Uno Como Cualquiera (1).- UnoComoCualquiera
Fecha Friday, 19 September 2008
Tema 010. Testimonios


Querid@s,

 

Yo también fui del Opus Dei… hasta hace menos de un año. Sólo 22 años, de los 15 a los 37. Alguno diría, “la primera juventud!”. No me arrepiento ni de haber estado ni de haber salido. Verán, es también un caso extraño (pero no por eso menos común): a la Obra le debo mucho. De hecho, en estricto sentido, la parte que mi familia y amigos no me dieron… bueno! Algo será ¿no? Tengo de ella recuerdos maravillosos y terribles. Pase semanas auténticamente memorables en Roma, cantando con guitarra en mano hasta –literalmente- perder la voz y terne que ser operado. También perdí mi primer inocencia (cuantas habrá?): Un buen día vi a mis pocos sobrevivientes héroes caer en los difíciles juegos de la ambición y el orgullo.  En ella tuve mi única noche de ansiedad, mi único periodo de insomnio (y con pastillas) y sí, ella me rompió el corazón con el desengaño.

 

En esos veinte años tuve oportunidad de hacer y des hacer (y de hacerme mas viejo). Estudié hasta fatigar la vista (ahora uso lentes!). Sí, pase por todos los grados académicos universitarios al menos dos veces. Nunca me faltaron las becas (que siempre creí bien ganadas aunque vayan ustedes a saber!). Por desgracia para algunos, lo mío fueron las ciencias exactas. La filosofía y teología siempre me fueron interesantes en tanto que me mantenían divertido en los veranos e inviernos que pasaba en las maravillosas casas de retiro de mi país (seguro las del suyo serán igual de bonitas!, porque buen gusto si tienen… a veces).

 

Cuantas gracias tengo que darle a todas esas numerarias auxiliares que tantos cuidados tuvieron siempre!, cuando veo alguna de las jefas en comidas de exnumerari@s me causan siempre una gran admiración. Si pudieron hartar a esos buenos corazones de una NAX… que me esperaba a mí?

 

Me solían involucrar en todo tipo de proyectos organizativos. Estuve en centros de todo tipo, en delegaciones y comisiones. Viaje a varias países de otros continentes para apoyar la labor. Pero todo esto más por accidente que por una buena planeación. Verán, gracias a Dios siempre tuve oportunidad de conseguir buenos trabajos dentro y fuera del Opus Dei. Si los conseguía por fuera, inmediatamente me enviaban a US y me asignaban proyectos para viajar por todo el mundo (de ahí mi apoyo a las labores). Cuando esto comenzaba a inquietar en el Opus Dei, entonces me llamaban a apoyar alguna misión crítica, como dirigir un colegio o una facultad. Si, realmente fui bastante consentido y sobre todo bastante independiente. Con todo lo bueno y malo que el ser consentido o independiente puede tener. También es cierto, por alguna razón nunca hice grandes “barbaridades”, siempre estuve en “buen plan”. Realmente nunca me dijeron las cosas que aquí se mencionan y que –es cierto- reflejan harta estrechez de mente por parte de algunas personas que fungieron como “directores”. No tengo claro si era porque les daba pena decirme algo tan sin sentido, o porque simplemente me consintieron, o porque me lo dijeron y –por absurdas- las borre de mi cabeza y de mi memoria o porque malamente desestime a la persona que me lo dijo.

 

En la Obra encontré gente estupenda y ciertamente santa. Al menos a su estilo. En todos los centros donde viví me sentí querido y quise (estuve muchas veces en hospitales cuidando enfermos… me ofrecía por puro gusto). Muchos de esos “mayores” siguen siendo mis amigos aunque algunos se me van muriendo, pero estoy seguro me siguen teniendo presente como yo a ellos. De vez en vez cuando regreso a mi país me da mucho gusto poder compartir café o langosta (en efecto, algunos me salen mas gastadores o menos “pobres” cuando están en confianza!). También encontré a los directores locos o tontos (por no decir malvados y darles el beneficio de la duda). Como se dice, todos tenemos algo de genios y de locos a la vez. Entre los últimos ellos cómo olvidar el ser llamado a capitulo a la comisión regional por cierto asunto penoso que contaré en otra ocasión, a una de esas reuniones con todo y testigo presencial, donde se te lee una carta de parte de la “gran comisión”. Era la palabra del defensor contra la mía. El pobre termino en el piso 4º de la Clínica de Navarra y después de un año de “recuperación” en cierta cuidad del norte del país atendiendo discretamente supernumerarios en un colegio (les mentiria si dijera que no guardo rencor... o al menos sentimiento). No! yo no fui culpable de su locura… cuando yo llegué el ya estaba así… supongo que después de tantos años de sentirse “la voluntad de Dios para los hombres” bueno!, pues le afecto.

 

En concreto, se preguntarán… y porque se salió si era tan feliz como dice?. Bueno eso es asunto de otro escrito. Solo les adelanto que concuerdo con Soros en que las sociedades cerradas están llamadas a extinguirse, y en su camino a degenerar en dictaduras. Nada peor que una dictadura del cuerpo y alma a la vez. Me doy cuenta que nuestra incapacidad de reconocer errores nos hace el peor de los daños: no poder corregir.

 

Ahora, desde mi "cómodo" escritorio corporativo (cómodo pero soltero), con vista a lagos y fuentes (entre una hecatombe y otra), uno se pregunta “y que hace este fanfarroncillo leyendo Opus Libros?”… no lo sé, hoy no me dio la gana ser tan intenso –razón tan sobrenatural- y perder mi tiempo en cosas tan importantes y a la vez tan irrelevantes como uno piensa que es el trabajo. Creo que los extraño a todos. Fueron, y por tanto son, parte de mi vida. Con sus aciertos y errores, con sus manías y gracias, los de dentro y fuera. Me identifico en algo con casi cada uno de los que aquí conviven. Los fanáticos anti y pro, los estrechos y amplios de criterio, los alegres y tistes, los que saben querer y los egoistas, los geniales y los lentos, los buenos y malos… en todos me encuentro. A algunos de ustedes los creo conocer, y distingo lo que todavía les admiro. Grandes cabezas o corazones que me deslumbraron con sus charlas y chistes –como Satur- a quien no conozco pero me mata de risa de tarde en tarde.

 

A todos pues, un fuerte abrazo. Gracias!

 

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