En algunos de los testimonios que se escriben aquí aparecen vivencias–relatos–anécdotas que son realmente duros. No las pongo en duda desde la subjetividad del que la recibe. Yo jamás hice, ni vi hacer algunas de las faltas enormes de caridad cristiana o humana, rusa o siria, que se cuentan aquí. Es más, ni me imagino quién las pudiera hacer, y eso que conocí gente cutre allí dentro. Cada uno vió y vivió unos hechos. También se cuentan interpretaciones–pensamientos-razonamientos que sí pueden ser más opinables. A mí nadie me tiene que convencer de la coacción psicológico-apostólica para la consecución de un fin: más vocaciones ¿vocaciones?, digamos mejor más inscripciones. Son hechos. Los viví y me gané algún disgusto por esto. De mis teorías al respecto y de elucubraciones como la que expongo sí se puede opinar, a favor o en contra. Incluso si alguien me convence puede ser que cambie. Son teorías. Y rectificar a veces es bueno y sano. Rectifiqué cuando me salí de la cosa. Gratias tibi...

Decía que hay hechos que me sorprenden. Otros los hemos realizado la mayoría de nosotros en primera persona, al menos yo, con toda mi buena intención pues estaba salvando almas o sacando labores adelante, era voluntad de Dios, si obedecía no me equivocaba nunca,…Hablo de comentar detalles de charlas de otros, instrumetalizar la amistad, buscar llegar a un número por indicación de un director,...Ya pedí perdón y lo vuelvo a hacer y lo volveré a hacer si a alguien le pude hacer daño por esto. Luego está la interpretación de las cosas. A uno le dicen “a” y el interpreta “a prima”. Es humano. La vida sería muy aburrida si no fuese así.

Supo ¡¿supo?! (correspondencia de 19 de mayo) pide que me explique “Black no entiendo el final de tu texto, cuando dices que leiste en una web tu nombre. En este punto estabas cansado y no lo has explicado bien. ¿Puedes hacerlo?” A ello voy. Resulta que en un texto del 2004 un chavalín de San Rafael cuenta su visión de una historia personal. Una dura historia. Pone a caldo a más de uno, y con razón. Para darle credibilidad cita lugares concretos, y nombres concretos. “Conocí a gente de la Obra cuyos nombres aún recuerdo: Demodex F., Pitirosporum O, Helicobacter P, Don Criptococcus N, Don Listeria B, Cándido (no recuerdo el apellido, pero sé que era un numerario vasco) No sé si alguno de vosotros habrá coincidido con alguno de estos numerarios y sacerdotes”  Por el contexto de la historia no me gustaría ser uno de los citados, pero lo soy. Uno de esos microorganismos. Reconozco que no tengo mucho que ver con la vivencia concreta que cuenta. Su historia, aunque real tiene también su toque interpretrativo. No obstante lo que a uno le queda es lo que vive y no lo que los demás creen que vive. (Paréntesis en la historia: aunque creo que ya se evita, no deberían ponerse nombres de personas, ya que sale el tema opino)

En algunos escritos me llama la atención el rencor y el deseo de mal hacia la opus que emanan. Generalmente cuando uno sufre mucho por culpa de alguien o algo no le apetece tomarse luego una cañita con él. Mi hija se pilló el dedo con la puerta, por mi culpa pues yo la cerré, le dije: un besito a papá y pégale a la puerta. Y lo hizo. Increíble. Si te pegan en una mejilla, ofrece la otra. Pero no, no es lo mismo. Una cosa es un cachete en la mejilla, y otra desgarrarte durante mucho tiempo en lo más profundo, desgarrar en el sentido más doloroso. Y entiendo el deseo de que el hacerdor del mal desaparezca para siempre. No es mi caso.

Yo he fluctuado, con contradicciones. Es bueno no ser cuerdo del todo, un poquito de esquizotípico, otro de neura y otro de paranoide. Los cuerdos del todo son demasiado previsibles.  El hecho cierto es que lo que has amado y por lo que has luchado durante años ya no forma parte de tí, tu piel te la dejaste allí y ya no puedes ni tocarla. Hay cosas que son tuyas, pero tú ahora estás en otro mundo, o más, en otra galaxia. Humanamente es duro. Años luchando por sacar algo adelante y ahora sabes que allí no existes. Lo sabes porque lo has hecho con otros. En su momento, siguiendo el “buen espíritu”, colaboras en olvidar colectivamente a alguien. Ahora otros hacen lo mismo contigo. No se hace con mala idea, se hace porque es así y punto, ya no se habla de él, nadie pregunta, es tabú, si alguno de San Rafael pregunta se responde con evasivas. Personalmente nunca he oído a nadie decir de alguno que estaba loco, o es que la pasión de la carne, o es que,… El vacío ya es duro de por sí. Siempre queda algún numerario que te trata como lo que eres y con el cariño de haber convivido varios años (alguno, en singular). El caso es que eres agua pasada, pasada y sucia. Satur lo explicó un día mejor. No se cuando. Ese sentimiento terminó por desaparecer. Pero desapareció sólo, sin yo forzar nada. Ya no quería saber nada, ni me preocupaba, aunque de vez en cuando “rajaba”, con prudencia y discreción. Si alguien defiende, yo me metía un poco, sin pasarse. Un día te cansas de las mentiras de los que se dicen contra la opus. Y es que ni todo ni es blanco ni todo es negro. Yo estando allí hice algunas cosas buenas, y los que conmigo estaban también y supongo que las seguirán haciendo. Recuerdo visitas a los pobres de las de verdad, ya universitarios todos, a un pueblecito, madre mía que lugar más cutre y pobres abuelitos. Era estar con ellos, dejando el  celo apostólico que me consume para el pesado del director. Allí ya estaba yo tocado.

Y resulta que me sorprendo defendiendo la cosa. Incluso creo que en estas páginas de vez en cuando se pasa alguno/a. Pienso yo, o creo yo, y otros pensaran que yo tengo la neurona cruzada. El caso es que hay cosas que no se sostienen. Ya saldrá alguna. Al poco tiempo estaba yo en ambiente periprelatura (hay bodas a las que hay que ir) y me veo rebatiendo a otro ex afín a la pus que intentaba justificar actuaciones de la cosa y a mí me hervía la sangre. Lo pulse a caldo y eso que estábamos en una boda, que no es sitio para hablar de estos temas. Tienen cosas que no se sostienen.

Ahora me da todo más igual, aunque como veís me gusta tocarles un poquito. Pero en el fondo hay a cierto grado de indiferencia, ni fú ni fá. Con esta web se me enciende últimamente el gusanillo, pero con posturas enfrentadas. Leo al chaval del blog “no oficial” del opus dei y me puede. Vive en otro planeta. Leo otros de aquí y casi que lo mismo pero al revés. Qué le voy a hacer. Ya contaré otro día mas cosas.

Black