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 Tus escritos: Se quedó en nada.- Gervasio

115. Aspectos históricos
Gervasio :

Se quedó en nada

Gervasio, 7/08/2020

 

Últimamente afloran por Opuslibros colaboraciones en las que se da noticia y/o se resalta la languidez de “la labor” del Opus Dei: que si cerró otro centro de estudios, que si dos clubs de bachilleres se refundieron en uno, que, como cuenta Septiembre, en Orense se cierra el centro de las chicas, Ferrol se cierra el centro de varones, Coruña se cierra el centro de sr de la se y se unen dos centros de agregadas y supernumerarias. Vigo se cierra un centro de mujeres de agregadas y se unen. De los chicos no sé nada más que lo de Ferrol, pero... pinta tiene que van por los mismos derroteros. Final de etapa.

La cosa no tiene la misma trascendencia que en otras instituciones; porque la vocación al Opus Dei, como ha escrito y desarrollado brillantemente E.B,E.,  es una vocación encaminada al éxito tanto institucional como personal: La Obra es atractiva porque plantea la santidad de manera exitista. La vocación a la Obra es una vocación al éxito (…). Las vocaciones de numerari@ y agregad@ son las que han de llevar la «mayor ganancia»: el ciento por uno en vida y la salvación eterna después de la muerte. Es un incentivo –sacado del contexto evangélico–  muy materialista, «aunque se vista de seda»(Llamados al éxito, p. 15)…



Cuando alguien se hace carmelita, dominico o cartujo, tanto hoy como en le España de los años 60  y 70,  no ingresa en el Carmelo  pensando que los carmelitas han sido llamados al triunfo o porque se desea personalmente triunfar o porque vayan a envolver el mundo en papel impreso. Con la llamada al Opus Dei no sucede lo mismo.  La vocación al Opus Dei es una llamada al éxito, tanto personal como institucional. No se renuncia a nada, ni a las propias aspiraciones profesionales, ni a la propia familia, ni desde luego a ser buen cristiano. Es más se potencian todas esas aspiraciones. Cuáles son los aspectos de la formación que reciben los miembros del Opus Dei?preguntaba el nº 198 Catecismo de la Obra de 2003 correspondiente al 195 del de 2010Los aspectos de la formación que reciben los miembros del Opus Dei son cinco: humano, espiritual, doctrinal-religioso, apostólico y profesional. El Opus Dei lo abarca todo  ̶ o al menos eso pretende ̶ , hasta lo profesional.

Cuando estudiaba primero de Derecho todos teníamos aspiraciones ambiciosas. El que no quería ser diplomático, iba de registrador de la propiedad para arriba, cuando no para ministro de la nación. En el último curso llegaba el tío Paco con la rebaja. Ya no había tanto aspirante a diplomático o a ministro. En el Opus Dei se alientan todas las aspiraciones; es más, hasta se fomentan; pero posteriormente también llega el tío Paco con la rebaja. El que iba para ingeniero de caminos, canales y puertos acaba en oficial de una delegación. El que iba a comerse el mundo, empezando por los intelectuales, para darle la vuelta como a un calcetín, acaba rodeado de niños en un club a los que hay que entretener con un partido de fulbito. Así son las cosas.

Cabe consolarse evocando la figura del borrico de noria. Dar vueltas y vueltas día tras día sacando monótonamente agua del pozo; pero gracias a su tarea el jardín tiene flores, frutos, verdor. Todo un vergel. El apostolado de apostolados. ¡Qué hermoso! Lo malo es cuando no se ve por ninguna parte el tal vergel, sino que en Orense se cierra el centro de chicas, en el Ferrol el de varones y por ahí p'adelante o más bien p'atrás. Con el añadido de que más que del “centro de chicas” procedería hablar del “centro de viejas para chicas” y de que el borrico de noria ya no es un Platero juguetón y saltarín, sino  un burro viejo, al que, como dice la sabiduría popular, hay que darle poca carga y poco pienso. Más que la mies es mucha y los obreros pocos (Mateo 9, 35), lo que se percibe es para tan poca mies, no hay que molestarse demasiado en buscar más obreros.

En otra ocasión (La cadena del proselitismo) hacía notar que  la labor del Opus Dei tiene el planteamiento de una de esas cadenas  de reclutamiento, generalmente de contenido comercial. El fundador de la cadena pide a seis personas que le envíe cada una diez euros, con lo cual reúne sesenta euros. Pero esas seis personas, si consigue cada una de ellas otras seis personas que les envíen diez euros, no pierden el dinero. Cada uno acaba ganando sesenta euros. Y así ¿hasta cuándo? Hasta que la cadena se rompe “no se sabe por qué”. Mejor dicho, si se sabe por qué: la labor del Opus Dei se rompe porque está planteada a modo de cadena.

Hace muchos años mi hermana mayor,  como consecuencia de participar en una de esas cadenas, recibió gratis y en su domicilio, nada menos unas “medias de acero”; algo muy apreciado en aquella época. Se las llevaron a casa un buen día  y quedó encantada.  La verdad es que nunca entendí muy bien eso de unas medias de acero. Para conseguirlas sólo tuvo que embarcar —digo embarcar; no llego a decir embaucar— a cuatro amigas para que enviasen una modesta cantidad de dinero a la fábrica de medias que posteriormente le enviaría a ella —a mi hermana— gratis unas medias de acero. Por supuesto sus amigas tenían que hacer lo mismo: conseguir otras tantas amigas más, que enviasen modestas cantidades de dinero a la fábrica de medias. En este caso más que de envolver el mundo en papel impreso se trataba de envolver las piernas femeninas con medias de acero.

