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 Tus escritos: Entrevista a la ex-numeraria Eileen Johnson (I).- Eileen

010. Testimonios
Eileen :

Ex-numeraria Eileen Johnson, habla con Randy Engel, periodista católica norteamericana, y fundadora de Opus Dei Watch.

Texto original en inglés

Engel: Antes de nada Eileen, ¿podrías darnos algunos datos sobre tu familia y tu educación, y cómo has conocido al Opus Dei de joven?

Johnson: Por supuesto. Nací en Yorkshire, Inglaterra, en 1943. Mi madre era católica, mi padre agnóstico. Tuve dos hermanos mayores. Fui a un colegio primario católico y más adelante a un instituto llevado por monjas católicas. Era una niña piadosa, animada, me encantaba bailar y cantar. A la edad de 15 años empecé a considerar una vocación religiosa.

Un año más tarde, el Opus Dei entró en mi vida, clandestinamente. Tenía 16 años.

Era muy buena estudiante y delegada de curso. Mi asignatura preferida era el francés. Nuestra nueva profesora de francés, joven y simpática, empezó a prestarme mucha atención. Agradecí la adulación. La profesora habrá notado mis visitas diarias a la capilla durante la hora de comida, coincidiendo con sus propias visitas..



Hacia el fin del curso me invitó a un curso internacional de verano para chicas en Rydalwood, una residencia universitaria en Manchester. Dijo que además de ensenar inglés, también tendría oportunidades para practicar francés. Mis padres, sobre todo mi padre, estaban encantados con esa oportunidad. Confiaban en mi profesora. Acababa de cumplir 17 años y el viaje a Manchester sería mi primera escapada independiente de casa.   Naturalmente, estaba emocionada.

Engel:¿Fue exitosa la aventura?

Johnson: La verdad es que fui engañada. Primero no pude practicar el francés porque no había ni una estudiante francesa. Tampoco tenía la preparación adecuada para ensenar inglés. La invitación había sido una artimaña para atraerme al Opus Dei en un ambiente controlado lejos de mi familia. Pero no me dí cuenta de la realidad de lo que estaba sucediendo.

Engel: ¿No se identificaba Rydalwood como residencia universitaria del Opus Dei  a la entrada del edificio?

Johnson: No. Los centros tienen nombres laicos y no se identifican abiertamente como centros del Opus Dei. Empecé a comprender el verdadero motivo de la invitación cuando mi profesora, que entonces era numeraria, comenzó a meterse conmigo para platicar del Padre, que es como se llamaba al fundador y actualmente al prelado, y me hablaba la Obra. Ni mis padres, ni mis amigos, y tampoco yo, habíamos oído hablar del Opus Dei.   Los años 50 y principios de los 60 eran los primeros tiempos de la Obra en Inglaterra. Así que todo era muy nuevo. Después de unos días en Rydalwood mi profesora me dijo que le parecía que yo tenía vocación de numeraria.

Al principio resistí la presión de apuntarme. Pero unos meses más tarde, después de asistir a un fin de semana de retiro en Rydalwood, cedí.

Engel: ¿Qué fue lo que más te atraía del Opus Dei?

Johnson: Ten en cuenta que yo tenía solo 16 años cuando empezaron a hacer proselitismo conmigo. Mi vida familiar había sido cómoda y feliz, pero me faltaba experiencia del mundo más allá de sus paredes. Estaba a punto de descubrir mi independencia y me sentí muy atraída por las numerarias y el ambiente precioso, acogedor, de Rydalwood. Era una joven católica seria y había dado vueltas a la posibilidad de hacerme monja. Me fascinaba ver que las numerarias en Rydalwood eran mujeres seglares plenamente dedicadas a Dios.

Además, como estudiante de lenguas, me encantaba el ambiente latino del centro y la alegría y amabilidad de las numerarias. La mayoría eran españolas. Estaban bien vestidas, elegantes, muy bien presentadas. Y me mimaban – no estaba acostumbrada a ello, ya que era una chica más bien solitaria.

Recuerdo quela primera visita de mis padres a Rydalwood, que fue cuando me llevaron al campus para iniciar la carrera. Antes de marcharse, mi madre me preguntó: ¿Crees que esto te gustaría tanto si no fuera tan atractivo?’ Una pregunta muy relevante y algo profética.

Engel: ¿Te apuntaste al principio como supernumeraria, en vez de como numeraria?

