Querida Ana, si algo queda claro sobre los personajes de la foto, es que alguien ha pretendido que el tío Manolo no pasara a la historia. Barrido. Como si no hubiera existido. Como si no hubiera sido parte importante en los primeros pasos de la obra de Escrivá.

La fotografía no miente. Escrivá se apoya en el tío Manolo. Escrivá desde que conoció a Manolo le utilizó para abrirse puertas, le tuvo de ayuda en sus gestiones y fue un gran apoyo siempre...

Era tío de mi marido.

Se llamaba Manuel (Manolo para los amigos) Sainz de los Terreros y Villacampa.

Hijo de Ramón Sainz de los Terreros y Gómez de las Bárcenas y de Antonia Villacampa.

Nació en 1908 en Sobres, Cantabria

Falleció en Pamplona el 18 de junio de 1995.

Era Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos.

Condecorado (1990) con la Medalla de Honor de Ingenieros de Caminos.

Caballero de la Orden de Malta.

Y ahora paso a hacerle justicia incluyéndole en la historia de un determinado periodo de la institución de Escrivá:

En junio de 1933 conoce al fundador en el centro de Martínez Campos, y comienza la dirección espiritual con él. Ese mismo verano, ya empieza Escrivá a escribirle a Fuenterrabía, donde Manolo veraneaba con su familia. Existe una fluida correspondencia.

En aquellos años, Manolo fue de gran ayuda para el fundador, acompañándole a visitas y gestiones.

Su domicilio familiar estaba en el tercer piso de la calle Sagasta 33 (actual) Durante el verano del 36, estando ausente por vacaciones su familia y habiéndose quedado él con una “sirvienta” llamada Martina, el 9 de agosto Escrivá acudió allí para refugiarse, huyendo de la persecución religiosa y la guerra civil que acababa de estallar en España. Al poco le siguió Juan Jiménez Vargas.

En aquellos días, Manolo, a pesar de estar en edad militar, estaba destinado a trabajar en una prisión, la de san Antón, motivo por el que servía de enlace entre Escrivá y el exterior. Por ejemplo, recogía la correspondencia que había llegado a la residencia de Ferraz, tan anhelada por el fundador, y traía noticias de los demás de la institución y de la propia madre de Escrivá.

Manolo se preocupaba de cubrir todas las necesidades de sus huéspedes. El mismo iba a hacer la compra con la compañía de Martina, ingeniándoselas para dar a entender que estaban los dos solos en la casa y disimular la abultada compra. Cualquier pequeño descuido podía ser nefasto.

Desde que en un registro los milicianos se llevaron a su hermano, la vivienda dejó de ser segura y había que extremar las precauciones, pues las visitas de los milicianos se hicieron muy frecuentes.

Andrés Vázquez de Prada describe a Manolo como “hombre decidido e impetuoso”. En cuanto llegaron sus “huéspedes” y para no levantar sospechas, les impuso una normativa y un régimen de vida estricto que a Escrivá le costaba cumplir.

En cierta ocasión, el 30 de agosto, gracias al portero y a Martina, huyeron a tiempo de un nuevo registro y pudieron refugiarse en la buhardilla de la casa, donde estuvieron a punto de ser encontrados. Estaba con ellos Juan Manuel Sainz de los Terreros, primo de Manolo, que quedó en contacto con Escrivá y del que hablaremos más tarde.

Debido al riesgo de mantenerse en un lugar ya tan poco seguro, el 31 de agosto Escrivá y los suyos tuvieron que abandonar el domicilio de los Sainz de los Terreros. Gracias a la gestión de Manolo, pudieron refugiarse por unos días en el piso 4 del mismo edificio.

La Legación de Honduras de la calle Velázquez albergaba en aquellos tiempos de guerra a más de un centenar de refugiados. Juan Manuel Sainz de los Terreros, (aquel primo de Manolo que compartió buhardilla en la calle Sagasta) era el que se encargaba de la gestión y administración de estas personas, todo un trabajo, dada la escasez de víveres y las complicadas situaciones personales de aquellos residentes. Su familia recuerda que les contaba, divertido, que el momento más terrorífico era el del reparto del tabaco, que todos esperaban con avidez y siempre resultaba escaso.

Allí aterrizaron un día Escrivá y su grupo, (¿de nuevo la mano de los Sainz de los Terreros?) que se instalaron en una habitación del fondo junto a la cocina. Por su misteriosa forma de actuar, el resto de los refugiados comenzaron a llamarles “Los del susurro” (Aunque para hacer justicia con José María Barredo, él era la excepción, pues se tomaba la tarea de proteger a una niña, María, asustada por la amenaza del Fox Terrier que campaba por allí como un refugiado más.

Manolo solía ir a la Legación después de comer y allí desarrollaba un muy “intenso trabajo” según su diario personal (Octavillas de Consideraciones espirituales… meditaciones del fundador, etc… Muchas veces trabajaba codo con codo con Isidoro Zorzano y en el domicilio de éste en la calle Velázquez).

Desde la Legación de Honduras, los del susurro planearon su fuga de España a Francia por los Pirineos. Manolo jugó un importante papel. Entre otras cosas consiguió parte sustancial de los medios económicos necesarios para el paso de los Pirineos y la posterior instalación en zona Nacional. Además de la aportación de su propia familia y de él mismo, consiguió también  3.000 pts., de los Corchado, vecinos de Sagasta.

Un día, mientras trabajaba en la prisión, se hizo con un papel impreso del director de la cárcel, para certificar que tenía que hacer un viaje a Barcelona por necesidades del servicio. Así adquirió su falso salvoconducto. (Hay que decir que la expedición salía desde Barcelona).

Cruzó los Pirineos con el grupo de Escrivá, y al finalizar, alguien hizo la foto que nos ocupa.

A partir de aquí nada se conoce de su relación con Escrivá y su obra. Ni siquiera los ilustres escritores de opuslibros han dado en la tecla. Es simplemente X. En el libro de Los Ingenieros de Franco, Camprubí también le confunde con Francisco Botella.

D. José Luis Múzquiz escribe que Manolo convivió con Isidoro Zorzano y que testificó en su causa de beatificación. (Isidoro, el bueno de Isidoro que ha tenido que observar desde el cielo cómo se abandonó su proceso de beatificación por consideración con el fundador primero, y después... pues después porque publicitaba mejor otro perfil de santo).

Según Fisac, Manolo perteneció al opus entre 1933 y 1937, y luego se fue.

Su familia desconoce si llegó a “pitar”.

Vivió felizmente casado, padre de familia numerosa, y ejerciendo su profesión como Jefe de Obras Publicas de Navarra.

Fue condecorado en 1990 con la Medalla de Honor de Ingenieros de Caminos.

Caballero de la Orden de Malta

Un cariñoso saludo a todos y feliz otoño!

Fueraborda

P.D. Y ahora la pregunta del millón: ¿Quién hizo la foto?