(Dedicado a los sacerdotes diocesanos y a los rebaños bien apacentados que colaboré en saquear)

Calzo apenas el bachillerato y lo terminé repitiendo cursos. Pero nací en una familia del Opus Dei y eso espiritualmente te puede convertir en algo así como un excombatiente del Vietnam unidad de boinas verdes. Uno, por pura necesidad, termina por desarrollar recursos propios de supervivencia para no asfixiarse.

No esperen que les enseñe golpes sanjorgianos ortodoxos, esos apréndalos en una facultad de teología. Yo puedo aportar trucos para el combate espiritual propios de un perro viejo de pelea, de cuya ortodoxia doctrinal no respondo. ¡Mucho ojo! Mi teología es intuitiva y es la de un cristiano de base no necesariamente acertado...

Resulta que andar calificando las cosas de buenas o malas es cosa de sabios. La droga es mala, sobre todo la morfina para personas con fuertes dolores o grandes traumas físicos. El café es bueno, sobre todo cuando padeces úlcera de estómago. Ir descalzos es malo, sobre todo junto a la orilla del mar. Cantar a pleno pulmón es bueno, sobre todo en los pasillos de un hospital. Incumplir las leyes es malo, sobre todo las leyes anti judías de la Alemania nazi.

El manzaneo, en el conocimiento normal o en el conocimiento de lo espiritual, es fruto de la ignorancia. No es casual que la primera en tomar la manzana del árbol de la ciencia del bien y del mal fuera Eva, pues tradicionalmente la mujer estaba reducida a esa condición y la cultura era exclusiva de varones que la necesitaban para desenvolverse y triunfar fuera del hogar. Es la ignorancia la que come y ofrece la manzana, simbolizada entonces en una mujer.

Las personas con formación académica en teología no suelen nunca manzanear en el campo de lo espiritual. Es propio de personas que abordan la religión con bajo nivel cultural o personas con nivel académico pero que reciben intensas formaciones doctrinales no regladas o claramente equivocadas.

Entre los cristianos los manzaneros, encima, suelen contar con su típica misión redentora. Piensan que ellos van a salvar a la Iglesia porque los demás, pobrecitos, no saben de la ciencia del bien y del mal que procuran enseñar a toda costa para redención (más bien condenación) de otros que no poseen el verdadero conocimiento. ¿Es o no es acertada la ironía de llamar al arbolito "Arbol de la Sabiduría"?

En realidad el manzanero se ahoga espiritualmente y asfixia su alma con las manzanas que ha cultivado o le han pasado y busca desesperadamente que otros las tomen haber si alguien desarrolla un remedio para los males que le afligen. El manzanero normalmente no puede con su alma y sufre mucho, a veces con admirable resistencia. También le alivia la compañía en la desesperación, mal de muchos consuelo de tontos, pero no olvidemos que él piensa que está compartiendo generosamente el verdadero conocimiento. Busca con ansía vital la manzana que cure todos sus males y sólo hace que aumentar su desgracia probando nuevos frutos del "Arbol de la Sabiduría". Algunos caen así en la sacralizada búsqueda espiritual de los Nueva Era, como si el salvador aun no hubiera llegado con la buena nueva, todos perdidos buscando una manzana perfecta que les traiga la redención. A veces el manzanero tan sólo busca dominar y someter al otro, cual puro diablo, a través de obligarle a conducirse según los dictados de su conciencia o de su excelsa sabiduría o la de su grupo. Pretende privar al otro de la libertad de conciencia y de obrar libremente con cristo en el corazón. Pretende dominar y someter actuando como el diablo.

Quien ha tenido una madre manzanera se ha ganado medio cielo y bastantes boletos para una psicosis. La libertad y cierta calidad de vida sólo le llega mediante la muerte a espada. Matar el dragón a espada significa vencer al diablo mediante argumentos racionales. O sea explicarle al manzanero toda la cuestión del manzaneo y conseguir que lo entienda. Eso es matar a espada según la simbología sanjorgiana.

Respecto a los fariseos.

Resulta que los diez mandamientos, que son únicamente diez y doctrina de la vieja ley no abolida pero si superada por la nueva ley y el supremo mandamiento del amor, pues resulta que Jesús no hizo otra cosa en su vida pública que predicar los diez mandamientos. Es que sólo habló de eso, era el único tema que trataba.

Además cada mandamiento se subdivide en 10.000 submandamientos. Y la Ley se completa con un apéndice con todos los preceptos de la Iglesia y otro apéndice con las normas de etiqueta y correcto decoro. La perfección para ellos no está en cumplir los sencillos diez mandamientos (casi diría que abolidos por el llevar a Jesús en el corazón y obrar en conciencia se falte en un momento dado a lo que se falte) y luego a buscar más perfección y santidad en seguir el ejemplo de Jesús. Buscar la perfección en el cumplimiento y desarrollo de la ley era la religión o camino de santidad de los judíos fariseos.

El fariseismo puede convertirse en un gran negocio espiritual de personas o grupos. Porque si se enseñan 100.000 normas a cumplir (o mandamientos incumplibles) y luego a examinarse mucho la conciencia y luego a que el perdón de dios y la tranquilidad de conciencia llegan a través del gurú, de la caridad económica con el grupo, de pertenecer al grupo, de entregarse en vocación, etc... ya me dirán si algunos, consciente o inconscientemente, no tienen montado un buen tinglado.

Ya saben, primero la burla. Llamarles fariseos no es burla, hoy entre cristianos es un insulto. Pero pueden por ejemplo interrogarles amablemente por el rabino que ha dictaminado que tal acción, cosa o asunto era o no era kosher.

Y si la burla no funciona, me cago en el diablo, me lo matan a espada sin piedad.

Sea la victoria de Dios y nunca nuestra

Encomiendo a San Jordi nuestro patrón nuestros combates espirituales presentes y futuros para que podamos conservar y dar la libertad que Cristo ganó para todos.

PS: Si van a lapidarme ruego que lo hagan con piedras y no con manzanas, ahora que martirios más raros ha concedido el Señor.