Sigo sorprendido por la estéril controversia carisma-jerarquía. La opus es una SECTA y por eso nunca encontrará sitio en la Iglesia Católica, no lo tiene. Divagar sobre sus características o deseos del cura maño, además de ser una cuestión irresoluble, nos lleva al absurdo de referirnos a ella como una asociación legítima.

Todos sabemos, los del síndrome de Estocolmo también, que la opus está concebida para el control y abuso de sus miembros así como para el acceso al poder religioso, social y económico. Sus estrategias y desempeño real son incompatibles con cualquier status jurídico católico, y es precisamente esto lo novedoso de la opus, no lo de la santificación en medio del mundo que es más antiguo que el hilo negro, sino intentar colar una secta con el marchamo de la Iglesia.

Muchos no se enteran o pierden la perspectiva, a otros les habría gustado una secta más generosa con ellos y algunos siguen programados. Sea como fuere, la cuestión es de todo o nada a nivel jurídico. Y el Papa, con sus juegos de poder, se limita a mover ficha a beneficio de sus intereses, no del de los católicos, porque a estas alturas no hay dudas en el Vaticano sobre lo que es la opus.

Jago