Muy interesante el análisis de Claire Fischer y las contradicciones señaladas entre una edición del catecismo y la otra. Gracias Ottokar por tu valioso aporte.

No se trata simplemente de "seguir tergiversando la verdad" como si no tuviera consecuencias; se trata de que cada vez más la Obra se irá enredando sola hasta trastabillar sin ayuda de nadie.

Acá no se trata de una reflexión teórica más o menos convincente: son hechos concretos y palpables. Hay contrato o no lo hay. Las consecuencias son estremecedoras.

La única explicación para semejante "descuido" (por llamarlo suavemente) en la redacción del catecismo es que los responsables de la prelatura no tienen en cuenta la capacidad reflexiva de los miembros de la Obra, ya que creen que "sólo deben obedecer" y que "el prelado piensa por ti".

Pero creo que esto se les va a acabar pronto, a medida que los laicos sin voz ni voto se den cuenta de dónde están parados.

Finalmente, creo que la intención de los "think-tank" de la prelatura ha sido inventar un contrato que genere un vínculo no contractual (primera contradicción) sino superior a un contrato (segunda dificultad). Es decir que el contrato dé pie a una vocación divina que no se puede disolver mediante la anulación del contrato que la generó y por lo tanto sería necesaria una dispensa sin la cual uno se va en pecado moral. De esta manera semántica, conseguirían lo que jurídicamente no logran: incorporar a los laicos en la prelatura.

En fin, si es así, me parece una pirueta jurídica con triple salto mortal en una piscina sin agua.

Saludos,
E.B.E.