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 Correos: El desacierto de juzgar las intenciones.- Aquilina

040. Después de marcharse
Aquilina :

Querido Ivan,

he leìdo hoy con cierto estupor tu intervenciòn.

Antes de decir cualquier cosa, tengo que aclarar que en esta epoca estoy leyendo la web a la luz de la maxima “lo mejor es enemigo de lo bueno”: no consigo hacerlo con cuidado, con detenimiento, comparando y averiguando, porque me faltan tiempo y cabeza, pero vivo Opuslibros como una cosa muy mìa, me apasiona y aunque en algunos momentos me canse, nunca me deja indiferente. Asì que, como me pasa con otras cosas importantes de mi vida –el trato con mi hija, y con unos cuantos amigos muy especiales, por ejemplo- hago lo que puedo (y no lo que tendrìa que hacer) al mismo tiempo que intento “perdonarme” si no logro hacerlo de la forma mejor.

 

Por estas razones a las que acabo de aludir, me perdonaràs si voy a incurrir en alguna falta de precisiòn, pero no puedo dejar de decirte que me dejò muy perpleja leer en tu intervenciòn: “intuí que lo que buscaban sus organizadores con esa precipitación en presentarlo era precisamente la de forzar nuestra firma, sea cual fuere el contenido de lo que ellos pusieran en el escrito”. Esta intuiciòn tuya me parece un juzgar de intenciones de los demàs que, cuanto menos, es muy atrevido, por tratarse, precisamente, de intenciones, o sea de algo muy dificilmente detectable hasta por los mismos actores de los asuntos que se juzgan...



Has tenido por bueno informarnos de las razones por las que decidiste no firmar, y ya esto excede de mucho lo que se nos pide: cada cual tuvo plena libertad de decidir si querìa firmar o no, y de hecho la mayorìa de los participantes a esta web que firmaron el documento no experimentò la necesidad de explicar las razones por las que lo hizo. De forma semejante, la mayorìa de la cantidad aùn mayor de los que no firmaron tampoco experimentò la misma necesidad. De todas formas, puede ser muy constructivos que nos expliques el porqué no firmaste: sobre este tipo de reflexiones compartidas funciona nuestra participaciòn a la web, y de hecho es este entrecambio el que nos permite el profundizar nuestras experiencias comunes y nuestras reconstrucciones.

 

Pero no me parece correcto juzgar que a la base de la actuaciòn de los autores del documento haya la mala fé de forzar nuestra firma, y por esta razòn calcularon tiempos y formas de publicar el escrito. De hecho, me parece muy forzada también la comparaciòn entre lo que nos pasò en el opus, cuando sabiamos que «teniamos voluntariamente» que hacer unas cuantas cosas en virtud del buen espiritu, y la posibilidad que se nos brindò de compartir una iniciativa si estabamos de acuerdo, como nos pasò en este caso. De acuerdo que “el gato escaldado del agua fría huye”, como tu dices, pero todos aquì, màs o menos, presumimos haber salido de una epoca de nuestras vidas en la que haciamos las cosas acondicionados y plagiados por criterios no realmente asumidos, asì que tendriamos que tener cuidado de no tirar el niño con toda el agua sucia –còmo decimos en Italia- y de esta forma no juzgar de las intenciones de personas que, cuanto menos, se exponieron asumiendo la responsabilidad de sus acciones.

 

Yo he firmado el documento. Lo he firmado aunque no haya tenido el tiempo de examinarlo exaustivamente palabra por palabra y no obstante que, a piel, no me ilusionaba demasiado. Aunque, como en tu caso, no haya experimentado en primera persona exactamente todas las circustancias denunciadas, porque el tenor de los testimonios de quienes las experimentaron me da confianza de que cuentan lo cierto. Por ejemplo: aunque nunca escuché en primera persona a ningun sacerdote que violara explicitamente el secreto de la confesiòn, considero que el “consejo” –que sì recibì en primera persona- de hablar de asuntos de conciencia fuera del sacramento de la confesiòn sì va en la direcciòn de privar el comùn fiel de su derecho a administrar asuntos de conciencia segùn la prudencia querida y defendida por la iglesia. Aunque este documento resulte pobre con referimiento a la multiplicidad de testimonios recogidos en esta y en otras paginas web. Aunque esté moralmente segura de que, al menos en el corto plazo, no va a pasar absolutamente nada.

