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 Tus escritos: La cosa sexual (Cap.20 de 'A quien pueda interesar').- Satur

075. Afectividad, amistad, sexualidad
Satur :


La cosa sexual

Cap.20 de 'A quien pueda interesar'
Enviado por Satur el 23-8-2004

Algunos, al parecer, se sienten incómodos tratando la cosa sexual y, más en concreto, la homosexualidad. Alguno ha leído, "no sin asombro" una gran cantidad de correos que hacen referencia a este tema. Aclara el motivo de su perplejidad ... "muchos pensamos que en esta página se hablaba sobre el Opus Dei, no sobre los diferentes modos en que se puede dar rienda suelta a la libertad que tenemos una vez fuera del Opus Dei, y mucho menos si la Iglesia Católica, Jesucristo o los Santos han permitido o no las relaciones sexuales entre personas del mismo género (sexo)". Es verdad que en esta página se habla del opus de dei, pero también lo es que muchas biografías cuentan sus motivos, algunas sus debilidades, otras sus enfermedades, otras sus complejos, dificultades, incluso hay quien ha visto y charlado con su Ángel de La Guardia que, muy cortésmente, le ofreció su móvil: "toma mi Nokia, y si ves alguna pluma, perdona; te le quedas, o me le das, porfa, pero no la tires"... Y es normal, cada uno cuenta la penícula como le pasó...

Hay quien ha perdido la fe y está hastiado, quien ha salido reforzado y con ganas de seguir siendo aquel que fue o quiso ser en el opus, hay quien se ha quedado con los frenos descacharrados y la azotea hecha unos zorros y quien se bebe las lágrimas y se sorbe los mocos como un niño que tiene miedo. Algunos salen muy quemados, muy heridos, muy dolidos y eso produce cosas como el resentimiento, la desconfianza a toda la institución, incluso el odio; otros están muy solos, y ya se sabe que la soledad -si va de la mano de la tristeza- es capaz de muchas miserias. Bastantes callan e intentan olvidar, intuyen que el tiempo, y Dios (si creen), volverán a poner todo en su sitio. Estos últimos son los que en el Opus Dei dicen que son mayoría y que se van agradecidos y contentos... No es verdad: se van con ese temple que te da el que te consideren un fracasado, y con esa tristeza que te produce ver que te miran como un pobre hombre al que no se da un duro por su alma, y que en muy pocos día ya nadie se acordará de ti. Pero callan, ¿qué van a hacer?. Miras hacia delante buscando nuevas amistades, nuevos ambientes, nuevo trabajo donde, a poder ser, nadie del pasado coincida en él.

Piensas que con el tiempo toda ese fiemo que son los errores de tu vida, ese humus putrefacto que hoy pisas alimentará el futuro árbol que un día rebrotará, y esa porquería quedará allá abajo, en las raíces de tu vida.

Un hermoso nogal no lo sería si sus raíces no se hubiesen alimentado de mierda, y a nadie se le ocurre pensar que eso es malo... a condición de que no se ponga encima de la mesa.

Varias correspondencias han decidido excavar en sus raíces, darle a la pala y poner encima de la mesa un aspecto de su vida: su sexualidad. Y dicen "mira, a mí lo que me pasa es que soy homosexual". Desde luego, ser homosexual y numerario, o agregado del opus dei, se intuye difícil: el gallo en el gallinero. Por eso lo cuentan, porque se supone, leyéndoles, el drama que se vivió en esos años de sincera lucha pensando que, quizás, allí poco a poco las cosas se encauzarían de otro modo. Y lo escriben.

Más de uno se sentirá interpelado al leer esas correspondencias, y más de una: de dentro y de fuera.

La sexualidad es un asunto muy complejo, muy personal también y, en mi opinión -que ya me dirás para qué sirve mi opinión- conviene que esté donde tiene que estar, que es en las raíces. También pienso que sacralizarla, tomársela en serio, es un error muy grave. Vivimos en un cuelpo ,cada uno el suyo, y cada uno con su carácter, sus afectividades, sus sensibilidades y sus rarezas. La sexualidad se concreta en cada uno de modos muy diferentes y no siempre sabemos el por qué de todos esos modos. Yo, por ejemplo, ignoro por qué razón si me rascan el cogote me pierdo, pero así, me pierdo. Me pongo, me pongo... y ¡¡¡AUUUUUUU, un lobo en Paríssss!!! Sin embargo, a Dany a lo mejor le rascas el cogote y te da un sopapo que te pone en el jueves de la semana que viene. Y hay quien es frígida, y otros más salidos que un balcón neorrococó... ¡Un lío lo de la sexualidad!: le afecta todo: el tiempo, la cultura, la música, la religión , la herencia, la familia, la educación, las hormonas, los olores, los colores...

