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 Tus escritos: Al que de ajeno se viste, en la calle lo desvisten.- Gervasio

070. Costumbres y Praxis
Gervasio :

 

Al que de ajeno se viste, en la calle lo desvisten

Gervasio, 28/01/2022


Es un dicho que aprendí “tal cual” de un aya mía de infancia a la que quería un montón. Tiene otras variantes: en público o en concejo lo desvisten; o bien lo desnudan. Fue lo primero que me vino a la cabeza al ver una foto de Fernando Ocáriz vestido de pontífice. Pontífice es otro modo de designar a los obispos. Todos los obispos son pontífices y el papa es sumo pontífice.

No logro contextualizar fehacientemente la foto a la que me refiero; pero creo no equivocarme si afirmo que está tomada en 27 de enero de 2017 a la entrada o a la salida de la iglesia prelaticia de Santa María de la Paz, antes o después de una ceremonia no abierta al público que allí tuvo lugar por la mañana. Apuesto a que la foto está tomada entonces. Aparece con una mitra, de la que cuelgan dos ínfulas, un anillo en la mano derecha y un báculo en la izquierda. De pontifical total, pienso yo; pero como entiendo poco de  ceremonias, me gustaría que algún lector que sepa más que yo—quizá Josef Knecht—, corrija los errores en los que vaya cayendo a lo largo de este escrito…



Como relataba el lunes pasado (Vid Gervasio 24-I-2022), las prelaturas  personales no son iglesias particulares, ni están equiparados a las “iglesias particulares”. Hablar de iglesias particulares es otro modo de referirse a las diócesis de toda la vida, al frente de las cuales suele estar un señor obispo. Es un nuevo modo de designarlas. En el actual canon 368 del CIC no se enumera las prelaturas personales, entre las instituciones asimiladas a las “iglesias particulares”. No es que se hayan olvidado de mencionarlas dada su reciente aparición en escena. Aparecen en 1966. Fueron positiva y expresamente excluidas de equiparación. Entonces ¿por qué al prelado electo de la Prelatura Sanctae Crucis et Operis Dei, en 23 de enero de 2017, le organizan una ceremonia en la que va vestido de pontífice? No le corresponde, me parece a mí.

En el acta de la ceremonia (Cfr Romana nº 64) no consta la presencia de Angelo Donatis, que es el obispo de la diócesis de Roma, o de algún representante suyo. La iglesia prelaticia de Santa María de la Paz no es una prelatura nullius diocesis; es decir lugar de ninguna diócesis, lugar segregado del territorio de la diócesis de Roma, sin formar parte de ninguna otra diócesis. Como sabemos €scrivá pidió a Juan XXIII y luego a Pablo VI convertir el Opus Dei en una prelatura nullius diocesis y los dos se lo negaron. Tanto Ocáriz como su iglesia prelaticia pertenecen a la diócesis de Roma.

Cuando un obispo toma posesión de su diócesis, la diócesis de la que toma posesión tiene territorio propio. Pero el prelado de la prelatura personal es una especie de Juan sin Tierra. Sólo puede estar, vivir y desenvolverse en el término territorial de las diócesis territoriales. El prelado personal sólo tiene poder sobre las personas; no sobre las cosas. Un templo, un cementerio, etc., no es una persona, sino una cosa. Es muy probable que el representante de Angelo Donatis se haya negado a asistir a una ceremonia en la que el prelado electo del Opus Dei va a ir vestido de pontífice. No lo sé. A lo mejor ni lo invitaron.

La iglesia prelaticia mencionada no es una iglesia mínimamente digna. Lejos de ser un edificio exento, está ubicada en uno de los sótanos de un edificio destinado a oficinas, denominado Uffici. Para acceder a ella hay que pulsar un timbre en el Viale Bruno Buozzi 73 o 75 que da acceso a  la vivienda. Si hay suerte y te abren, hay que atravesar la vivienda hasta llegar a los mencionados sótanos. La iglesia tiene la ventilación propia de un sótano; una ventilación casi inexistente. Uno está expuesto allí a sufrir un “golpe de calor”, como le acaba de pasar al pobre Nadal, una sofocación y hasta un desmayo.