Recuerdo al padre-fundador alegrándonos la pestaña cuando teníamos veintitantos añitos con este panorama idílico:

—Cuando seáis viejos se os caerán las lágrimas de emoción, al escuchar las canciones de casa que os cantarán los jóvenes venideros.

Cuando decía esto, él sí que podía presumir de estar rodeado de jóvenes —los alumnos del colegio romano—  que lo admiraban, querían y agasajaban sincera y continuamente. Él sí que logró las medias de acero. Al día de hoy, sin embargo, las cosas están lejos de ser  así para los que entonces lo escuchábamos. Actualmente  de lo que están rodeados no es de jóvenes que cantan emotivas canciones de casa, sino de viejos cascarrabias que mejor es que no canten ni les canten canciones. Vamos que no están para canciones. O habría que cantarles estos tientos gitanos que dicen: la casita donde yo habitaba, como estaba hecha de polvo y arena, el vientecito se la llevaba.

¿Si todos hiciesen lo que el fundador? ¿Si todos hiciesen lo que los primeros? No es tan difícil. Seis personas por barba. ¡Qué fácil! Y el fundador nos dio los criterios, y el ejemplo y las directrices y los medios y todo. Poniéndolas en práctica, las cosas tendrían que salir. Pero no salen. Las cadenas llega un momento que se extinguen. Mueren de éxito. Y es que hay que multiplicar demasiado: 2x2= 4; 4x2= 8; 8x2 = 16, etc. Me parece que lo llaman progresión geométrica o algo así. Las cadenas progresan razonablemente sólo en los pasos iniciales. Lo saben bien los tahúres y fulleros. Acordaos del grano de trigo que se duplica en cada casilla del tablero de ajedrez hasta llegar a la última casilla: la sesenta y cuatro. Al parecer la cifra resultante es de dieciocho trillones cuatrocientos cuarenta y seis mil setecientos cuarenta y cuatro billones setenta y tres mil setecientos nueve millones quinientos cincuenta y un mil seiscientos quince.

Me acuerdo de estas palabras de Castalio: He dicho en otros escritos que al Opus Dei entra cualquiera. Y me refiero especialmente al estrato de los numerarios. A los jóvenes candidatos sólo se les investiga un poco para verificar que no tengan antecedentes psíquicos que los predeterminen a conductas psicopatológicas (Por qué se van tantos numerarios) Y es que para conseguir un prosélito más, vale cualquiera que aporte diez euros. Y añade: en el Opus Dei se le “plantea” (sic) la vocación a cualquiera que no sea claramente un subnormal. Es suficiente con unas cuantas manifestaciones de “idoneidad” para producir la “crisis de la vocación” y hacer que los incautos que se acercan a los centros pidan su admisión (Pitajes a granel). Y es que se acaba perdiendo el sentido del proselitismo. Mi hermana, al menos, sabía lo que quería: unas “medias de acero”; y aquellas a las que embarcó en la empresa querían lo mismo: unas “medias de acero”. Hoy día, sobre todo después de lo de las 500 vocaciones, ya no se sabe en qué consiste la meta de tanta vocación.

Si se leen documentos de época antigua, como los reglamentos del Opus Dei de 1941, se percibe un audaz  y ambicioso proyecto de penetración en la sociedad civil y en las Administraciones públicas a través del trabajo ordinario y personal de cada uno de los socios. No había en proyecto unas “labores” de esas de las que se dice “la dirección espiritual está encomendada al Opus Dei”. Eso se inventó después. Vade retro ante semejante idea. Se inventó después y es contrario al criterio inicial. ¡Qué listos! Ahora son ellos los que regentan las fábricas de medias de acero y los que buscan son obreros laicos para esas fábricas en las que cooperen orgánicamente. 

 Lo que hoy día hay, es un conjunto de obras  regentadas por el aparato burocrático de la Obra a la que los laicos se suman en calidad de cooperadores orgánicos. Las vocaciones se exigen en nombre de esas labores tan santas, generalmente de carácter docente. Son tan santas que incluso pueden ser desarrolladas por cualquier institución de carácter clerical o monacal. Las tres clases de socios —numerarios, agregados y supernumerarios— se diferencian y especifican por su mayor o menor grado disponibilidad, para cooperar en esas labores (Cfr. Ius peculiare, nn.8 y ss). ¡Toma secularidad!  Los numerarios, son los más disponibles. Esa es la aberración: entender que la vocación de numerario consiste en cooperar con los apostolados de la Obra. Numerarios, dedicaos  directamente a clubs de niños y colegios de segunda enseñanza. Dan mucho fruto.

El padre-fundador había dejado escrito que la Obra como tal no tendría ni le corresponde actuar. Deberían hacerlo sus socios, cada uno con libertad y responsabilidad personal, en campos distintos al de los transitados por  las órdenes religiosas. Esa idea inicial se ha abandonado y está sepultada. ¿Quién o quiénes son los culpables de su desaparición? Como expresa el lenguaje popular, entre todos la mataron y ella sola se murió.

Que no me vengan diciendo que es que no he entendido o entiendo bien el Opus Dei.

Gervasio




Publicado el Friday, 07 August 2020



 
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