Esta Web está llena de testimonios en los que queda patente la importancia de los Supernumerarios en el Opus Dei. Tanto que son la inmensa mayoría de los miembros de la Prelatura, su principal fuente de ingresos, sus familias la principal fuente de vocaciones, y etc, etc.

Cuando yo era numeraria siempre los tuve (así me lo enseñaron de forma más o menos explícita) como 'de segunda', en el sentido de que la entrega de alguien que vive en un centro y renuncia a toda vida personal es mucho mayor y requiere más sacrificios que la de alguien que a fin de cuentas después de escuchar bonita-bronca puede volver a su casa con los suyos y desconectar. A la hora de plantearse de qué podría tener vocacion una persona concreta (otro tema interesante que no voy a tocar para no desviarme del asunto este de los Supernumerarios), siempre se planteaba en principio: lo más alto, numeraria; si no era posible por problemas varios (salud, notas, dinero, etc), entonces agregada; si tampoco, entonces supernumeraria. O sea, efectiva y explicitamente dicho por su Fundador, 'clase de tropa', 'semillero de vocaciones', y demás.

Luego pasaron los años y yo dejé (fui dejada) el Opus Dei, me casé, tuve un hijo, y estuve en situación de entender realmente a la inmensa mayoría de las supernumerarias. Y comprendí (así lo pienso) que ser supernumeraria es al menos tan duro como ser numeraria. Me explico.

Solo si tienes pareja estable entiendes lo delicadas que son las relaciones entre marido y mujer. La obra de arte que supone el ser capaz de alcanzar un equilibrio entre tus gustos, creencias, forma de ser, y los de tu pareja. Lo dificil que es compaginar la atención al marido, a los hijos, al resto de la familia (de él, tuya), a los amigos (de uno, del otro, comunes), al trabajo profesional (incluyendo el trabajo de la casa total o parcial). Y también lo tremendo que debe ser cuando lo tienes más o menos conseguido, que uno de los miembros de la pareja se haga del Opus Dei, y empiece con planes de vida, charlas, círculos, retiros, convivencias, apostolados (lo que incluye qué amigos interesan y cuales no, cuales son buenas influencias y cuales no, etc)...Aportaciones económicas... Esta película no, estos amigos no, este colegio para los niños no... Este club de bachilleres sí, esta urbanización llena de otros supernumerarios si,... Vacaciones aquí sí, vacaciones allá no...

Y no os perdais eso de la sinceridad salvaje en la charla para una supernumeraria (o supernumerario), donde tienes que contar cosas que evidentemente pertenecen a la intimidad no solo tuya sino también de otro (tu pareja). Y en la que personas que no tienen ni idea de lo que es una relación de pareja (los numerarios), con su gracia de estado se permiten el lujo de darte la receta de la eterna y segura felicidad de tu matrimonio. Por no mencionar el numero de hijos que deberías tener si eres realmente generoso con Dios, y etc, etc. No quiero ni pensar en la posibilidad de que alguno de ellos haya cometido el error mortal de casarse con alguien de otra religión que no sea la sacrosanta religión católica... Un calvario.

Por supuesto que ésto no es un espejismo y que puedo dar sienes y sienes de nombres y apellidos y datos concretos, pero solo lo haré si es estrictamente necesario por motivos evidentes de discreción y de respetar la intimidad de cada cual. Pero conste que tengo datos sangrantes al respecto, no es que hablo por hablar.

Y de matrimonios en crisis y finalmente rotos, y de parejas de novios que nunca más lo fueron, y de mujeres que dejaron a sus amigas porque no eran 'convenientes', o que fueron dejadas por ellas porque ya no aguantaban sus charlitas y su moralina para convencidos.

Eso por lo que toca a tu pareja. Ahora los hijos. Solo si eres madre (o padre), comprendes el desgarro que supone el ver que un hijo de catorce años y medio pita como aspirante, cuando esta abriendo los ojos a la vida y todavia no tiene claro cual es la raiz cuadrada de 25, excuso decirte si sabrá lo que es la entrega para siempre... La tensión que debe suponer el ver que tus hijos son 'buenos chicos', sacan buenas notas, y que si siguen yendo a ese colegio o a ese club de bachilleres, lo mas probable es que te los enganchen. El dolor que es para una supernumeraria ver que sus hijos numerarios, con el paso de los años y a pesar de afirmar que son muy felices, no van cara al aire. Porque eso una madre lo ve siempre y antes que nadie, aunque en ocasiones le sea más fácil cerrar los ojos o mirar hacia otro lado. Sin justificar en absoluto ese 'mirar hacia otro lado', pienso que con frecuencia es resultado de la más absoluta impotencia y de no saber qué hacer con una situación que te supera y eres incapaz de manejar. La desesperaciónque se debe sentir al ver a tus hijos que después de quemar la vida en el Opus Dei vuelven a la casa al cabo de los años con las manos vacías, y en ocasiones con las manos vacías y depresiones galopantes. Hace falta tener mucho valor para ponerte abiertamente del lado de tus hijos en ocasiones enfermos y siempre confundidos y derrotados, enfrentandote a la estructura de dimes, diretes y falsas explicaciones tan propia del Opus Dei para justificar la salida de sus miembros frente a los familiares que siguen dentro. De ésto también tengo datos concretos. En general de todo lo que afirmo tengo datos muy concretos, por si a alguien le asalta la duda.

Estos aspectos son solo algunos de los miles que se podrían exponer.

En resumen, que el poder marcharte a tu casa no siempre supone que tus problemas quedan resueltos. La vida de las supernumerarias (y supernumerarios, claro) es muy dura. Y el público en general debería saberlo, igual que saben (o empiezan a saber) lo dura que es la de los numerarios y agregados (antes de que alguien diga algo, las numerarias auxiliares las incluyo en las numerarias). Se me podrá decir que las supernumerarias hacen en muchos casos de su capa un sayo y cuentan en la charla lo que quieren, hacen las normas que quieren, y en general que tienen todas las posibilidades de adaptar la entrega a sus necesidades y que de hecho así lo hacen (ya se me ha dicho en el chat). Pero admitiendo que eso es cierto, yo viví con una numeraria que tuvo novio durante los dos años que duró el centro de estudios y hasta que la mandaron a vivir a otra ciudad. Así que puestos a hacerse una entrega a medida, como decía aquel, 'querer es poder' y aquí no se salva nadie. Y sí, efectivamente, también recuerdo el nombre y dos apellidos de la mencionada numeraria (que todavía lo es) y tengo testigos de que que lo que digo es cierto.

Por todo lo expuesto pienso que es importante que desde esta Web se remarque el papel capital de los supernumerarios, y por supuesto que se les incluya de forma explícita siempre que venga al caso. La omisión, aunque sea involuntaria y sin mala intención, hace que la visión que damos del Opus Dei no sea real. Y además me parece de justicia el reconocer a los supernumerarios de una vez el papel de primera que tienen dentro de la Prelatura.

Un abrazo especial para todos los Supernumerarios que pueblan esta Web,

Isabel Nath