Leyendo el escrito de Alchile sobre los numerari@s que se van de casa sin un peso en la bolsa, y que sigue siendo práctica común (parece que es una de esas “tradiciones de familia” que tanto se cuidan), creo haber encontrado un argumento interesante para poder exigir que se apoye económicamente, al menos, a los que se van  sin trabajo externo y sin ahorros. El argumento es que retener el salario del trabajador es de los pecados que claman al cielo. El principio viene de la Sagrada Escritura y así se enseña en la moral cristiana más elemental.

En contra podría argumentarse lo que dice en el catecismo de la obra que “no se pueden reclamar las limosnas dadas a la Obra”. Yo diría en primer lugar que son mucho más que “limosnas”: es el propio salario. Pero sobretodo este pecado que clama al cielo es de derecho divino, y sobra decir que la normatividad de la Obra está por debajo de éste.

Quizás algún abogado pueda aclarar si el asunto podría llevarse hasta tribunales eclesiales. No lo veo fácil pero sí factible.

Pero sin ir tan lejos como a tribunales, con este principio bien planteado, se puede facilitar a algún director que esté en buen plan, un argumento para obtener apoyo. También podría aplicarse el principio a los que necesitan apoyar a su familia y no les autorizan el gasto.

Me parece un argumento contundente. Aunque quizás un poco simple, por lo que sería interesante si algunos juristas dijerais cosas más concretas.

José Cervantes

PD: No está de más aclarar que, gracias a Dios, no tengo ese problema.