Los recientes comentarios sobre el demonio (Juan Diego, Satur...) me han traído a la memoria algunos recuerdos que a mi entender ponen en evidencia a la opus como una institución que no respeta: a) ni la libertad de conciencia, b) ni la libertad de las conciencias, c) ni a otras instituciones de la Iglesia, d) ni a la misma Iglesia. 

- Recuerdo haber oído hablando de la sinceridad en la charla semanal que no podíamos tener secretos, que callarse algo en la charla semanal equivalía a tener secretos con el demonio.

- Recuerdo también la doctrina opusina relativa a que en materias de fe, pureza y vocación, había que atajar inmediatamente, como tentaciones diabólicas, cualquier pensamiento que se apartase de la formación recibida (del adoctrinamiento).

En éste sentido recuerdo la llamada –por la opus- tentación de la vida religiosa, que es la que al parecer sufre un/a célibe del opus dei cuando se le ocurre pensar que posiblemente su vocación sea la de religioso y no la de miembro de la opus.

- Recuerdo también haber oído –oficiosamente- una rocambolesca historia según la cual en cierta ocasión un señor vestido con traje negro abordó a Monseñor Escrivá en la calle, y –no sé si con engaños o con fuerza- lo condujo a la entrada de un edificio, donde empezó a golpearlo, y estando en ésto, de repente apareció otro señor vestido con traje blanco que salió en su defensa obligando al agresor a huir... El señor del traje negro decían que era el demonio, y el señor del traje blanco decían que era el Arcángel San Miguel.

- Recuerdo haber visto una película sobre una tertulia con Monseñor Escrivá en la que alguien le decía al fundador que muchos de sus amigos no creían en el demonio y le preguntaba que qué podía decirles... a lo que Monseñor respondió: ...diles que ya lo verán... (el tono y el contexto daban por sentado que, como se iban a condenar, iban a ver al demonio con toda seguridad, por lo que ya no necesitarían creer en su existencia).

- Recuerdo que se decía que cierto viaje que Monseñor hizo a Roma en los comienzos de la opus lo realizó en un barco llamado J.J. Sister, que al parecer estuvo a punto de naufragar porque el demonio no quería que la opus saliera adelante.

Pero dejemos al demonio y hablemos de la estafa...

 Pensé escribir lo que acertadamente ha dicho Merlos sobre la estafa, pero últimamente he estado muy ocupado y no he tenido tiempo de hacerlo. Por eso, cuando he leido el correo de Merlos he sonreído. Creo de interés añadir que la teoría jurídica de la estafa es también aplicable, mutatis mutandis, al plano espiritual de actuación de la opus con muchísima gente, entre la que me cuento.

Así, el primer elemento de la estafa espiritual que padecimos fue el engaño (espiritual), engaño que se concretó en una puesta en escena convenientemente orquestada por la opus para inducirnos a error, haciéndonos creer que el opus era algo distinto de lo que realmente es, y que Dios nos había llamado a cada uno de nosotros (los elegidos) para ser del opus... todo ello con el fin de obligarnos (moralmente) a realizar un desplazamiento espiritual (de abandono de nuestro ser en manos de la opus, que decía actuar en nombre de Dios), en perjuicio nuestro y en beneficio del opus.

El método del engaño para la captación de adeptos y para evitar su retirada en los primeros años debería hacerles enrojecer de vergüenza, mayormente por aquello del no mentirás...

José Antonio.