Sorprende leer en un correo de Samuel que acuse a Bastián de "difamar" al P. Marcial Maciel (por favor consultar el sentido de la palabra en el Diccionario de la Real Academia). En realidad la decisión del Vaticano no hace más que exponer nuevamente ante la opinión pública mundial algo que ya era de sobra conocido. En este caso es el Vaticano quien saca a la luz hechos que desacreditan al P. Marcial Maciel, por tanto es el "difamador". El escándalo, para los bien pensantes, es más bien la impunidad que gozó el P. Marcial Maciel durante el pontificado de Juan Pablo II.

 

El colmo de los absurdos consiste ahora en hacernos creer que Escrivá de Balaguer o Escriba Albás o como sea ignoraba de "buena fe" que por derecho el marquesado no le correspondía. ¿Se trata ahora de una nueva versión oficial que complementa o hace más creíble la que todos conocíamos, a saber el gran amor que profesaba Escrivá a su familia?

 

La pregunta es la siguiente:  ¿Cuáles son los rasgos comunes a los defensores de la Obra que acuden regularmente a Opuslibros?

 

1) Son fanáticos...

2) Son agresivos, como aquel que con paciencia de santos soportaron los participantes de esta página, que quería hacernos creer que los testimonios de las numerarias auxiliares no deberían redactar sus propias experiencias por estar ofuscadas.

2) Ofenden la inteligencia, como aquel mismo que nos quería hacer creer que el "espíritu" no tiene nada que ver con la "praxis" cuidadosamente y en detalle institucionalizada por el Fundador mismo.

3) Y finalmente son inocentes, pues se figuran que nos pueden llegar a convencer de sus incoherencias, como si la página fuera un foro de púberes manipulados criminalmente por adultos cínicos de pelo en pecho.

 

Yo por mi parte los vomito, aunque entiendo que los orejas publiquen sus bodrios.

 

Jesús F.