Queridos amigos:

Cuando leí lo que escribía Atomito el 12 de octubre  sobre su experiencia con las catequesis, me sentí completamente identificado. Durante años hice lo mejor que se me ocurrió para que las catequesis en barrios pobrísimos y abandonados fueran algo bien llevado, con calidad y caridad. Lo mismo las visitas a los pobres que seguí practicando por mi cuenta mucho tiempo después de haber sido apartado de la labor de San Rafael.

Recuerdo igualmente mi frustración por ver como a la estructura del lado oscuro todo aquello le importaba absolutamente nada, excepto cuando se veían en la necesidad de demostrar que también atendían a los pobres. Entonces pedían datos, fotos, videos, lo que fuera para hacer propaganda equívoca. La verdad es que cuando finalmente te dabas cuenta de qué iba el juego los ánimos se hundían hasta el subsuelo. Es penoso como juegan en el lado oscuro con los mejores sentimientos de la juventud. Y los pobres… no les importan nada, absolutamente nada, si no es --repito--  para hacer publicidad engañosa.

Sin embargo la alegría y la caridad que repartíamos en las catequesis no nos la va a quitar nadie, pero nadie, porque lo hicimos con la mejor intención. Yo tengo muy gratos recuerdos de aquellas tardes de sábado metidos por barrios en los que ni la policía se metía, entre barro y miseria, rodeados de niños con una ignorancia mucho más grande que su pobreza. Eso fue maravilloso.

Un fuerte abrazo

Dionisio