Queridos Orejas:

Leyendo el escrito de EBE titulado "El futuro de la Obra" (10 de abril) me acordaba de un momento muy importante en mi vida en el lado oscuro. Estaba yo haciendo mi oración de la tarde, meditando sobre cómo sería el mundo cuando le hubieramos dado la vuelta como a un calcetín. Cuando los miembros del opus estuvieran impregnando (infectando sería más apropiado) efectivamente la sociedad entera, la política, el comercio, las relaciones internacionales, las universidades, los medios de comunicación, la ciencia, las artes... Pero no solo con una presencia insignificante, sino con grandes números y poder real para cambiar las cosas.

Imaginaba el momento en el que las directrices del Prelado, canalizadas por las comisiones regionales, las delegaciones y los consejos locales, se convirtieran en acciones concretas en los Parlamentos nacionales, en los ayuntamientos, en los consejos de ministros, en los consejos de redacción, en los colegios profesionales, en los rectorados, en los consejos de redacción, en las editoriales y cadenas de televisión, en las productoras de cine y hasta en las juntas de vecinos. Mi imaginación trataba de ver cómo sería ese glorioso momento en el que vería la Pax Christi in Regnum Christi gracias a la acción de millones de hermanos y hermanas del lado oscuro, pero por más que intentaba ver el esplendor de esa gloria, en mi meditación, por gracia indudable del Espíritu Santo, lo único que alcanzaba a ver era el escalofriante escenario de unos directores ineptos y una estructura corrupta envenenandolo todo con normas y más normas, con indicaciones y avisos estúpidos y agobiantes, con arbitrariedades, favoritismos, secreteos, chismorreos, cabildeos, manias, obsesiones, sordera, rigideces,  caprichos, ausencia de crítica, manejos turbios, contradicciones, faltas de transparencia, arrogancia, falta de libertad, opresión de los sentimientos, manipulación y negación de la inteligencia. Definitivamente yo no quería aquello. Descubrí que aquello de darle la vuelta al mundo como a un calcetín, que me impulsó a entregar mi juventud idealista y entusiasta, era algo completamente negativo, odioso, detestable. ¡Escalofriante! El mundo no sería mejor, sería peor, mucho o poco, no lo sé, pero peor, irrespirable. 

De aquella media hora de oración salí aliviado. "Te doy gracias, Dios mío, por los buenos propósitos, afectos e inspiraciones que me has comunicado en esta meditación. Te pido ayuda para ponerlos por obra..." Los puse por obra y aquí estoy. Fuera del lado oscuro. Contento. Convencido de que la oración me abrió los ojos definitivamente, cuando realmente fue oración y me salí del guión establecido por el lado oscuro para mantenerme en la ceguera permanente.

Gracias EBE por recordarme esto. Estoy convencido de que el futuro de la obra es realmente triste para los de dentro. No tienen futuro y lo saben, por eso el ambiente allá dentro es sofocante. Estoy convencido de que ya tuvieron su momento de apoteósis y que lo mejor que les puede suceder es que mantengan las posiciones, pero eso es más que imposible, impensable. Por el lado de la Iglesia, no te preocupes, ebe. Ella tiene solidez milenaria como para que le afecten unos presuntuosos improvisados. Cuando escriban una historia de la Iglesia en el año 2100 el opus no será mencionado tan siquiera.

Besos a todos.

Creo que ya os deseé felices Pascuas a todos, pero lo vuelvo a hacer. Con todo cariño.

Dionisio.