

     Webs amigas

Opus-Info

NOPUS DEI (USA)

ODAN (USA)

Blog de Ana Azanza

Blog de Maripaz

OpusLibre-Français

OpusFrei-Deutsch


 Tus escritos: Los lobos que se creen perros pastores.- Al_Margen

070. Costumbres y Praxis
Al_Margen :


LOS LOBOS QUE SE CREEN PERROS PASTORES

Hace años vi una película de Clint Eastwood ("American Sniper") de tintes claramente patrióticos que suelen parecerme la típica americanada insulsa. Sin embargo, contenía una frase que me dejó reflexionando hasta hoy. El protagonista es todavía un niño que recibe estos consejos de su padre mientras se encuentran sentados a la mesa, cuya traducción vendría a parecerse a esto:

"Hijo, hay tres tipos de personas en este mundo. Son ovejas, lobos y perros pastores. Algunos prefieren creer que el mal no existe en el mundo y si el mal oscureciera sus casas, no sabrían cómo protegerse. Ellos son las ovejas. Luego están los depredadores, que usan la violencia para alimentarse del débil. Son los lobos. Y están aquellos bendecidos con la imperiosa necesidad de proteger al rebaño... estos hombres son una especie rara que vive para confrontar al lobo. Son los perros pastores. Yo no estoy criando ovejas en esta familia. Y te pegaré una paliza si te veo convertido en lobo alguna vez. En esta familia protegemos a los nuestros... por eso, si alguien trata de pelearse contigo o trata de agredir a tu hermano pequeño, tienes mi permiso de acabar con eso".

¿Y tú qué eres?

Sí te diré lo que fui yo...



aunque nunca llegué a numerario ni a super, ni a agregado. No formé parte del Opus Dei, pero sí me vi envuelto de manera grave en ese habitáculo envenenado por aire viciado que constituye cualquier institución integrista en la que la jerarquía está siempre por encima de las personas.

Yo fui una oveja lamentable, además, que tuvo la torpeza de aprender a defenderse demasiado tarde y la valentía de poder abrir la puerta de ese habitáculo para poder respirar. Antes de ello, me trasquilaban y mordían como si me estuviesen haciendo un favor, incluso llegando a indignarse ante mi falta de agradecimiento por las heridas que me infligían a mí y al resto de las ovejas.

Estos lobos se creen perros pastores porque les parece necesario provocar un mal para evitar otro, ya fuese éste otro una supuesta falta de docilidad o una merma en sus poderes fácticos. Un ejemplo muy característico de ello era el relativismo descarado que vi enunciarse todos los días: la maldad/bondad de lo que fuese dependía exclusivamente de quién fuese su ejecutor.
Si un superior le regalaba a un inferior (hablo desde una escala jerárquica) perlas semejantes a “no creas que eres nadie aquí”, “deja de actuar como si tuvieras algo que mejorar aquí”, “si te marchas, se te olvidará y todo seguirá como siempre, no pienses que eres importante”... etc., se justificaba porque “tenía mucho carácter” o porque “es una persona difícil en el trato, pero tiene un corazón que no le cabe en el pecho” o porque “ha querido hacerte mejorar, aunque los modos hayan podido ser los menos ortodoxos”. Esto lo he visto yo porque me ha pasado a mí o he vivido que les ha pasado a otras personas.

Comentarios dichos educadamente en sentido contrario, es decir, de inferior a superior en esta escala, eran una clara falta de humildad. No estoy hablando de ponerse como un basilisco con la rabia que sufre un brote psicótico, sino de “entiendo que está teniendo usted un día duro, pero no creo que eso le dé derecho a hablarme así”. En ese caso, el inferior no tiene “mucho carácter” sino que “es conflictivo”, “necesita controlar sus modales si quiere que alguien le soporte en la vida”, “debería ser más humilde”... etc. Se manda a los demás trabajadores que no tengan más trato del imprescindible con él si quieren participar en proyectos importantes. Cualquier signo de disconformidad (entendiendo la no-adoración del superior como disconformidad y no solamente la expresión abierta de un desacuerdo) se convierte en un petardo que suena entre dunas: la arena y el ruido que genera por reverberación es desproporcionado.

