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 Correos: Muere Fisac,- escriBa

100. Aspectos sociológicos
escriba :

Envío una de las muchísimas noticias que han salido en los medios de comunicación informando de la muerte de Miguel Fisac, me he permitido resaltar unas líneas en negrita.

 

Extraída de La Tribuna de Ciudad Real  http://www.diariolatribuna.com/CiudadReal/secciones.cfm?secc=Local_TCR&id=304025

RECUERDO A LA FIGURA
Muere Fisac, «el gran arquitecto»


El Premio Nacional de Arquitectura (2003) falleció en su casa de Madrid a los 93 años de edad• Hoy será enterrado en el cementerio de Fuencarral en la más estricta intimidad «como fue su deseo y el de sus familiares»

foto: Tomás Fdez.

CARMEN OBREGÓN

Miguel Fisac falleció ayer en su domicilio de Madrid a los 93 años de edad. Tras unos días de cansancio y debilitamiento, el insigne arquitecto manchego expiraba su último suspiro a las 7.30h de la mañana rodeado de sus más cercanos familiares.

El creador e impulsor de la arquitectura orgánica no quiso trasladarse al hospital cuando comenzó a sentirse mal. El alcalde de su localidad natal, Daimiel, José Díaz del Campo, comentó a La Tribuna el deseo final de Fisac: «Si me llega mi hora prefiero que me llegue en mi casa».

A las once de la mañana de hoy, y en la más estricta intimidad, el cuerpo de Miguel Fisac será enterrado en el madrileño cementerio del distrito de Fuencarral, al lado de la joven hija que perdió cuando ésta tenía once años. Allí recibirá el último adiós religioso...



Fisac siempre tuvo una extraña, peculiar y casi entrañable relación con La Mancha, y muy en concreto con su pueblo, Daimiel. «El vínculo de amor-odio encontró un remanso de paz con la llegada del gobierno socialista al Ayuntamiento de la localidad», señala el primer edil. Era la época de José Manuel Díaz Salazar, «idilio que ha perdurado hasta sus últimos días». A pesar de todo, su domicilio en la provincia de Ciudad Real siempre estuvo en Almagro.

Atrás quedaban las rencillas «con los caciques y señoritos», como alguna vez denominó el Premio Nacional de Arquitectura (2003) «ante la crítica que éstos hicieron a Fisac por la construcción del Instituto Laboral. No querían que los obreros estudiaran porque de ese modo pensaban que no encontrarían gente para trabajar en el campo». El Instituto Laboral fue una obra absolutamente emblemática.

Otras creaciones también lo fueron. El Centro de Interpretación del Agua, reconvertido antiguo instituto, no es la única construcción. El Mercado de Abastos, ubicado en una céntrica calle de la población era el último proyecto de Fisac. «En estos momentos estaba trabajando en la remodelación de este edificio que tanto significó para él... Son cosas del destino, pero el mismo día que falleció, el Ayuntamiento daba inicio a las obras», explicó Díaz del Campo a este diario.

Apenas unos meses antes, el que fuera merecedor del Medalla de Oro de Arquitectura (1994), visitaba nuevamente su pueblo con motivo de la apertura del magnífico Museo Comarcal de Daimiel, en el que se encuentra una sala dedicada, una fiel reproducción de su original estudio. Miguel Fisac supervisó cada uno de los detalles, logrando imprimir el sello «personalísimo» de tan reconocido autor.

De este modo, la donación del creador manchego encontraba el espacio «que siempre quiso darle el Consistorio de su ciudad».

Y uno en estos términos, pero también en un momento de apaciguamiento, Fisac consiguió en los últimos años de su vida ‘subir los sables’ con el Colegio de Arquitectos de Ciudad Real». «Probablemente se debía a un malentendido -apuntó en la mañana de ayer el presidente del colegio profesional, Ramón Ruiz Valdepeñas, a su regreso del domicilio de Fisac, a donde se trasladó para dar el pésame a sus familiares-. Pero al final llegamos a un excelente acuerdo. Cotejamos lo importante que sería adquirir parte del legado del mejor urbanista manchego del siglo XX».

Controvertido, extraordinario y renovador, Fisac ha ascendido con mayúsculas a los anales de la arquitectura regional, y sin duda, con méritos a los de la española.

CON PERSONALIDAD. De Miguel Fisac se pueden decir muchas cosas. Detractores en la profesión los ha tenido siempre, «incluso entre el pueblo», alude el alcalde de Daimiel. Pero lo que es incuestionable es su carisma y extraordinaria personalidad. Fisac no tenía pelos en la lengua, algunos, muchos neofitos, supieron de él cuando su nombre saltaba a los titulares de los periódicos, enconando su postura frente al ejercicio de la Obra del Opus Dei. Quien había pertenecido a la misma, era capaz de expresar pasado el tiempo: «Nunca oí a Monseñor Balaguer hablar bien de nadie». La polémica suscitada aún zimbrea con algún que otro estertor agónico entre las citadas bases religiosas. La prueba más evidente fue la demolición en 1999 del emblemático edificio de los Laboratorios Jorba, conocido como La Pagoda, ubicada en la autopista de entrada a Madrid desde Zaragoza.

La trayectoria profesional de Fisac fue cuestionada desde sus inicios, también en su época de mayor esplendor por sus coetáneos compañeros de la profesión. Sin embargo, en su haber queda la revolución de sus obras, especialmente la transformación que llevó a cabo en el continente de las iglesias españolas. De la década de los cincuenta queda la edificación del Barrio de Moratalaz.

Entonces, las características comunes de todos sus edificios eran que no guardaban ninguna simetría. Los muros están dispuestos en juego de rectas y curvas; las vidrieras monocromas y multicolores realizan la desnudez de las paredes, donde todo queda envuelto en la más absoluta sobriedad.

Durante la posguerra estilizó los estilos clásicos. Fuertemente impresionado por la arquitectura escandinava, consiguió armonizar las ideas nacionalistas logrando un estilo de gran personalidad. Años más tarde depura su arquitectura. Hoy, es uno más de los grandes.


Publicado el Monday, 15 May 2006



 
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