Me escribe Mercedes Miralmar:

“Fui numeraria del Opus Dei durante 26 años. He escrito un libro en el que cuento mis experiencias, sin ánimo de criticar: solo con ánimo de contar anécdotas y realidades de lo que viví. Y de cómo salí de la Obra y rehíce mi vida”.

El libro se llama “Anhelo de vivir” y lo firma Mercedes Miralmar

Se vende en Amazon (yo ya lo he comprado, deseando que llegue).

Un abrazo,

Agustina

Contraportada:

Aprovechando el estado de alarma y el confinamiento por el Covid-19, hice algo que llevaba años queriendo hacer, pero nunca lograba sacar el tiempo y la tranquilidad para hacerlo: escribir este libro. En este libro he recogido mis recuerdos: desde que a los 14 años pedí la admisión como numeraria en el Opus Dei hasta la adopción de mi hija en China, hace unos años. Un largo camino, que a la vez me parece tan corto. Alegrías en mi vida y momentos duros, como creo tenemos todos los humanos que vivimos en nuestro planeta. Momentos de sufrimiento y cómo he logrado salir de ellos y ser profundamente feliz. Confío en que a alguien le sea útil. Yo desde luego he disfrutado poniendo por escrito tantos recuerdos.

Prólogo:

Esta es la historia de mi vida contada y escrita por mí misma. Sobre los años que fui del Opus Dei. De cómo salí de la Obra y conseguí situarme profesional y socialmente. Y de mi conversión en madre soltera a través de una adopción internacional.

No soy escritora profesional ni pretendo serlo ¿Y por qué he escrito este libro? Por si a alguien le puede ser útil:

- Para avisar a los padres de niños y jóvenes que se acercan al Opus Dei (colegios de Fomento de Centros de Enseñanza, Universidad de Navarra, centros de la Obra) de lo que van a escuchar sus hijos mientras ellos no están delante. 

- Para animar a personas que se quedan sin trabajo a seguir luchando y plantearse si vale la pena montarse su propio negocio.

- Para mostrar cómo es una adopción internacional y aportar ideas sobre cómo educar a un hijo de otra raza.

 Todo lo que cuento es real. Tal y como yo lo recuerdo. Los lugares son los que aparecen. Solo los nombres están cambiados, aunque para las personas que me conocen será fácil reconocerme.

No siento que yo sea ejemplo de nada. Lo que narro no son consejos. Mi ánimo no es criticar. Ni juzgar. Solo son recuerdos.