Como estamos hablando de seres humanos, con la capacidad inherente que tenemos de adaptarnos al medio, existe por añadidura un curioso proceso de metamorfosis en esta convivencia de ovejas, lobos y perros pastores. Me refiero a quienes entraron como ovejas y hoy afilan sus colmillos mientras aúllan románticamente a la luz de la luna llena. Son aquellas personas inferiores que, por escalar, se harán amigas de quienes ostentan el poder jerárquico (con independencia de sus acciones, porque no es poder, sino omnipotencia) y enemigas de quienes osan amenazarlos. Solamente conservan la piel de cuando eran corderitos (por aludir al famoso refrán español) y la diferencia que les hace precisamente más peligrosos es que la connivencia con los estratos superiores se lleva a cabo de forma oculta. Se harán pasar por tus amigos o compañeros y cuando llegue el momento de comportarse como tales...

“¡Auuuuuuuuuh!” lobo hombre en París. Podrán dedicarse a poner verde a algún superior, a insistirte en quedar para tomar una cervecita mientras te convencen para que te desahogues porque claramente os están tratando mal a ti y a unos cuantos, y hay que ver lo que se permite en este sitio... para que al llegar el momento de la verdad, el superior te pregunte si tienes una sugerencia que hacer, expongas tranquilamente lo que piensas que debería aplicarse para que todo funcionase mejor, te diga que eso solamente lo piensas tú porque eres un paranoico y llame a los demás para demostrar que deberías llevar una camisa de fuerza. Y ante tu estupefacción llama a algunos de tus compañeros para que confirmen tu imaginación desbordante, porque aquello es Disneylandia y tú te empeñas en pensar mal y ver conflicto donde no lo hay, y los mismos compañeros que meses antes te llamaban para charlar entre todos de lo mal que están las cosas y pensar en qué se puede hacer para defendernos y mejorar el ambiente, dicen que todo está en tu cabeza y que ellos están encantados con sus manzanas de caramelo y su algodón de azúcar...

Miren ustedes, por lo menos deberían sacarle una foto al pobre desgraciado al que se le hace eso. La cara de memo que se le tiene que quedar debería inmortalizarse, así se echará unas risas cuando todo el dolor haya pasado y le quede la lección aprendida sin más rencor que la cautela. El potencial que tienen nuestras caras de lerdo es un don que todos tenemos y cada uno debería descubrir ¡Hombre, miremos lo bueno al menos!

¿Y los perros pastores? Pues pueden ser así desde el principio, o metamorfosearse con el tiempo, como los Power Rangers, tanto a partir de ovejas como de lobos (nunca pierdo la esperanza). Ya no somos niños y debemos saber cómo funciona el mundo en ocasiones, así que defender de los lobos en campo abierto termina convirtiéndose en un suicidio. No, el perro pastor deberá emprender una campaña tan sutil como la que ejercitan los lobos. Cuando me di cuenta de que se me estaba cayendo la lana, me dediqué a hacer lo contrario exactamente de lo que hacían los lobos, teniendo en cuenta mi limitado poder: ¿Que esparcían un rumor falso sobre una persona que no interesaba porque no se había postrado a sus pies tras el anuncio de la chorrada número 4820? Yo soltaba comentarios con tono absolutamente casual sobre el buen trabajo que había realizado esa persona, cuando era cierto, para que no fuese rebatible. Si se me atacaba, no me daba por enterado, y si se me hablaba mal de otras personas de las que no me constaba nada espantoso (más bien lo de siempre: la falta de genuflexión) trataba de poner mi mejor cara de inocencia y decir “a mí me han dicho una historia diferente y con esto me dejas helado, no sé qué pensar”, “no tenía ni idea, pero conmigo...”. Aprendí a sustituir el “esto que me cuentas no ha pasado así, porque lo he visto yo también, que no soy ciego ni idiota” por un “¡Chico, pues no tenía ni idea! Quizá también ha podido pasar esto... lo digo sin tener ni idea, pero ¿Y si...? ¿No te parece?”