Johnson: Sí, eso fue en diciembre de 1960. Todavía vivía con mis padres, y estaba preparando el examen para entrar en la universidad. Esperaba emprender mis estudios en la Universidad de Manchester en octubre. Recuerdo que leía con fervor Camino, y otras publicaciones del Opus Dei. Incluso vendí varias copias a mis compañeras de colegio. Evidentemente estaba totalmente cautivada por el Opus Dei.

Engel: ¿Qué diferencia hay entre una supernumeraria y una numeraria?

Johnson: Los numerarios y numerarias son seglares célibes; viven en centros del Opus Dei; entregan todos sus ingresos al Opus Dei, y son estrictamente controlados. Los supernumerarios/as normalmente están casados, o son libres para casarse. Se supone que contribuirán generosamente a la Obra. Se confiesan con sacerdotes de la Obra y tienen su director espiritual, siempre un numerario para los hombres y numeraria para las mujeres y un Plan de Vida. Ambos tipos de socios se comprometen al apostolado y al proselitismo, y también a comunicar el mensaje del Opus Dei en sus ámbitos de trabajo y en sus familias.

Debo mencionar que hay miembros célibes que siguen viviendo en sus casas familiares, tal vez por cuidar de familiares mayores o enfermos.  Se llaman Agregados.

Engel: ¿Has hecho votos, como hacen los religiosos?

Johnson: Cuando yo entré al Opus Dei a principios de los 60 estaba aprobado como Instituto Secular. El padre Escrivá siempre estuvo diametralmente opuesto a que se confundiese la idea de ‘vocación seglar’ con una ‘vocación religiosa.’

Así que, en cuanto a tu pregunta, si que tomábamos ‘votos privados.’ Para mi representaban una obligación, incluso antes de hacer los votos formalmente. Desde el día que pité, así es como se denomina hacerse del Opus Dei, vivía como una socia comprometida en todos los sentidos. Se entendía que la entrega era para toda la vida. La ceremonia de Admisión en el Opus Dei, tuvo lugar en el oratorio seis meses después de pitar, en presencia de un sacerdote de la Obra, la directora y otra numeraria. 

Desde que el Opus Dei fue elevado al nivel de Prelatura Personal en 1982, en vez de votos se habla de un contrato que el individuo hace con la Obra. Pero me figuro que el compromiso es básicamente como antes.

Engel: ¿Asistió tu familia a la ceremonia de Admisión?

Johnson: ¡Para nada! No sabían que yo pertenecía al Opus Dei, y mucho menos que me había comprometido a la Obra para toda la vida, y además como célibe. Mis amigos tampoco. Mis directores me habían mandado guardar silencio sobre mi pertenencia a la Obra. Nos decían que para ser efectivo nuestro apostolado tenía que pasar desapercibido. Nuestra dedicación era un asunto muy privado entre Dios y el individuo, y las hermanas de la Obra. Lo que muchos ven como secretismo en el Opus Dei se llama ‘Santa Discreción.’

Engel: Prescindiendo de cómo se llame, cuando un menor engaña a sus padres de ese modo, y que le manden a esconder de sus padres una pertenencia tan radical, es una violación del Quinto Mandamiento, que nos manda honrar al padre y a la madre. ¿No te dabas cuenta de esto? Se ve que eres sensible, ¿con conciencia delicada? 

Johnson: Igual en el fondo me daba cuenta, pero no me preocupaba. Como ya dije, me chiflaba esta versión nueva, emocionante, de una vida seglar tan plenamente dedicada a la Iglesia – la Obra de Dios-  tan optimista, tan dinámica. Las socias eran tan alegres, tan simpáticas.

Engel: volveremos a la cuestión del secretismo sistemático en el Opus Dei más adelante, pero me gustaría preguntarte algo acerca de tu novio en aquella temporada. ¿Fue seria la relación? ¿Sabía él que eras supernumeraria?

Johnson: Si y si. Estábamos muy enamorados, muy comprometidos. Esperábamos casarnos después de acabar nuestras respectivas carreras universitarias. Incluso compartíamos una fuerte atracción hacia Opus Dei y los dos éramos entonces supernumerarios.

Igual que yo, mi novio tampoco avisó a sus padres de que pertenecía al Opus Dei. Igual que yo, también vivía en una residencia universitaria del Opus Dei de la Sección Masculina. Ambos sabíamos que nos perseguían para que pidiésemos la admisión como numerarios. Eventualmente, llegaron a separarnos totalmente y mi novio se hizo numerario. Me enteré cuando la directora me avisó de que el sacerdote quería hablar conmigo en el confesionario. El sacerdote me prohibió contactar a mi novio de ahí en adelante.

