Buenas noches:

Gracias por esta página. Cuando hablas de todo esto no hay quien lo entienda si no ha estado dentro. Es tan difícil que nadie se ponga en situación….

Después de 12 años en un colegio de la Obra puedo aseverar que fui objeto de abusos como el resto de mis compañeros.

La educación sexual fue aberrante y el acoso psicológico perpetrado por personas adultas sobre adolescentes era constante y machacón. Hubo quienes cayeron, además, en esa organización más propia de Satán que de alguien decente.

Todo empezó porque a mi madre le dijeron que el colegio estaba bien, la educación era muy buena y, como en el barrio donde vivía había alguna zona bastante degradada, la decisión de mandarme al infierno fue tomada.

De buenas notas, era un caramelo andante que había que capturar, objeto de numerosas llamadas del tutor, un numerario que no tenía más temas que tratar que mi actitud con la Iglesia, o directamente con el Opus, mis relaciones con chicas, mis vacaciones… le interesaba todo lo que era mi vida personal.

Las mujeres eran seres que portaban la tentación, no sólo el colegio era únicamente de chicos sino que cualquier tipo de tonteo con algunas era objeto de llamadas de atención por parte de los profesores y, tergiversando los hechos, se comunicaba a las familias destacando la actitud de depravación y falta de decoro de los implicados; en este caso, amigos míos. Se trataba de hacer que tuviéramos el menor contacto posible con ellas de forma que el tutor me recomendó ir a la playa de noche para evitar ver las mujeres que toman el sol enseñando los pechos durante el día. Esta mitificación de la mujer nos dificultó a todos el ligoteo que debíamos hacer en nuestra vida real fuera de aquel manicomio. Ante la total frustración por no tener contacto con el sexo femenino y estar años detrás del resto de chavales de nuestra edad, muchos desarrollamos actitudes extremas; en mi caso fue el alcohol, otros amigos míos empezaron como yo pero pasaron a drogas duras, otros a ser consumidores de prostitución… Cada uno suplía su carencia como podía. En la veintena sin educación sexual, sin haber tonteado con chicas, con ideas totalmente absurdas, se empezó a pagar la cuenta. Una cuenta que llevó a elecciones de pareja totalmente equivocadas, embarazos prematuros, divorcios…

Pero no todo acababa ahí. Se insistía en que fuéramos a Jumara, el club juvenil que estaba en la residencia de los profesores numerarios, se organizaban salidas para los que mejores notas sacábamos y, en general, intentaban meterse en nuestras vidas tanto como podían. Ante esto hubo quien pitó antes de acabar el colegio pero, curiosamente, no eran los de primera línea en resultados académicos, de ésos no caímos ninguno, fueron los de segunda fila. Su objetivo primordial éramos los de las mejores notas y que siguiéramos en su universidad de Pamplona, de los peores sólo querían el dinero que sus padres pagaban para que siguieran pasando de curso y del resto buscaban aquellos que podían atar antes de salir del colegio porque, una vez fuera estudiando un grado de Formación Profesional, sabían que su influencia podía ir decayendo. De todas formas, no todo quedó en las charlas sobre la universidad de Pamplona y la vida en sus colegios mayores, por clase empezó a desfilar una gran cantidad de antiguos alumnos que estaban estudiando en la universidad para que, eligieras lo que eligieras, tuvieras allí alguien de nexo. Contacté con uno en un momento que lo vi y le saludé y empezamos a hablar de forma totalmente inocente, se siguió durante un tiempo y al final se empezó a tener una relación más o menos de amistad. Este chaval tenía acceso y era conocido en el Colegio Mayor Miraflores, donde enseguida se interesaron por mí, las amistades que tenía eran otros exalumnos y seguía respirando el mismo ambiente que, por suerte, había dejado atrás. Por suerte, la amistad duró poco, mis amistades iban por otros derroteros y él no se iba a mezclar con ellas, él ofrecía volver al redil.

Como resultado de la manipulación y acoso de los numerarios y la organización puedo decir que mi vida se ha visto grandemente alterada y que no saben lo que hacen. Si al final no he tenido peores consecuencias no sé a qué se ha debido pero varios amigos no pueden decir lo mismo. Sé que no es fácil demostrar la causalidad entre lo vivido durante muchos años y lo que uno realiza después pero sí sé que una formación diseñada para manipular adolescentes y claramente extremista no hizo sino volver más extremos los problemas que todos podemos tener.

En fin, esto es todo. Gracias por escuchar. Un saludo,

Jorge P.