Siempre me sorprendió el ejemplo que puso uno en una charla sobre castidad en el centro de estudios. El tío, sin cortarse un pelo, comentó "pues, si cuando por la mañana al ir a Misa al centro ves una señora mayor fregando las escaleras de un portal y que se le ven las bragas, y los mollares, y las chinchorras, y te pasa que cada día la miras y tal, pues lo cuentas en la charla". Todo un ejemplo, sí señor. A mi, la verdad, nunca me dio por allí, pero el tío ese debía de tener la líbido al turmix. Como dice un amigo: he caído tan bajo que cuando me levanto me pego con la cabeza en el culo.

Claro, con esos mensajes, cuando llevas tiempo en el opus del opus, con eso de que había que ser salvajemente sincero, te enterabas de unas cosas tan raras -pero raras, raras,raras-, que al final decías "¡mecagüen la gallina Marcelina: ya no quiero saber más. Bastante tengo con lo mío!". Porque a base de hablar y hablar y hablar, lo único que conseguías era meterte en unos berenjenales de Padre y Señor mío.

También pienso, como el Orejas del sábado, que éste no es sitio para dar doctrina, pasión dominante, y salvar a las almas. Aquí cada uno es hijo de su padre y de su madre y dice la suya desde su punto de vista. No estamos para que alguien me diga "oye , lo del cogote háztelo mirar porque a lo mejor es de médico", u "oiga, esa ansias por que recen todos, y consideren las escenas del evangelio, y vayan al encuentro del Señor Sacramentado como Amigo, y sigan las enseñanzas de la Santa Madre Iglesia, eso puede ser una paranoia y también se lo tiene que mirar"... No es el sitio.

Yo también, como algunos aquí, intento seguir las enseñanzas de la Iglesia, pero procuro comprender las razones de los demás, sobretodo si me tocan muy de cerca por motivos de familia, de amistad -cuantas veces, por comodidad, también por miedo, te gustaría no saber nada de nadie, y que cada uno viviera su vida- .

Estoy convencido de que la Iglesia alguna cosa tendrá que cambiar. La obedezco; pero la moral sexual de la Iglesia es un caos heredado de tan distintas procedencias mágicas, culturales, científicas y religiosas, y con miles de años de sedimentaciones diferentes, que confunden más que aclaran. A todas las religiones les ha interesado regular, encauzar y normativizar la sexualidad. Es lógico: va muy unida a la fertilidad, al misterio, a la vida y a la muerte. Es estremecedora, si se piensa un poco en ella. Y fascinante también.

Cambiará, como ha cambiado en otros asuntos, como cuando veía con reticencias, algo más que reticencias, el uso de anestésicos en el parto porque la terapia se enfrentaba a las supuestas palabras de Dios en la Biblia "parirás a tus hijos con dolor". Cambiará porque sabe que la sexualidad se ha codificado en base a principios que muchas veces eran, sencillamente, falsos. En ocasiones, pura superstición. Nociones como "pureza" e "impureza", "mancha", andan como por su casa en el dominio de la moral sexual: curioso criterio que no tiene en cuenta la voluntariedad del sujeto. Una enfermedad se puede contagiar involuntariamente, y lo impuro también. Basta echar un vistazo a toda la literatura escrita desde la ética cristiana sobre la menstruación y el semen, para comprobar que muchas cosas que deberían de cambiar han cambiado: en la Edad media los penitenciales cristianos prohibían que la mujer que tuviera la regla comulgase, que tocase los vasos sagrados. Asombra leer la relación de efectos malsanos que producía una mujer durante el período. ¿De dónde se lo sacaban?.¿por qué no eran desmentidas si era facilísimo comprobar lo contrario?.

Santo Tomás escribe "la pérdida desordenada del semen repugna al bien de la naturaleza, o sea, a la conservación de la especie. Por tanto, después del pecado de homicidio que destruye la naturaleza humana viviente en acto, este tipo de pecado parece ocupar el segundo puesto: impide la generación de una naturaleza humana". Hala, chúpate esa: o sea, que el fetillo ya está en el semen y se le coloca en la mujer para que lo alimente y tal. Claro, así vistas las cosas, resulta que cada masturbación es un manojo de abortos.

Esta idea del semen hizo que en Occidente se le diera más importancia a las relaciones homosexuales entre hombres que entre mujeres, o a la masturbación masculina que a la femenina.

Problema complejo éste. La Iglesia todavía tiene masas de fieles que viven en la miseria extrema, en la ignorancia, y en el miedo, junto a ellas convive una nueva mentalidad que no niega su fe, pero que le cuesta aceptar criterios difícilmente comprensibles. Y no por pereza, ni por visiones superficiales, ni por darle rienda suelta al cuerpo y a la vida mollar. Son razones serias, profundas y que piden una explicación. No debe de ser nada fácil regular todo eso.

