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 Tus escritos: La vocación de Jose Maria.- JasonJonas

050. Proselitismo, vocación
JasonJonas :

El tema central, esencial, neural, fundamental, y todas las terminaciones “al” que puedan aplicar por lo que eres numerario, es porque supuestamente tienes vocación para serlo. Y no solo en una expresión humana, sino divina. Para ello sirve reflexionar entonces en cómo se dio la vocación de tu hoy santo fundador, para que lo contrastes con tu caso.

La vocación, en palabras llanas, es:

• Cualidad que se apega, se empata y se embona a tu ser para ser lo que quieres y puedes ser (ambas).
• Resulta de un proceso previo de descubrimiento en el que ciertas inspiraciones MOTIVAN a una persona a ser tal cosa en la vida (tu ser se ve y se siente identificado).
• Se encuentra de varias formas: A través de experiencias personales que nos marcan en nuestra vida, en la observación de lo que otras personas realizan y nos entusiasma en vivir y replicar, las propias habilidades y capacidades que uno reconoce tener y para lo cual deseas dedicarte, etc. etc.
• En la vocación religiosa aplican exactamente estas mismas características, solo que estas se amplían al marco de la fe (aquí, estas inspiraciones que motivan el dedicarse a un camino espiritual específico -cualquiera que sea- entendemos que nos provienen de Dios).
• El acudir a un llamado divino siempre será muy loable para quien decide responder a esta vocación...



En este marco de reflexión, cualquier vocación para que sea válida, jamás debe ser inducida, elaborada, maquinada, obligada, fabricada, y todas las terminaciones “ada” que apliquen al caso. En términos generales digamos que nadie puede conducirte, sin que tú lo decidas, por lo que éste estime ser lo mejor para ti, incluso aunque tenga razón. Cuanto más esta característica debe ser así en el caso de la vocación que se apoya en aspectos de fe: El llamado divino debe ser escuchado y decidido, en total claridad y convencimiento, por la misma persona que se ve inspirado en esa motivación por Dios, incluso a cualquier edad (con las ponderaciones razonables al caso).

Antes de abordar el caso de la vocación de Jose Maria, platico una experiencia personal mucho antes de que yo fuera del Opus. De niño estudié en una escuela jesuita y recuerdo que, como en 5to o 6to grado, me propuse la idea de ser uno de ellos. Los hermanos jesuitas tenían ciertas convivencias, completa y totalmente ajenas a lo académico, en las que invitaban de forma muy general -y sin insistir jamás- a los niños y jóvenes de sus escuelas. Así que en algún momento de mi corta vida sentí esa posibilidad. Recuerdo vivamente el momento preciso en el que les comuniqué a mis padres mi posible decisión y recuerdo perfectamente que, como todos los buenos padres que no imponen, ni me impulsaron ni me objetaron este posible camino que yo solito discurrí, solo me escucharon con atención y dejaron abierto el tema. Eso para mí fue muy importante porque, aun en mi escasa edad, nunca me sentí influenciado y ni mucho menos presionado en ningún sentido. Y eso mismo hicieron también los jesuitas. Es decir, yo no recuerdo a ningún hermano jesuita acercárseme y hablar una y otra vez conmigo -cuanto más a mi corta edad- para impulsarme o presionarme acerca de formar parte de su institución. Recuerdo que posteriormente asistí a una convivencia de posibles aspirantes, pero el caso es que al final yo mismo decidí no transitar por esos caminos. En mis reflexiones estoy convencido que, de haber tenido verdaderamente vocación, el Espíritu Santo hubiese infundido esta motivación en mí, pero como no tenía vocación para ser jesuita y al no haberme influenciado -COSA VITAL- ni mis padres ni los mismos hermanos jesuitas (dejándome fluir libremente en mis pensamientos y decisiones personales con Dios), aquello no se concretó y pude ser lo que al paso de los años descubrí ser en mi verdadera vocación (sin considerar el ser numerario, que por supuesto nunca debí ser).


