Adoración al jefe.- Rocaberti
Fecha Friday, 24 April 2009
Tema 060. Libertad, coacción, control


Hola a todos:

                      Ayer, escuchando un programa musical, oí un comentario sobre las personas a quienes les gusta maltratar a los demás; pero también quieren ser adoradas por sus víctimas. Creo que el Opus Dei desarrolla actitudes sádicas, como son: monopolizar la vida espiritual de sus miembros, que se ven obligados a adaptarse a un programa obligatorio en el que ninguna idea, sentimiento o latido del corazón puede quedar fuera del famoso espiritu; un despojo absoluto de la propia identidad, ya que están obligados a abrir su intimidad, que deja de ser algo propio y privado para ser una parcela controlada por los directores. Toda la vida queda condicionada por la Obra, incluso la vida profesional. La entrega lleva perejo una identificación con la mentalidad y espiritualidad de Escrivà, que podía ser muy interesante para él, pero desastrosa para otros. ¿De dónde viene este empeño en obligar a la gente a permanecer en la Obra, si no es la propia Obra quien les da una patada? Cuantos problemas se solucionarían con un paso a supernumerario o cooperador o a cristiano corriente, pero con el cariño de los que continúan en la Institución. El poder de los directores es de reyes absolutos de la espiritualidad y está por encima de la conciencia de cada miembro de la Obra, y esto me parece un despróposito grave.

                      Es curioso que junto a este comportamiento exijan esta veneración a los directores, quienes en el momento que les molestes te darán un patada en el culo, y se acabó.

                       No creo que el Opus Dei cambie, ya que es una institución cerrada que se apoya en la falta de crítica, el dogmatismo y multitud de intereses. La jerarquia de la Iglesia no puede darse el lujo de prescindir de una institución tan influyente como la Obra; pero la realidad es que entre unos y otros están facilitando un mundo sin fe. Soy profesor y observo la carencia absoluta de valores religiosos entre mis alumnos, pero creo que es mejor esto que el lavado de coco que yo sufrí. Siempre me consideraré contrario a quienes ofrecen espiritualidades que esclavizan a las personas y hacen de ellos seres clónicos sin juicio propio, dependientes de unos directores que nunca les permiten ir por otro camino que el que interesa a la institución ¡Fuera las insituciones opresivas! ¡Viva la libertad!

Rocaberti









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