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 Tus escritos: El subsconsciente de Escrivá (Cap.17 de 'Retablo de curiosidades').- Satur

100. Aspectos sociológicos
Satur :

EL SUBSCONSCIENTE DE ESCRIVÁ

Cap.17 de 'Retablo de curiosidades'

Enviado por Satur, 13-julio-2005


La gente en cuanto se institucionaliza queda inmediatamente atrapada por una falta de crítica total hacia la institución a la que pertenece, hacia su fundador, sus líderes ,sus mártires, sus poetas  e intelectuales.. Se acortezarán en sus criterios, se harán fuertes en jaulas donde la seguridad viene dorada en barrotes  por sus editoriales, sus emisoras, sus publicaciones , sus comunicadores , sus valores…todos hablan de lo mismo: libertad, respeto, dignidad, honradez, fidelidad…pero no todos entienden lo mismo...



Para un tipo de la opus “libertad” no significa lo mismo que para uno de la PSOE,  ni para uno que milite en la PP ni, probablemente, para un tranchexchual que pertenezca a la Asociación “  El Rábano por las hojas” .
“¿Zapatero?... es un enemigo de la Iglesia, un masón, un payaso, un demagogo “ me decía uno del partido popular, muy respetable. “¿Aznar?…¡valiente cabrón!, un facha endurecido por el afán de poder, un asesino que nos embarcó en una guerra por sus cojones…”, comenta alguien muy cercano, afiliado a C.C.O.O..  “¿Escrivá?...un pavo real , se compró su santidad y punto”, añade la insigne vaticanista Concha Queta …

Y para otros Zapatero es un hombre providencial, Aznar el mayor estadista que jamás ha tenido Europa, y Escrivá es la P.M.H ( La Puta Maravilla Hindú).

Esta manera de juzgar a un personaje “al peso” desconcierta bastante; como si determinadas frases - ¿qué digo?, una simple concesión, un pequeño desliz, algo que se da por sobreentendido, una callada por respuesta – no fueran con frecuencia mucho más reveladoras del pensamiento secreto de un hombre que una exposición coherente y dogmática. No hay que dejarse engañar por “coherencias” que muchas veces vienen dadas por intereses ideológicos de grupo, de partido, de poder, más tácticos que reales.

Habría que conceder cierta importancia a la menor frase en la que un personaje parece contradecir el conjunto de su obra: por ahí es donde precisamente se “traiciona”, se descubre, dejando entrever inconscientemente sus aspiraciones más íntimas. Aspiraciones  contra las cuales su pensamiento más organizado y endurecido en sistema puede ser sólo una reacción defensiva.

Cuando Sanjosemaría dice al cumplir cincuenta años a una hija suya   "a mis años  tengo que hacer esfuerzos para no volver la cabeza, cada vez que veo pasar una mujer guapa."– así lo comenta Pilar Urbano –, expresa un algo que habla mucho más de su alma que todas las explicaciones pretendidamente espirituales sobre la Santa Pureza que aduce en Camino, Surco y Forja. Y más en un comentario dicho delante de hijas suyas (aunque en el pie de cita sólo se nombra a Encarnita Ortega resultaría curioso que la perla se la dijera a ella nada más)… de todos son conocidos los criterios sobre el particular, criterios promulgados  por él mismo  que eran, contri menos, rígidos, llevados de la sospecha sobre la naturaleza humana en cuanto a la sexualidad y fuera de toda interpretación. Llamativo el comentario – la verdad es que a Escrivá le fallaba muchas veces el subconsciente - :  hace entrever, bajo la máscara del rigorismo, el verdadero rostro del autor de “Es Cristo, que paisa”. Esa frase es un vestigio de un hombre que se tenía mucho miedo, mucho, y en su angustia no puede menos que quejarse del cuerpo de muerte - ¡bienvenido al club, colegui!. Se adivina la carne malherida sangrando a través de la coraza insensible de una doctrina que le aherrojaba. Se adivina también una cierta capacidad de ternura, o de piedad hacia sí mismo, muy lejana a disciplinas y cilicios.

 Lástima, podía haber descubierto otra ascética y las cosas hubiesen sido pelín distintas para todos.