Sin extenderme en mi experiencia de “vocación” al Opus, ese supuesto “llamado” me costó mucho tiempo reflexionarlo para darme cuenta de que todo fue inventado. Este mi proceso -y el de miles más al entrar al Opus- DIFIERE del mismísimo relato que nos cuenta el joven Jose Maria sobre su propia vocación, que es contrario al como hoy “su Opus” cuece y fabrica “vocaciones divinas” por doquier:


De lo que recuerdo haber leído, nos relatan en resumidas cuentas sus historiadores oficiales, que el joven Jose Maria deseaba ser arquitecto, él mismo se inclinaba por ello. Podemos decir que, con lo comentado inicialmente, Jose Maria se veía así, sentía tener vocación hacia la Arquitectura (o estudiar Derecho, no recuerdo bien, pero aplica para cualquiera que hubiese sido). Pero hete aquí que, dice él y sus biógrafos, al ver huellas en la nieve de un carmelita descalzo, estas lo impactaron tanto que lo INSPIRARON a ser sacerdote. Hasta aquí todo va bien y empata perfectamente con el camino descrito acerca de la vocación.

Algo muy importante que debemos de señalar de este momento específico y de todo el proceso que vivió el buen Jose Maria hasta ordenarse es lo siguiente: Yo no recuerdo jamás haber escuchado o leído que su padre, madre, hermano, tíos, tías, abuelos, abuelas, amigos, vecinos, seminaristas, sacerdotes, obispos, o cualquier otra persona en su contexto, le influenciaran, conminaran, impulsaran, obligaran, y todas las terminaciones “aran" habidas y por haber alrededor de su decisión. Probablemente más de alguno se haya ilusionado o desilusionado por su decisión (tampoco recuerdo bien este tema), pero el buen Jose Maria, solito y en su relación personal y directa con Dios, decidió lo que decidió acerca de su llamado divino en esa vocación sacerdotal.

Por igual, tampoco recuerdo haber leído jamás -importante mencionarlo también- que el joven Jose Maria en ese entonces y en todos los años de su vida sacerdotal, se haya arrepentido de esta su decisión. Aquí el tema no es necesariamente el que haya cambiado radicalmente su decisión de ser arquitecto a ser sacerdote, sino que NADIE lo direccionó y ni muchos menos lo coaccionó en este proceso de decisión personal. Fue ese evento más que fortuito -y no prefabricado- que él encontró en un camino de nieve, y del que él solito decidió en esa inspiración, su vocación, sin nadie que irrumpiera a favor o en contra en todo este proceso.

Conocemos que Jose Maria era persona de carácter, y al ser así, si cualquiera de sus parientes o cualquier otra persona le hubiese coaccionado para ello, estoy seguro que el buen Jose Maria los hubiera mandado a la porra: “¡Déjame en paz! ¡No me estés jeringando! ¡Yo no voy a ser sacerdote porque me estén moliendo una y otra vez por ello!”… (algo así me imagino que hubiese dicho, con dicho carácter). Y creo que, yendo más allá, si Jose Maria, se hubiese dado cuenta de que era un error el ser ya sacerdote, estoy seguro que no hubiese dicho “Chin, ya ni modo, ya me ordené, ¡que le voy a hacer!, me aguanto y a seguir…”. Si hubiese sido ese el caso, tal vez habría dejado ese camino para ser arquitecto como lo deseaba (en ningún caso hubiese sido traición a Dios, solo el apego a lo que uno busca genuinamente empatar con su vocación). Con esto considerado, yo creo que la vocación de Jose Maria se llevó a cabo como una vocación genuina, y la forma en la que lo decidió también lo fue.

Bueno, pero si todo esto fue así para el mismísimo fundador del Opus, ¿¿por qué diablos él mismo decidió hacerlo e interpretarlo diferente para sus futuros hijos en su dizque obra divina?? Si él mismo vivió su vocación de forma natural, ¿¿por qué no respetó su mismo camino sin rondar o presionar a nadie?? Aun pensando que las primeras “vocaciones” a su obra siguieron este rumbo (que no lo creo mucho, por la autoridad de sacerdote que tenía convenciendo a sus más allegados), fueron 30-40 años en los que él estructuró perfectamente el cómo se debía traer gente a su obra, cómo se debía influir, presionar y coaccionar a los demás dizque respondiendo a Dios por un supuesto llamado específicamente a su obra…

Jose Maria instruyó (contrasta todo esto con tu vocación):
• Sus amistades interesadas.
• Su proselitismo descarado (que no apostolado).
• Su gran “empresa” de almas.
• Su dirección espiritual planificada (con ese propósito).
• Su comunicación de intimidades hasta de la confesión.
• Su manipulación de consciencias.
• Sus mentiras “justificadas”.
• Sus ocultamientos hacia los padres.
• Su listado de “pitables”.
• Sus colegios como semilleros.
• Sus ordenaciones laicales-sacerdotales.

