La piedra caída en el lago.- BDM
Fecha Monday, 28 July 2008
Tema 070. Costumbres y Praxis


 LA PIEDRA CAÍDA EN EL LAGO

BDM, 28 de julio de 2008

 

 

Basta leer los testimonios de esta página para saber hasta qué punto las personas, muchas, muchísimas, quedan desarboladas tras su relación más o menos larga con la institución.

 

Siendo esto, sin duda, lo determinante, deseo señalar otros dos ámbitos que resultan asimismo afectados negativamente y que, paradójicamente, están entre aquellas realidades que la propia institución proclama defender, salvaguardar y promover.

 

En primer término, las familias. No “la familia”, así en abstracto (objeto, como decía, de sus campañas institucionales), sino las familias concretas de tantos y de tantas que hemos pasado largos años dentro y que, ya al entrar pero sobre todo al salir, ponemos -quiérase o no- una nota discordante en lo que pudiera considerarse su normal desarrollo: abuelos, padres, hijos, nietos... La praxis de la obra en lo relativo a los célibes constituye siempre una fuente de inquietud para sus familias, pero si el final es la salida de la institución, la inquietud puede muy bien degenerar en drama familiar. O, en todo caso, en una emergencia a la que los familiares habrán de hacer frente como puedan y sepan, sin la menor cooperación de quienes ha tenido todo que ver con la situación. Paradójicamente, la obra ha generado y sigue generando numerosas “familias desestructuradas”.

 

Hay otro plano también devastado, en mi personal opinión, por la praxis de que vengo hablando. Cuantos hemos estado dentro sabemos del interés de la institución por influir cristianamente en la sociedad a través de la actuación de miembros especialmente preparados, tanto en lo espiritual como en lo profesional. No desdeña, además, la creación -siempre indirecta- de variadas plataformas con esa misma finalidad. Estas actividades recaen, por lo común, en numerarios/as y agregados/as, por lo que el colapso de este tipo de miembros las ha hecho tambalearse y desaparecer.

 

Pero el punto está en que, con su habitual proceder, la obra ha impedido que otros pudieran estar ahora desarrollando una labor similar. Me explico: al menos en España, la obra monopolizó la captación de jóvenes procedentes de familias católicas en la década de los setenta, por lo que cuantos tenían aspiraciones y capacidades para estas tareas iniciaron entonces sus vidas de numerarios/as y agregados/as. Treinta años más tarde, nada de lo que podrían haber hecho estas personas se hace. Tan sólo alguno/a que otro/a trata de volver a medios de comunicación o a actividades públicas, en la medida en que se lo permite la ardua convalecencia por la fractura vital padecida. Por eso, sostengo que la institución ha contraído una fuerte deuda con cuantos desean una efectiva presencia del cristianismo en la sociedad, comenzando por la misma Iglesia católica.

 

Claro que, a la vista de lo que vamos conociendo, ¿hubiese sido menos perjudicial el éxito institucional en este ámbito? Probablemente no, pero al menos esas personas hubiesen podido crecer y actuar con libertad de todo tipo, también intelectual y política.

 

“La piedra caída en el lago...” Efectivamente, cada vida rota va generando “un primer círculo... y éste, otro... y otro...” (Cfr. Camino, 831)

 

BDM









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