A Daniel M. le quiero dar las gracias por haber publicado el extracto de un texto del P. Fortea, el cual me ha impresionado profundamente. Porque si en nombre de Cristo se increpa al demonio para que diga la verdad y el no desmiente una supuesta mentira, significa que dijo la verdad:

"En un momento dado invoqué a varios santos. En mi oración en voz alta le pedía a la madre Teresa de Calcuta y a José María Escrivá de Balaguer que nos ayudaran. Entonces aquella voz desagradable habló, cosa extraña, pues casi nunca decía nada salvo que se le obligara a hablar. Pero en esa ocasión dijo: "ella si que es una santa (la madre Teresa de Calcuta), él no (Josemaría Escrivá de Balaguer)". "

Además, yo diría que se le escapó al demonio revelar esa verdad. Fue prácticamente sin querer que revelara aquella verdad, porque ya se sabe que al demonio no le interesa la verdad. Y la verdad es que el fundador del Opus Dei engañó más o menos deliberadamente a la Santa Madre Iglesia. Los hijos del "padre" engañaron deliberadamente a la Santa Sede y fabricaron un personaje supuestamente santo. Revelar tal secreto no conviene ni siquiera al demonio, porque implica que se desvela la raíz de muchos males cometidos dentro de la Iglesia y contra muchas almas generosas y muy buenas. Vivir con la mentira, sería mucho mejor para el demonio, porque así se seguiría viviendo del engaño sutil. Así podría seguir separando a las personas de Dios, metiéndolas en el fundamentalismo despojado de caridad que es el Opus Dei, alejándolas de la libra busca de Dios y de su amor misericordioso.

Creo que el P. Fortea hizo un análisis ingenuo de la respuesta del demonio: "ella si que es una santa (la madre Teresa de Calcuta), él no (Josemaría Escrivá de Balaguer)", porque desconocía profundamente que la Iglesia había sido engañada radicalmente por el Opus Dei. La Iglesia realmente no se equivocaba en su juicio sobre el supuesto santo, sino que había sido inducida sobre datos falsos a valorar la persona de Escrivá como ejemplo de santidad.

De ahí que, para mí ya está por encima de cualquier duda: el fundador del Opus Dei no fue santo. Tuvo buenas intenciones, como tantos otros las tenemos, pero no fue santo. Entre Balaguer y Madre Teresa de Calcuta hay una larga distancia y el demonio, aunque mentiroso, lo sabe y lo sabía. Porque el demonio sabe realmente a quien temer, a los santos de verdad, no a los de mentira que son de su mismo equipo en mejor o menor grado.

Cuando en pleno exorcismo y siendo increpado el demonio en nombre de Cristo, suelta una verdad monumental como estas, se acata el misterio. Y dejamos a Dios que juzgue. Nosotros solo podemos constatar que a veces la verdad sale del más profundo y misterioso abismo, sin querer.

Daniel M.: más una vez, gracias! Has aclarado algo muy, pero muy interesante. Y ahora, a ver lo que pasa...

Un abrazo, 

Espantalobos