Sus, sus, sus, y cuántos más sus del Opus que son interminables… Y nada de esto se dio en la propia vocación de Jose Maria...

De aquí una exclamación: ¡Ay Jose Maria!, ¡qué incongruencias las tuyas!, ¡pura contradicción! Todo esto refleja más el empeño de crear una obra TUYA, que no de Dios... ¡Y lo lograste!!!

Me atrevería a pensar que si Jose Maria no se hubiese propuesto encausar y dedicar su vida hacia SU obra, no creo que hubiese perseverado justamente en su vocación (en su ministerio sacerdotal). De pasar él desapercibido 30-40 años humildemente, haciendo esa labor con los pobres y enfermos que alardeaba realizar, tal vez allí sí hubiese sido verdaderamente un santo… Pero no, él tenía que relucir, él tenía que destacar, él tenía que fundar algo para ser “alguien” en la vida (que porque Dios se lo pidió… aha). Dios te pidió ser sacerdote y servirlo en este camino, pero tú mismo te forjaste el propósito de realizar TU Opus dizque Dei, disfrazada de una de tus tantísimas y elocuentes frases divinas que encantan a cualquiera (que “solo Dios se luzca”… sí claro, aha… *ver post data más abajo).

La vocación de Jose Maria a la vida sacerdotal fue clara y me parece genuina, pero el propósito de SU obra, no. De no haber dedicado su vida a este semejante embrollo, me parece altamente probable que NO TENIA EL CARÁCTER NI LA DISPOSICION DE ENTREGA A DIOS SIENDO UN SACERDOTE MAS, porque sus acciones, aun siendo fundador, recalcaron el que él tenía que ser lumbrera: “¡Hay un solo fundador del Opus Dei!” orgulloso decía a los 4 vientos… ¡Olé!... ¡Bien por ti!... (por eso se entiende perfectamente que buscara más y más gloria humana en el obispado, en el marquesado, en las elites eclesiales, sociales y políticas, etc. etc.).

Mi buen Jose Maria, Dios no necesita de ninguna “obra humana”. En todo caso me parece mucho más valioso para Dios -fue el ejemplo de Cristo- la obra del párroco escondido de un pueblo que nadie llegará a conocer -solo Él- que la labor “excelentísima” que tu buscaste de TU obra. Tú no fuiste de esos sacerdotes entregados en humildad al prójimo, tu no entregaste tu vida al servicio de Dios calladamente, tal como un borrico de noria perdido en algún pueblo rural… ¡Ay Jose Maria!, ¡pura contradicción!

Miembro del Opus, no nos hagamos güe..es… Al Opus tu no tocas la puerta solito para entrar, como sí lo hace aquella persona que, en esa REAL VOCACION, noble, genuina y válida, decide ser jesuita, franciscano, misionero, sacerdote, laico comprometido o lo que fuere, justo como tu mismo fundador lo hizo. Nooooooo, al Opus tú vas CUSTODIADO desde el principio (perdón por la expresión, como perros en jauría que no sueltan a su presa) hasta captarte en esa supuesta vocación que se te planteó. Incluso antes de que tu conocieras al que sería tu supuesto “amigo” que te acercó al Opus, ellos ya te ubicaban y conocían.

En el Opus no hay realmente una inspiración natural y divina (que provenga de ÉL) y que te MOTIVE a ser lo que quieras ser (en cualquier plano, cuanto más en lo espiritual), sino que ya vas previamente preconcebido en un claro y patético acompañamiento coercitivo que te alienta, te impulsa, te influye y te “motiva” a alinearte y enfilarte a tu supuesto llamado “divino” que dizque Dios te hace para ser numerario del Opus (como una decisión de la que te sientes acorralado y ya no hay ninguna otra alternativa, so pena ser un traidor al amor de Dios). De ninguna manera esto se parece a la experiencia que yo tuve cuando niño. Y ¡abusado! porque el que te digan que no dejas de ser el que eres y/o de buscar lo que quieres ser, no es nada cierto. Además de INVENTARTE la vocación, no serás plenamente lo que quieres ser en función de las exigencias de “entrega y generosidad” que no serán necesariamente para Dios, sino lo serán para el Opus que no es lo mismo.

Así pues, esto JAMAS ES UNA VOCACION, y para tu desgracia, esta es la razón central, esencial, neural, fundamental y todas las terminaciones “al” que apliquen por las que HOY ERES NUMERARIO O NUMERARIA DEL OPUS… (o miembro en cualquiera de sus formas).