No fui ningún héroe ni terminé de hacerlo bien, porque seguí viendo auténticas carnicerías de vez en cuando (más las que no vería, porque al mantenerme cada vez más aparentemente aséptico dejaron de hacerme el juego) y porque me escocía tener que callar y representar papeles tan forzadamente al final, pero lo hice lo mejor que pude.

No nos equivoquemos, que esto no es el Opus Dei, es cualquier institución. Ni es un drama tampoco, ni el infierno ha subido a la tierra. Todos nos equivocamos y entiendo que la malicia genera un círculo vicioso en la que la costumbre tinta de normalidad algunas prácticas repugnantes... pero, en serio, como ya dije: representáis “Opus Dei” y la malicia es contraria a esta obra. Nunca es tarde para dejar de hacer daño ni para protegerse a uno o a los menos avispados de cómo funciona el rebaño. No se trata de abandonar el Opus Dei, sino de contribuir un poquito con cambios imperceptibles a mejorar aquello que lleva el nombre de Dios en su nombre. Podré ser un poco ingenuo aún, pero pequeñísimos cambios hechos por tantos miembros podrían llevar a un cambio maravilloso que ni siquiera procedería de los de arriba, sorteando incluso los obstáculos que pueda imponer algún que otro lobo con poder, porque Dios siempre es mayor que cualquier persona (verdad incómoda para algunos: esto incluye al prelado del Opus Dei).

...
No sé muy bien lo que pretendo escribiendo tan a menudo. Mi primera aportación fue la única planeada, después de darle muchas vueltas y de superar la impresión de estar traicionando a las personas del Opus Dei que sí me ayudaron (no las estoy atacando a ellas, ni siquiera creo estar atacando a nadie, solamente ofrezco mi testimonio). En esta web queda muy claro que no se pretende verter odio ni desprestigiar a personas concretas. Creo que la motivación fundamental de muchos se construye a partir de alguno/s de los siguientes puntos:

- Escribir lo que a uno le ha afectado profundamente le libera de un peso

- Ponerle palabras a tanta información bombardeada mediante sucesos o afectos sirve para generar un orden que tranquiliza

- Dar a conocer los aspectos más negativos de una institución que en algunos casos se comporta de forma integrista acercándose a un carácter peligrosamente orwelliano cumple una doble función: 1. Servir de aviso a quienes se encuentran afuera (que pueden ser vistos como presa) a la vez que se les proporciona herramientas para defenderse si son sometidos a una coacción que de “santa” tiene más bien poco. 2. Contribuir a la objetividad y a la capacidad de autocrítica de quienes se encuentran adentro

De nuevo, gracias por haber leído hasta aquí. Todo este proceso que viví me avergüenza y nunca lo compartí con demasiada gente, pero aunque nunca pertenecí a la prelatura, viví una serie de dinámicas similares a las que muchos de los que estuvisteis dentro contáis. Por eso pienso que podéis entenderme y escribo para aquellos que se puedan encontrar en mi misma situación de hace unos cuantos años ya.

¡Que Dios os bendiga a todos, incluso a los lobos!

Al_Margen




Publicado el Friday, 03 May 2019



 
     Enlaces Relacionados
· Más Acerca de 070. Costumbres y Praxis


Noticia más leída sobre 070. Costumbres y Praxis:
Catecismo del Opus Dei.- Agustina L. de los Mozos


     Opciones

 Versión imprimible  Versión imprimible

 Respuestas y referencias a este artículo






Web site powered by PHP-Nuke

All logos and trademarks in this site are property of their respective owner. The comments are property of their posters, all the rest by me

Web site engine code is Copyright © 2003 by PHP-Nuke. All Rights Reserved. PHP-Nuke is Free Software released under the GNU/GPL license.
Página Generada en: 0.119 Segundos