Engel: Tu novio, ¿ejerció su profesión después de acabar la carrera en la Universidad?

Johnson: No creo. Se licenció en Ciencias físicas, pero la Obra le necesitaba para trabajos internos. Poco después de licenciarse le nombraron director de una residencia universitaria en Londres. Más adelante fue elegido para ser sacerdote. Se ordenó a los 26 años y más adelante llegó a ser Consiliario (Vicario) del Opus Dei en el Reino Unido.

Engel: ¿Y tú?

Johnson: Me habían dicho, antes de afiliarme al Opus Dei, que sería libre de dedicarme a mis estudios y a mi futura carrera de profesora de idiomas. No fue así. En febrero de 1962, con 18 años, tres meses después de separarme de mi novio, yo también dejé de ser supernumeraria para dedicar mi vida completamente al Opus Dei como numeraria.  Volví a ‘pitar’ (escribir al Padre pidiendo la Admisión). Nunca volví a hablar con mi novio.

Mi directora me dijo que tenía cualidades idóneas para ser periodista. La idea me llamó la atención y empecé a dar vueltas a la posibilidad de hacer una carrera en periodismo como parte de mi vocación al servicio del Opus Dei. 

Engel: ¿Afectó el Opus Dei a tu vida académica y a tus experiencias en el campus?

Johnson: Durante mis tres años como universitaria lo que más me preocupaba era mi Plan de Vida y el proselitismo en favor del Opus Dei. En mi tercer año me nombraron subdirectora de Rydalwood, y esto me distrajo todavía más de mis estudios.  Un año después de licenciarme, a la edad de 22 años, me trasladé a Londres para trabajar con la Asesoría, la sede del gobierno de las mujeres del Opus Dei en el Reino Unido. Esto fue una gran sorpresa, y me sentí orgullosa.

En teoría el Opus Dei da mucha importancia al prestigio en el mundo académico y profesional. En mi caso la prioridad fue, en realidad, la dedicación a las necesidades y labores internas del Opus Dei y su expansión en el Reino Unido. Mis preferencias y prioridades personales eran secundarias y esto perjudicó seriamente el desarrollo de mi vida profesional.

Como universitaria, había soñado en participar en actividades culturales (canto y baile por ejemplo) pero como numeraria esto no fue posible porque tenía que evitar la compañía de chicos. También estaban prohibidas las visitas al teatro, el cine, etc.

Engel: ¿Cuándo se enteraron tus padres que te habías afiliado al Opus Dei?

Johnson:  En junio de 1964, después de licenciarme, y ya mayor de edad con 21 años, les dije que me interesaba ser numeraria. Eso fue mentira, claro, porque había sido ya miembro del Opus Dei desde hacía varios años, primero como supernumeraria mientras vivía todavía con ellos, y luego como numeraria célibe y además como subdirectora de Rydalwood. 

Engel: ¿Subvencionaron tus padres tus estudios universitarios durante tres años sin saber nada de tu compromiso permanente con el Opus Dei?

Johnson:  Si, mi padre había mandado una ‘contribución paterna’ como suplemento a la beca del gobierno regional.

Engel: Y el Opus, que se aprovecharía de tu educación y tus aptitudes como licenciada, ¿Cuánto pagó?

Johnson: Nada.

Engel: Qué conveniente, quiero decir, para el Opus.

Johnson: Debo añadir que, mientras estudiaba en la Universidad, mi padre había enfermado, de manera que mis padres no estaban al tanto de lo que me pasaba. Mi directora me aconsejaba visitarles de vez en cuando para mantener cierta normalidad, pero sin quedarme demasiados días. Me recordaba las palabras del Padre: ‘Calla: no olvides que tu ideal es como una lucecilla recién encendida. Puede bastar un soplo para apagarla en tu corazón(Camino, 644).

Durante mis visitas, mi madre se preocupaba por mi aislamiento social e intentó presentarme a algún chico conocido, pero sin resultado.

Engel: ¿Y tus relaciones familiares después de licenciarte en 1964?

Johnson: Después de licenciarme seguía viviendo en Rydalwood. Fui muy pocas veces a ver a mis padres; no los vi en Navidad. Tuve un contacto mínimo con mis hermanos y mis sobrinos. Había conseguido permiso para ser madrina de dos de mis sobrinos, pero eso fue antes de aclarar mi situación a mi familia.

