¡Dejad en paz a mi hija! (2ª parte y espero que última).- Merchelo
Fecha Wednesday, 06 June 2007
Tema 030. Adolescentes y jóvenes


Queridos amigos de opuslibros:

Hace poco escribí sobre una experiencia directa de proselitismo a menores ¡Dejad en paz a mi hija! y Emevé  me hizo un cariñoso guiño en su carta  Responsabilidad Paterna -por cierto ¡muchas felicidades para ti, que vales un montón y besitos para tu hijito!-. He vuelto a leer el estupendo escrito de Satur titulado Las contradicciones en los colegios del Opus Dei, recordando   que  es bueno moverse en los apartados de opuslibros para refrescarse un poco y  porque cuando se pide información sobre determinados temas esperando respuesta en la correspondencia, en muchos casos ya las hay y bastantes en la web, encontrándose una con verdaderas joyas.  

No soy conformista en lo que se refiere a los míos, y en relación a lo que pasó con la utilización de una actividad deportiva para llevar a menores (entre ellos a mi hija) a un centro del opus, decidí por la gravedad de los hechos quejarme ante la persona responsable, deportivamente hablando. Creo que hay que poner impedimentos físicos a estas prácticas fraudulentas y utilizar las leyes que amparan a los menores. Por la noche, recibo la llamada airada de uno de los progenitores de la que pretendía llevarse a las niñas de “excursión”: que si la estaba haciendo daño (ahora a su hija), que yo estaba siendo una resentida de mi experiencia, que había que dejar libres a los hijos... y cosas por el estilo. Yo le respondí lo que pensaba acerca del engaño y que había hecho en conciencia lo que debía. Después me desahogué con la oreja de guardia, pues en el fondo no soy tan fuerte y el sentido de culpabilidad es mi compañero fiel. Luego unos días después el otro progenitor en el supermercado: que no pertenecían a la obra, que si los hijos eran felices había que dejarles en paz, que me había leído en opuslibros y si hubiera dado más datos me denunciaría... A lo que le respondí que su vida y la de su familia no me importaban en absoluto, y que si se meten en la mía y los míos con la artimañas, ahí estaba el gran problema. Me acusó de hacer que su hija se metiera más en la cosa, al haber sido amonestada por su superior deportivo. Respecto a la felicidad de los hijos, le dije que “fui muy feliz” haciéndome un reconocimiento médico con 14 años a escondidas de mis padres, poniéndome el cilicio y considerando al opus como mi verdadera familia, entre otras cosas...   Dicha felicidad no sale de dentro, sino de estar unido a los hilos de marioneta que maneja la santa organización...

          Amigos, la culpa debe de ser mía por protestar. Está visto que si las cosas sucias quedaran en casa todos tan contentos, pero se han olvidado de que  muchísimas personas ya no estamos en esa casa o cosa (¡Gracias a Dios!), y sí estamos en un Estado de Derecho  todavía, creo...  

Saludos a todos,

                Merchelo









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