No es tontería esto de darle importancia a esas “pequeñas contradicciones” que dicen mucho de lo bueno y de lo malo de cada uno. En la vida de relación de cada día, una mirada furtiva en medio de una conversación banal hacia la mujer inconfesablemente deseada puede esconder una pasión más fuerte que todas las palabras de ternura murmuradas sin amor, con rutina, a la fiel esposa a la que se ha dejado de amar. Un  sólo segundo de esas miradas furtivas posee toda la capacidad necesaria para hacer locuras que  habitualmente no hacemos porque somos cobardes, tímidos, conservadores y bastante egoístas. También porque no se han dado las circunstancias que dejen a esa pasión abierta o herida. Esa mirada furtiva lleva en su seno  la fuerza de todos los adulterios, de todas las fornicaciones, de todas las mentiras que un día alguien desnudó con una sola frase “ el que esté libre de pecado que tire la primera piedra”. No hubo cojones.

No sé Escrivá – cada hombre es un mundo - , pero de mi sé que si delante de varias mujeres el día de mi cincuenta cumpleaños comento eso de “ que he cumplido cincuenta años y todavía me cuesta no girarme cuando veo una mujer guapa…”, muy probablemente “esa mujer guapa que tanto me cuesta no girarme para verla” este delante de mis narices. Y, probablemente, ella sienta lo mismo que yo.

De todas formas, no son pocos los que tienen una capacidad asombrosa de andar siempre “volteados” , sorteando farolas, driblando señales de tráfico y semáforos, intuyendo aceras, cada vez que divisan un cuelpo de mujer.  Sin despeinarse los tíos : “ Dicen que andando, andando, se encuentran cosas…y yo me encontré contigo,¡cara de rosa!. Y prefiero darme de leches contra las farolas a perderme esas curvas refrescantes como olas “.

No se me olvida una charla con un supernumerario. Llevaba años ayuno de relaciones con su mujer – lo que no había impedido que tuviera un buen racimo de hijos. Estaba muy quemado con esa señora que quizás, igual que él, soñaba con que una vez sus hijos alcanzaran la mayoría de edad un hombre apuesto la secuestrara y la hiciera feliz. El pobre, en su desesperación , afirmaba que muchas veces, cuando estallaba la guerra entre ellos, y se pasaba las horas solo en el salón de su casa fuma que te fuma, sentía ganas de  escapar y visitar un puticlub…” pero no me atrevo: tengo miedo a coger una enfermedad, a que alguien me vea. Soy un cobarde: ¡¡¡pero te juro que un día lo haré!!!.

Supongo que a estas alturas seguirá quemando ducados, sin haber mojado churro y esperando que el último niño termine la carrera…para seguir de abuelo de la hija de su primera hija, acompañado de su santa esposa, que seguirá esperando que el del Banco de Sabadell  la secuestre y la haga una mujer de verdad.

Ese hombre había escrito libros sobre la familia, el amor y todas esas cosas que ponen tanto a esa gente. Había impartido cursos de Orientación Familiar, sus conferencias eran una maravilla y, sin embargo, de noche, a solas consigo mismo, con los dedos amarillos de nicotina, se juraba que un día, “¡¡¡un día te vas enterar de quién soy yo, chavala, que aún estoy vivo!!!

Es el subsconciente.

Los hijos  no han salido exactamente como sus padres habían soñado. Y en su ceguera , la de los padres, no cayeron en la cuenta de que las criaturas sabían exactamente que lo suyo no era un hogar. Un niño sabe siempre quienes son sus padres, y son felices cuando al abrir la puerta experimentan eso de un ambiente seguro y más o menos estable, porque se nota y se ve. Pero ese sentimiento no lo pueden conservar, ni llevárselo consigo  ni diez minutos,  si ven que papá  aplasta colillas hasta altas horas de la madrugada pensando en dar la campanada algún día, mientras mamá lee Telva y sueña que “cuando se hagan mayores “él” vendrá a rescatarla : el farmacéutico de la esquina: ése sí que me entiende. Un encanto.”

Y sus nietos cantando la jota :

Ahora tiene mi abueloooo
sólo un colmillooooo
en donde mi abuelaaaaa
le cuelga los calzoncillooooos


Ya digo: el subsconciente.

 

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Publicado el Wednesday, 13 July 2005



 
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