¡Jo, Juan Carlos! Lo tuyo en el programa de EITB sobre el Opus Dei fue impresionante. Fue maravillosa la puesta en escena: con tu camisa por encima de los pantalones, las piernas cuidadosamente situadas, a la remanguillé, el color de tu rostro, ¿con rayos uva, para que no viéramos cómo te ponías colorado al mentir? Varias mujeres de mi barrio me comentaron el programa de televisión y coincidían en que les pareciste guapo y resultón. Es probable que tu loock sea el que tengáis que adoptar en vuestro grupo y desechar aquel plúmbeo y cenizo de los Ullastres y López Rodó. Y, de paso, que vuestros curas dejen el uniforme de los empleados de las funerarias. No sé. El escenario me recordaba  aquellas inefables apariciones del santo, en un teatro abarrotado, rodeado del beato y don Javier, con un grupo de jóvenes numerarios sentados en el suelo “juvenil e informalmente”  sonriendo todos bobalicones ante las graciosas ocurrencias del fundador, que contestaba a preguntas o cuestiones que le planteaban “espontáneamente”, forofos y forofas con papeles escritos por alguien. Te decía lo de mentir porque, para vosotros, mentir y calumniar son las armas más preciadas, siguiendo esa máxima de vuestro grupo de que el fin justifica los medios. Aunque los medios sean las mentiras y las calumnias. Si no que se lo digan a Marías Angustias Moreno, de la cual no tendrás ni puñetera idea. De calumnias personales también yo sé algo...

Claro, en algo inocuo como lo del otro día, que tú tan bien manejaste, en donde, supongo, que a Carmen Charo y Ana Azanza se les pulieron sus intervenciones, sí que se pusieron sobre la mesa algunas cuestiones. Pero no recuerdo que se hablara del salvaje proselitismo con chavales de catorce años, tengo en mi familia ejemplos.  No apareció para nada  el tratamiento de los deberes con Hacienda, las Altas en la seguridad social de vuestros numerarios con labores internas y de las numerarias auxiliares, es decir, de vuestras más o menos maltratadas criadas que, con vocación divina, han sido elegidas desde la eternidad para santificarse lavando vuestros calzoncillos y planchando vuestras camisas. Me imagino que desde que el Opus perdió el pleito con una auxiliar francesa, habréis cambiado de tácticas.

El tema del empastillamiento sí que salió en el programa. Aborrecéis la psicología, como dijo Carmen Charo y os inclináis por la psiquiatría de “vuestros psiquiatras”. La psicoterapia os horroriza: el conocimiento de la intimidad de las conciencias es un elemento de poder y de manipulación y es vuestro atributo, el de los curas y directores de las casas. Ya sabes, Juan Carlos, que cuando algún numerario o numeraria tiene presumibles problemas vocacionales,  vuestros psiquiatras los solucionan con antidepresivos, sedantes y ansiolíticos, o se les manda a la planta cuarta de la Clínica universitaria de Pamplona. Ese empastillamiento ha podido originar en algún caso el suicidio o el intento de ello.

Y, ¿Qué me dices del tema de los libros? ¿Seguís manteniendo aquella infinita lista de autores y libros, con su baremación de 1 a 6, según el peligro para la salvación? Allí teníais al teólogo Ratzinger, futuro Benadicto XVI, con títulos casi prohibidos. A mí me teníais o tenéis con puntuación 6: mi libro condenado con la más peligrosa puntuación sólo lo podéis leer con permiso del Prelado. Cuando lo vi me sentí muy halagado. Pero, ¿sabes qué pasa? Pues con vuestra falta de lecturas, quedándoos con libros azules, y como bagaje intelectual las ocurrencias teológicas, sociales y políticas que os transmiten en tantas sesiones de lavado de cerebro, la mayoría os habéis convertido en “analfabetos secundarios”, en infantiles e inmaduros. Por cierto, y hablando de libros. ¿Puedo recuperar los libros que sobre el Opus y otros temas me incautó un pariente cercano? ¿A quién me tengo que dirigir? Sé que lo hizo preocupado por mi salvación, pero….

