Hola a todos,

Como ha salido en un correo a josito lo mucho que nos puede ayudar el libro "tus zonas erróneas" quiero contarnos una cosa que me pasó.

Yo iba al psiquiátra "oficial" hasta que, ayudado por mi madre, decidí irme a uno menos vinculado al opus. Digo menos porque al director le expliqué que era el padre de una numeraria, una persona de confianza para mi madre, y así "coló".

Este hombre lo primero que hizo fue cambiarme la medicación, decirme que yo no tenía la culpa de lo que me pasaba y mandarme a un psicoterapeuta a hacer terapia cognitivo-conductual (que el psiquiatra oficial había desestimado por inoportuna a pesar de mi insistencia).

Cuando llegué al psicoterapeuta hablé con él y lo primero que me dijo fue que me leyese el libro "tus zonas erróneas" y lo trabajase en profundidad. Así lo hice. Lo busqué en internet para no tener que comprármelo y... resulta que era un libro recomendado para aquellos que abandonaban la vocación y estaba en la web de unos "energúmenos" anti-opus (es decir, nosotros). Cabe decir que ya conocía opuslibros porque vi la página en el historial de páginas visitadas del ordenador del director de la obra corporativa en la que trabajaba como auxiliar. Me llevé tal susto que decidí optar por la versión impresa y "consultar" al director. Me dijeron que era un 4 [en la Guía Bibliográfica interna] pero que me lo leyera igualmente y preguntase lo que me llamara la atención. No me extrañó nada porque todo me pareció de sentido común (en ocasiones el menos "común" de los sentidos).

Realmente hubo un antes y un después de ese libro. Gané mucha confianza en mí mismo (amor propio según los directores), hasta el punto de pasar a ser un elemento molesto por mi "falta de docilidad". El libro en cuestión aceleró el proceso y conllevó un cambio de actitud tal que me permitió no sólo recuperarme de mi enfermedad mental sino también que acabasen diciéndome que "no tenía vocación" porque me costaba mucho someterme al régimen interno. Precisamente yo que había hecho notas al consejo local hasta para consultar la película que iba a alquilar en dvd para verla con mi familia y que no veía la televisión si no había consultado el programa antes. Creo que el problema no era la disciplina, sino el pensar por mi cuenta.  Había renunciado al amor humano, a los hijos, a muchas aspiraciones y ahora parecía que debia renunciar a la razón... No pude pero no me siento culpable. Al fin y al cabo a mí nadie me avisó de que tenía que renunciar a la razón cuando decidí entrar en la "prela".

Spiderman