Todos sabemos que Fernando Ocáriz ha sido legítimamente elegido prelado de la Prelatura Sanctae Crucis et Operis Dei, en 23 de enero de 2017. Ese mismo día, si no me equivoco, el papa confirmó la elección y lo nombró prelado. También sabemos que desde entonces viene ejerciendo pacíficamente el cargo de prelado. Lo que no entiendo es por qué se le ha organizado el 27 de enero siguiente, una ceremonia solemne, que es el remedo de una toma de posesión. Mejor no hacer nada, me parce a mí, que hacerlo mal. Tal ceremonia no era necesaria.

También se echa en falta la presencia en la ceremonia de la Sección Femenina del Opus Dei. También es prelado de ellas. Que les pongan un velo, si es que no quieren que las reconozcamos. Se echa en falta igualmente la presencia de sacerdotes diocesanos que forman parte de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz de la que el prelado es presidente nato. Se echa en falta la presencia de periodistas y de fotógrafos. Se echa en falta la apertura al público de la ceremonia. Se echa en falta la lectura del documento —o al menos parte de él— por el que el Papa  nombra a Ocáriz prelado.

Las ceremonias salen mal cuando uno se empeña en celebrarlas en el lugar no adecuado. Sucede a veces que los novios se empeñan en celebrar su boda en la capilla familiar. A mí me ha tocado asistir a alguna boda así. Los asistentes no caben en la capilla y se tienen que quedar fuera. Algo semejante ha sucedido el citado 27 de enero de 2017. La iglesia prelaticia de Santa María de la Paz no reúne condiciones para una ceremonia solemne mínimamente concurrida. Nunca fue iglesia sino el oratorio más  espacioso, eso sí, de los múltiples —unos veintitantos— que hay en Villa Tevere. Hay tantos para facilitar que los muchos sacerdotes que por allí pululan tengan donde decir su misa.

Aparte de que la ceremonia ha sido un quiero y no puedo, la cuestión que principalmente planteo es la de si corresponde a los prelados de las prelaturas personales vestirse de pontífice. Agradecería que alguien me ilustrase al respecto. ¿Hay algo molesto, chocante o extraño en el porte exterior de Ocáriz que desdiga del cargo y posición que ocupa? ¿Hay que hacerle la corrección fraterna?

No hay que pensar mal. A lo mejor le ha sido otorgado el privilegio de usar anillo y báculo, etc., tal como hacía, entre otros, la abadesa de las Huelgas. No lo sabemos. Pudiera ser que le haya sido concedido un privilegio de ese tipo. En cualquier caso los distintivos litúrgicos de un prelado personal deben de estar concordes con el lugar donde vayan a ser usados. La birria de iglesia prelaticia actual no se presta a pasearse por ella con anillo y báculo. Trop habillé, que diría un modisto parisino. Mientras se lleven a cabo las tomas de posesión a puerta de cerrada y en la propia vivienda, no hay mucho que lamentar. En su casa cada uno hace lo que quiere. Y precisamente por eso es mejor que no venga nadie de fuera, por aquello del ridi.

La problema de fondo estriba en que las prelaturas personales, al ser una figura de reciente creación, carece de distintivos propios. Yo propondría que en vez de anillo, ínfulas o cosas así, el distintivo fuese una corona de marqués. Eso resaltaría que el que toma posesión en Villa Tevere, es un sucesor de €scrivá y no un sucesor de los apóstoles cual son los obispos. Por otra  parte, el título de marqués de Peralta está vacante al no haberlo solicitado en tiempo y forma los que tenían derecho a hacerlo. Podría incluso solicitarse del papa —el papa puede conceder títulos nobiliarios— el marquesado de Peralta para el actual prelado y sus sucesores. Hay precedentes. Al arzobispo de Oviedo, por ejemplo, por el mero hecho de ser arzobispo de Oviedo, le corresponde también ser conde de Noreña. Un título nobiliario es algo muy secular. No lo deben usar los religiosos. Sería algo que a €scrivá le encantaría. Se me ocurre incluso el íncipit del documento que regulase esta cuestión: Prima inter prelaturas.

Gervasio




Publicado el Friday, 28 January 2022



 
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