Vuestro maridaje con los papas anteriores, de los que abusasteis y a los que financiasteis se ha tornado en vuestra “fidelidad” y en vuestra “lealtad” al actual, siempre  con la esperanza de un Benedicto XVII. ¡Cómo manejasteis a Juan Pablo II, lo mismo que los Legionarios! El dinero es de un valor absoluto: mueve voluntades y hasta canoniza, beatifica y logra prelaturas. Lo que sea. Lo más logrado fue cuando este papa llegó a decir que el fundador de los Legionarios era un modelo para la juventud del mundo, y que los del Opus Dei eran los únicos que seguían todas sus indicaciones. ¡Qué ingenuidad!

Vuestra clonación es desesperante. Y a partir de esa clonación, qué reaccionarios sois en teología y piedad cristiana. Sois profundísimamente católicos, pero qué poco cristianos. Qué exigentes y crueles con quien no piensa como manda vuestra orden o vuestra prelatura. ¿Qué más da? Apuráis al máximo todas las exigencias periféricas: comulgáis en la boca, no decís el “por Cristo, con Él y en Él, adoráis al Santísimo, usáis los cilicios, hacéis vuestras romerías marianas, rezáis Rosarios, rizáis el rizo en la liturgia, os mantenéis firmes en vuestro fariseísmo y pelagianismo (pregunta qué es pelagianismo), pero las exigencias cristianas para conocer y denunciar el origen de la pobreza y de los pobres las seguís tildando de puro marxismo y las laváis con vuestros bancos de alimentos, en donde mangoneáis. En fin, de vuestro IESE no pueden salir más que renovados neoliberales que enseñan a blanquear los crímenes del capitalismo. Me imagino que los profesores del IESE que sean del Opus se santificarán en la vida diaria, según la doctrina de vuestro fundador, expandiendo el fétido olor del capitalismo más horrendo.

En los años sesenta, en Valladolid, en los ambientes religiosos se decía: “Comulgue con hostias del Opus, tienen más Dios”. Todo lo vuestro es de una prepotencia indignante. Sois los mejores excepto en contribuir a Haciendo, en dar de alta en la Seguridad Social a quienes trabajan para vosotros, sean de la obra o no, y en intentar un mundo sin desigualdades, como he dicho. Ese desprecio displicente hacia todo lo eclesial, sea quien sea, con el añadido de vuestro odio a los jesuitas, de los que sois una versión en rústica de sus épocas grises, pertenece a vuestro ADN. Se contó, hace muchos años, que el Padre Arrupe en una ocasión comentó que ahora que conocía al Opus Dei se explicaba el odio que la Compañía de Jesús había suscitado en siglos pasados.

No sois mejores. Tenéis los mismos defectos que los demás, pero sobrevoláis desde el Olimpo en que os habéis situado: entre la divinidad y la humanidad. Tenéis vuestro Jesús Pedroche que, con un amor infinito a la eucaristía, gastó dinero de la tarjeta black para comprar un sagrario para el oratorio, unos muebles de cocina y del salón para su casa de numerarios. Fue condenado pero no pasó por la cárcel. Meses antes el tal Pedroche,  había echado del trabajo a una secretaria soltera que había quedado embarazada. ¡Lo esencial es lo esencial! ¡Qué más da un euro más o un euro menos! Habéis tenido a vuestro Martínez Pujalte, a Federico Trillo, tenéis sub judice al inefable Juan Cotino, presunto culpable de delitos económicos en la visita de Benedicto XVI a Valencia y al piadosísimo Jorge Fernández que decía que las concertinas en Ceuta y Melilla eran para disuadir a los “negritos”.

Juan Carlos, ¿no habéis pensado nunca por qué sois la única institución de la Iglesia cuyos ex, hombres y mujeres, mantienen una página web con escritos de recuerdos, denuncias y desahogos, tres días a la semana? Y decís, “ya dijo Jesucristo que os perseguirán”. No Juan Carlos, la gente nos os persigue, la gente os teme y se defiende de vosotros. “Sois libérrimos” Os decía el fundador…. “si pasáis por mi mente”. ¡Claro que sois libérrimos porque con libertad habéis renunciado a ser libres! Y para acabar, no me parece bien que te saltes lo del cilicio. Qué dirían los posibles pitables de Ayalde, Gaztlueta y Munabe.

Ignacio Villota Elejalde