Querida Itaca,

sólo decirte que disfruté mucho leyendo tus recuerdos. Y leyendolos pensaba que puede ser realmente muy importante que estos recuerdos no se pierdan. Entre todos, estamos reconstruyendo un enorme puzzle, y cuando las piezas encajan entre ellas, cada vez nos damos cuenta de que –además del sentido que ya logramos darles en nuestra reflexión- nuestras vivencias adquieren un sentido más amplio y profundo.

Me temo mucho que, por la aceleración tan fuerte de la época en la que vivimos, piezas importantes de nuestra historia puedan perderse, porque el opus en el que viviste tú se manifiesta en muchos casos con formas bastante distintas del que viví yo y, por supuesto, más distinto aún del opus de los años 2000. Me impresionó encontrar en tus recuerdos anecdotas que sólo había oído contar, y parcialmente, en mis años en el opus. Al mismo tiempo, cada vez me choca impactar con situaciones en las que la gente actual del opus se desenvuelve entre moviles, ordenadores y otros instrumentos que eran inimaginables en mis años setenta y ochenta.

Se ha escrito mucha « historia » oficial, y muy poca de tejas abajo, con mentalidad y con perspectiva de desde fuera. Creo que pueda ser muy importante que, junto a los analisis juridicos y doctrinales que nos ayudan a colocar correctamente lo vivido y lo sufrido, y a los relatos más dramaticos de nuestras vivencias de ex combatientes, no se desperdicie este patrimonio de « historia cotidiana » que permite enterarse de la evolución de la instituciòn, y a lo mejor puede servir en el futuro para argumentar otras reflexiones.

Por favor, sigue escribiendo y contando lo que viviste. Y, si es posible, se anime algun otro de las generaciones más antiguas, que a lo mejor nos lee pensando que no tiene nada de especial interes que añadir.

Un recuerdo cariñoso para todos,

Elena