Normalmente no asistíamos a celebraciones familiares como bodas o funerales. Cuando se casó una prima mía, fui a casa de mis padres pero en la madrugada del día de la boda dije que me encontraba enferma; un pretexto para no asistir a la boda. No sentí ninguna culpabilidad; al contrario, estaba contenta de haber evitado una tentación, y así haber cumplido con mi deber de obedecer. Cuando mi tía, la única hermana de mi madre, murió, no asistí al funeral. Esto le dolió mucho a mi madre. En esta ocasión lo pasé muy mal. En ese tiempo sufría depresiones y poco después saldría del Opus Dei.

No mantuve contacto con antiguos amigos. Dejé de tener amistades auténticas. En el Opus Dei me acostumbré a utilizar la amistad como medio de apostolado; fue una táctica, muy manipulativa. Cuando dejé el Opus Dei estaba sin amigos. 

Gradualmente me distanciaba emocionalmente de mi ‘familia de sangre’ y mis antiguos amigos. Solo quería volver a casa, a mi nueva ‘familia sobrenatural’ – Opus Dei.

Engel: Me gustaría saber más acerca de tu vida de numeraria en el Opus Dei. ¿Cómo empezaste a asimilar lo que se llama ‘el Espíritu del Opus Dei’? Encuentro que muchos ex socios no quieren hablar de esto a ‘los de fuera.’

Johnson: El llamado ‘Espíritu del Opus Dei’ se comunica gradualmente a las nuevas numerarias de distintas maneras. Teníamos un ‘circulo’ semanal y la ‘charla fraterna’ semanal, a la que se llama Confidencia. El sacerdote nos daba meditaciones en un día de retiro al mes, y en un retiro anual de 5 días. En el Curso anual, durante 3 semanas, las numerarias mayores nos daban charlas sobre ‘el Espíritu de la Obra’ (Discreción, Obediencia, Pobreza, Filiación Divina, Apostolado, las Normas del Plan de vida, Mortificación) y también había meditaciones guiadas por un sacerdote de la Obra, quien además nos daba clases sobre las enseñanzas de San Tomas Aquino.

Engel: Hablando de mortificación, ¿te ponías un cilicio en el muslo para suprimir el deseo sexual?

Johnson: Si, lo llevaba en el muslo durante dos horas cada día, y utilizaba las disciplinas, un látigo de cuerdas, durante 5 minutos los sábados. Fueron obligatorios para las numerarias. La verdad es que me asusté al enterarme de esto después de hacerme de la Obra.

Engel: Vamos a ver, Eileen. ¿Existían esos programas de formación y mortificación además de…?

Johnson:  Además de las otras normas y requisitos para una numeraria, como media hora de oración mental por la mañana y otra media hora por la tarde; misa, rosario, Angelus, 15 minutos de lectura espiritual, las Preces, una oración de la Obra, examen de conciencia. Guardábamos Silencio Mayor, desde acostarnos hasta después de misa el día siguiente, y el  Silencio Menor durante la tarde.

Engel: Luego, tenías tu trabajo interno como subdirectora de Rydalwood, tu empleo de media jornada enseñando inglés a niños inmigrantes en un colegio primario. Y más adelante, tus responsabilidades como Secretaria de San Rafael con la asesoría exigirían muchas horas de trabajo y gastos de energía. Francamente, esto no parece una vida ‘corriente’ o ‘normal’ para una persona seglar, no-religiosa. ¿Cuándo tenías tiempo para respirar o pensar independientemente?

Johnson:¿Qué te puedo decir? Estaba enganchada. Mi autentica personalidad había sido oscurecida por una nueva personalidad identificada con el Opus Dei, aunque no totalmente, gracias a Dios. A veces estaba agotada. Recuerdo en concreto durante una temporada, cuando la asesoría trabajaba día y noche para preparar el informe anual y la contribución para mandar a Roma, lo tuve que dejar e irme a acostar porque no resistía más, aunque dormía en tabla, otra obligación de las numerarias.

En teoría, nos aconsejaban un ‘paseo semanal’ y una ‘excursión mensual’ pero trabajábamos tanto que muchas veces prescindimos de esos ratos de descanso.

(Seguirá la parte II)




Publicado el Monday, 08 March 2021



 
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