 

Soy conciente de que alguien me podrìa reprochar cierta superficialidad en el proceso de evaluaciòn acerca de la oportunidad o menos de poner allì mi firma, y estoy dispuesta a aceptarlo: soy conciente de haber decidido con un poco de superficialidad y prisa, porque mis circustancias personales no me dan, en este momento, la oportunidad de detenerme en un proceso decisional màs prudente. Pero considero que se puede faltar no solo por poca prudencia, sino también por demasiada. Son las faltas de omisiòn, cuando el temor de escoger equivocadamente nos paraliza en la posibilidad de apoyar algo que se percibe substancialmente correcto. Por lo que percibì en mi conciencia, yo me encontré en la situaciòn de firmar aunque no coincidiera en todo con los extensores del documento, aunque no crea que, en el corto plazo, que esto va a cambiar algo, y aunque me diò cierto temor, cuando tuve en mis manos el documento aquì en Roma, ver mi firma dentro de aquella lista de nombres.

 

Y precisamente por este temor, por este senso de culpabilidad que involuntariamente continuo experimentando todas las veces que tengo que explicitar mis juicios acerca del opus (y que muchos seguimos experimentando por los acondicionamentos a los que fuimos sometidos en nuestra “formaciòn al buen espiritu” ), coincido con la valoraciòn de Ana Azanza: “El poder opus se manifiesta en las mordazas que logra colocar a base de atemorizar a cualquier crítico ex. Sólo con decir que estamos aquí y tenemos algo que decir es ya un gran paso. No se trata de perder o ganar un pleito, sólo de dar la cara sin miedo”. 

 

No obstante, todas estas razones no me impiden respetar y comprender hondamente tus razones y las de otros –entre ellos queridìsimos amigos- que decidieron no firmar.

 

Y enfin creo que no obstante tu tengas la «seguridad de no ofender a ninguno de los organizadores de esta página », sì que puede ofender que tu pienses que ellos, tan prudentes en cada circustancia, hayan podido prestarse a este juego que tu juzgas tan poco limpio, y por cierto ofendes los que escribieron el documento, tomando una iniciativa dificil y exponiendose mucho personalmente, cosa que siempre tiene que llevar al respeto de los demàs.

 

Dos palabras antes de acabar: a Agustina solo decirle que no es verdad que “Cuando hay aciertos, la web no existe: como es una máquina o un programa informático, no merece la pena darle una palmadita en el hombro”. Con solo leer el mensaje de hoy de Tabhini se nota que no es verdad, y son muchos los mensajes de los que se asoman por primera vez a la web que dicen lo mismo, o algo parecido. Es verdad que, si todos somos muy listos para espresar desacuerdo, lo somos menos al momento de subrayar el consenso y la aprobaciòn, y en cambio estas expresiones, lejos de ser inutiles como a lo mejor nos enseñaron, son como la gasolina para quien trabaja cotidianamente y sin interrupciòn a una tarea tan impegnativa. Por esta razòn te quiero explicitar una vez màs lo importante y fundamental que es esta web para la mayorìa, a menudo demasiado silenciosa, de los que entramos y participamos: y perdonanos si no lo hacemos màs a menudo.

 

Y para Inés: me enteré hoy mismo, entrecambiando una e-mail con Frida, de que a lo mejor el escribir “numerarios” en lugar de “miembros” del opus puede ser una de estas simplificaciones a menudo no muy acertadas en las que incurren los periodistas (en este caso los periodistas de “Religiòn digital”) en el esfuerzo de sintetizar y simplificar para hacerse entender rapidamente por la muchedumbre: algo sin demasiada importancia y que no quiere significar nada màs de lo que sigifica: un poco de ignorancia, un poco de aproximaciòn y un poco de sensacionalismo (pués los numerarios, con sus cilicios y sus notas de gastos dan màs morbo que los supernumerarios, no crees?).

 

Un recuerdo lleno de carino para todos,

Aquilina




Publicado el Friday, 04 November 2005



 
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