He leído la contestación de Maripaz a Ana Azanza y me ha hecho pensar en algo que últimamente aplico a tantas situaciones de mi vida. A mi experiencia como numeraria durante 16 años, toda mi juventud, también.

Me siento absolutamente identificada con tu actitud, Maripaz. Dices textualmente: "al decir que no me arrepiento de lo vivido, no quiere decir que lo volveria a vivir. Es una manera de romper con mi pasado, sin demasiada amargura, intentando salvar aquello positivo que siempre queda de cualquier situacion en la que el destino nos coloca..."

Y el amor siempre siempre es positivo. A mí me hizo mejorar como persona. No sería quien soy sin esa experiencia. A veces me dicen que soy "especial" porque me doy demasiado a los demás...y yo creo que es el máster en entrega que hice esos años. No se lo recomendaría a nadie, por supuesto, pero tampoco recomendaría un cáncer o un accidente, y a veces esas cosas, bien aprovechadas, son las que nos hacen mejores personas, nos maduran.

Me siento hasta identificada contigo, Maripaz, en la situación en que tienes a tu madre y a la que cuidas, estoy absolutamente segura, con sobredosis de cariño. Yo pude cuidar a la mía cinco largos años en los que quedó inválida. Y la acompañé, literalmente, abrazada a ella, hasta que murió. Su larga enfermedad, que al principio me pareció cruel, nos la brindó la providencia o la vida, o quien sea, para restablecer una relación que se había deteriorado por esas cosas de la vida... Me pidió perdón algunas veces por no haberme acogido cuando dejé la Obra, y yo le contesté, como hago ahora con vosotros, que donde hay amor no existe el rencor. Te quiero, mamina...

Un enorme abrazo para todos, pero en especial a Maripaz. Te admiro profundamente y sigo con verdadero deleite la narración de tus correrías. Me encantaría tener tu dirección de correo, si te parece bien.

Rous