Al hilo del análisis tan pormenorizado que hace Cr-número-bajo en su artículo de 8 de febrero, me ha parecido de interés aportar una estadística propia.

Como sabéis está -o estaba- totalmente prohibida la llevanza de listas de los que componen la promoción del centro de estudios. Yo me salté esa prohibición. Eso sí, con la finalidad de rezar siempre por ellos. Y nunca taché -descarté- a quienes abandonaron la Obra. Sigo conservando esa lista de la cuarta promoción del centro de estudios de la delegación de Madrid-oeste. Y rezando por ellos. (¿Seguís rezando por ellos los que seguís en la organización? ¿O ya no os acordáis ni de sus nombres?) En aquella promoción, que comenzó el centro de estudios el 5 de julio de 1975 con un curso anual de dos meses en el colegio mayor Moncloa, y luego siguió en el Santillana viejo para terminar en el Santillana nuevo (que desde hace bastantes años dejó de ser centro de estudios), fuimos exactamente 30. De ellos sé con seguridad que dejaron -dejamos- el Opus Dei 13, uno de ellos siendo cura. Hay otros 12 que parece que se los ha tragado la tierra. Solo tengo seguridad de que siguen en el Opus Dei 5 de los iniciales, si bien es verdad que de esos 5, hay 3 de ellos que las últimas noticias que tengo de ellos y de su pertenencia al Opus son de más de 5 años atrás (hace 5 años yo era también del Opus y no me había planteado largarme, aunque ya me habían dado la patada al ponerme en la puta calle echándome del centro).

Nuestra promoción era de 30 numerarios. En la cuneta se quedaron los que pitaron entre 1972 y 1974 y que no llegaron al centro de estudios dentro del ámbito de la delegación, que por lo que recuerdo de las convivencias de adscritos previas a la entrada del centro de estudios, serían muchos, otros 30 aproximadamente.

En una palabra -y puede que me quede corto- que de unos 60 quizá queden, como mucho, unos 6. Esto es, que el 90% nos hemos largado probablemente. Esta proporción, habidas las circunstancias externas de años posteriores, un 10%, no es probable que haya aumentado.

Se de algún centro de estudios que ha echado el cierre en estos años, que en sus últimas bocanadas como centro de estudios, tenía 6 u 8 numerarios por promoción, no 30. Si de esos sigue un 20%, estamos en que probablemente solo quede un numerario o numerario y medio de esa promoción. Un indicador: Los que se ordenan, de los que un 40% aproximado siguen siendo españoles, van bajando en número de año en año: 31, 29, 27...Y todavía se están ordenando los que pitaron hace diez o quince años. Y los mayores se van muriendo o volviendo gagá. Veremos cuántos se ordenan -y de qué edad- dentro de 10 años, por ejemplo.

Tengo noticia de que hay varios centros que están literalmente bloqueados al ser la mayoría de los numerarios ancianos y con la cabeza u otras partes del cuerpo fuera de juego, de modo que no dan abasto para atenderlos quienes están más sanos. El mismo problema que pasa en varias órdenes religiosas. Esto es el presente. Veremos el futuro.

Por cierto, ¿Qué fue de Isabelita? Sí, esa chica tan poderosa y feminista, tan enterada de los retos de hoy día, que el verano pasado, en sus viajes por todo lo largo y ancho de este mundo, como el Capitán Tan, anduvo brujuleando de acá para allá presentando su libro, como Paco Umbral.

Otra cosa, me consta que siguen dando la patada a los numerarios/as que todavía piensan (cuando en una organización todos piensan igual, lo que pasa es que ninguno piensa). Todo de palabra, que las palabras se las lleva el viento. Y por supuesto, incumpliendo el artículo 24.2 de los Estatutos, único documento normativo del Opus Dei, y desconocido por la mayoría de los miembros y miembras, como dirían los de Podemos, que según Isabelita tienen las puertas abiertas en el Opus Dei (me gustaría saber cuántos de Podemos han pitado en el último año, en una época en la que no pitan ni los de los Tozalitos).

A ver si otro día cuento algo divertido de Bernardo Robledo y de José María Martínez Doral.

Antonio Moya Somolinos.