Hasta hace unos pocos años las instituciones vivían amparadas en discreción y secretismo gracias a que la información estaba reservada a unos pocos. Las comunicaciones, la noticias y las corrientes ideológicas tardaban mucho en llegar de una punta a otra, y con dificultad al pueblo llano. Mucho han cambiado las cosas. ¿Cómo reaccionar al escándalo que denunciaron las religiosas Maria O'Donohue y Maura McDonald, publicados por la revista norteamericana "National Catholic Reporter" y que el portavoz Vaticano, nuestro querido Joaquín Navarro Valls, reconoció que el problema es 'conocido' y que 'se está afrontando', pero lo circunscribió a 'un área geográfica limitada' (África), sobre los abusos sexuales dentro de las congregaciones religiosas. Abusos también denunciados por la religiosa O'Donohue, coordinadora del programa sobre el sida de Caritas Internacional y del Cafod (Fondo Católico de Ayuda al Desarrollo), cuando presentó un informe sobrecogedor al presidente de los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica, el cardenal español Eduardo Martínez Somalo. El cardenal, sorprendido por las dimensiones del problema, encargó investigar la situación a un grupo de trabajo presidido por O' Donohue.

O`Donohue es religiosa, no lo olvidemos. No trabaja para el grupo Prisa.

La lista de abusos es descorazonadora e inquietante. El informe incluye casos de novicias violadas por los sacerdotes a quienes tienen que solicitar los certificados oportunos, habla de médicos de hospitales católicos que se ven asediados por sacerdotes que les llevan 'a monjas y otras jóvenes para abortar'. O'Donohue cita un caso extremo, el de 'un sacerdote que obliga a abortar a una monja, ella muere y él oficia la misa de difuntos' por la joven fallecida. El informe reconoce que determinadas culturas representan un serio inconveniente para el mantenimiento de los principios de la vida religiosa. En el continente africano, explica el texto, es 'imposible para una mujer rechazar a un hombre, sobre todo si es anciano y en especial si es un sacerdote', y la cultura está lejos de favorecer el celibato.

En el informe de O'Donohue se habla de religiosos que piden a las monjas que recurran a la píldora y, en concreto, se alude a una comunidad religiosa femenina en la que la superiora solicitó la intervención del obispo tras comprobar que una serie de sacerdotes de la diócesis habían dejado embarazadas a 29 monjas. La reacción del obispo fue fulminante: la superiora 'fue suspendida' y sustituida por otra religiosa. Hala, por chivata.

Estos datos han sido avalados por otro informe presentado en 1998 por Marie McDonald, superiora de las Hermanas Misioneras de Nuestra Señora de África, ésta ya es jefa y todo, en el que se pasa revista a las diferentes estrategias de acoso. Unas veces son sacerdotes que reclaman una especie de contraprestación sexual a cambio de la confesión. Otras el abuso se produce a partir de 'una dependencia financiera de las monjas de sacerdotes que pueden pedir a cambio favores sexuales'. McDonald está convencida de que hay que actuar con rapidez para atajar un problema que aumenta, y no parece satisfecha de la línea de actuación más bien tímida iniciada por el Vaticano.

Es un asunto muy, pero que muy complejo este de la castidad. En África el celibato es un valor muy devaluado y difícilmente entendible. La selección de bastantes sacerdotes deja mucho que desear, incluso para nombrar obispos se ha llegado a recomendar candidatos que sólo tengan una esposa... Lo mismo se podría hablar de zonas de América, Asia, etc... en fin, un mundo más allá de nuestros valores occidentales de puto hombre blanco que vive que te cangas.

A pesar de todo lo escrito estoy convencidísimo de que son muchas más las luces en la evangelización de África, y de la labor misionera de la Iglesia, que las sombras.

La homosexualidad ya es otro cantar. Se mezclan demasiados intereses y ando lejos de comprender exactamente qué es ser homosexual. Tengo claro que no son las mariconadas locas del día del orgullo gay -que me resultan falsas y patéticas-,pero tampoco lo que estúpidamente por no decir otra cosa, repetía en todas sus conferencias un afamado médico sexólogo de la prelatura "que el agujero del culo está para sacar cosas, no para meterlas". No se puede ser más humillante, más incomprensivo y más cerdo.

De todas formas la Iglesia lo dice muy claro en el parágrafo 235, del catecismo de la Iglesia Católica, y el Papa se ha hinchado de repetir allá donde ha ido: "Un número no despreciable de hombres y mujeres presenta tendencias homosexuales profundamente enraizadas. Esta inclinación, objetivamente desordenada, constituye para la mayoría de ellos una auténtica prueba. Deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza, evitando cualquier estigma de discriminación injusta".

Pues eso.


Publicado el Monday, 23 August 2004



 
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