Aun así, y como conclusión, tú mismo siempre podrás decirte como dicen en mi tierra: “Haiga sido como haiga sido, yo SÍ tengo ´vocación´ para el Opus, y Dios me llamó para servirlo”. Dios ciertamente te llama, siempre lo ha hecho, pero no a través de una clara invención del Opus para ellos mismos. Numerario(a), tú mismo fundador vivió una experiencia de vocación que ÉL MISMO NO RESPETÓ para SU dichosa obra… ¿¿Es esto una vocación para ti??

¿Obra divina? ¿Vocaciones divinas? ¿Llamados divinos?... ¿No te parece todo esto raro por donde lo veas?

JasonJonas

*PD: Aunque pudieran parecer temas diferentes, vinculo este post data -un poquito desarrollado- al mismo marco de la vocación al Opus, porque el analizar la personalidad de quien literalmente inventa vocaciones, se dan fundamentos del porqué esta vocación no es de Dios, sino solo de la persona empeñada en sí y en su obra (cual secta)…

La personalidad de cualquier humano puede ser estudiada y reflejada en las imágenes que proyecta. El lenguaje corporal o la neurolingüística son mecanismos que en muchos sentidos reflejan objetivamente el pensamiento del hombre, así como su personalidad. Pero incluso, sin ir muy lejos, la simple observación y el puro sentido común lo hace. La gente en general nota, mediante las posturas que adoptan las personas, que tipo de personalidad se tendría (valga la redundancia). Sin ahondar en ello -de lo que no soy experto- me llama la atención la imagen que acompaña el artículo de Pier Luigi Guidicci, y que es muy representativa de muchas de las imágenes de las que le fueron tomadas al buen Jose Maria.

Observemos la imagen. Los acompañantes de Jose Maria de inmediato pasan a segundo plano, y no solo por no estar al centro, sino precisamente porque son posturas perfectamente normales para alguien que NO quiere destacar (incluso del mismo Alvaro). Simplemente están parados si acaso en observación del fotógrafo hasta Javier Echevarría un tanto sorprendido, adusto su rostro.

Pero nuevamente se advierte la personalidad del buen Jose Maria… Su postura es por supuesto un acto consciente por mínimo y trivial que parezca el ser retratado en una simple foto. Él es consciente de ello y por eso sus movimientos de postura final son conscientes (que pueden lograrse solo en instantes, pero que si están en tu cabeza y en tu personalidad, de inmediato las procuras).

Fijémonos en su postura: Notoriamente inclinada (en este caso a su derecha), la separación exacta de sus piernas, su rodilla izquierda ligeramente flexionada, los pies en perfecta dirección de sus piernas, los brazos cruzados pero con un detalle distinguible: su mano derecha no se envuelve sobre su brazo opuesto (como cualquier persona normal lo haría) sino que la vierte y sobresale completa y extendida en su brazo izquierdo, y más aún, separa notoriamente los dedos (no creo que este cruce de brazos y acentuación de manos y dedos sea porque esté siendo agarrado por Alvaro). Y concluimos con la expresión de su rostro, con el seño característico en él -como todo un intelectual- mirando fijamente a la cámara… ¡Caray! ¡Qué porte, qué talante, qué señorío… Ála! (seguramente pensó en algo de ello, no son posturas/expresiones normales). Toda su postura es como de dominio, como quien dice “yo tengo distingo, yo tengo el control…” (de hecho, Alvaro parece que se apeñusca a él como un acto de cariño o respeto, pero el buen Jose Maria se mantiene impávido hacia su adorado hijo, ni fu ni fa a Echevarría, no afecta en lo absoluto su total postura escénica).

En esta imagen se reitera el párrafo del correo: Él tiene que relucir, él tiene que destacar, él tiene que ser “mas”. En ello podemos identificar una acción plenamente consciente de vanidad, de soberbia y de orgullo de sí mismo...

Todos somos susceptibles de equivocación y mi interpretación puede no ser nada objetiva, pero una imagen dice más que mil palabras y la pose es indiscutible (la humildad pasa a segundo plano…). Me parece que a Jose Maria ser ese sacerdote humilde de su genuina vocación simplemente no le fue… En todo este embrollo tienes tú tu supuesta vocación.

Jason Jo


Publicado el Friday, 25 June 2021



 
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